Capítulo 1

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" En el baño de la aparentemente abandonada  gasolinera hay una niña pequeña."

" Un cuerpo tirado sobre un charco de un charco negro que parece aceite de motor."

" Y en mi mente solo aparecen aquellos preciosos ojos grises."

"Una sonrisa siniestra, proveniente del mismísimo diablo."

Y de repente... La luz del sol que proviene de la ventana que deje ayer abierta me golpea en la cara haciendo que mis ojos se abran apenas un milímetro, gruño enfurecida conmigo misma y me tapo la cara con la almohada.

 De fondo se oye al jardinero  segando las malas hierbas del jardín y el precioso piar de los pequeños gorriones que anidan en los árboles. Casi como si fuera una película infantil.

Tardo un rato en despejarme un poco a pesar de los ruidos, así que como puedo y con bastante dificultad, me quito la almohada de la cara, parpadeo un par de veces para acostumbrarme a la luz y  miro el reloj digital que esta encima de mi mesita de noche el cual me dice que son las diez.

 Salgo de la cama de un salto y a toda prisa me dirijo al  armario el cual abro con tanto entusiasmo que casi me quedo con la puerta en la mano. 

 Agarro lo primero que veo y me meto directamente al baño, enciendo el agua caliente de la ducha y cuando veo que empieza a salir el vapor me meto.

Bajo a toda prisa a la cocina, que extrañamente está desierta, me siento en una silla y me pongo las deportivas lo más rápido que puedo, mientras llamo a mi madre. Voy corriendo al salón que también está desierto. Normalmente suele estar lleno de críados y mis padres me despiertan por las mañanas. Por eso me he quedado dormida. Sin comentar que ya tengo la edad de despertar yo sola sin la necesidad de que nadie me tenga que venir a despertar.ñ

No me da tiempo a desayunar, así que cojo algo de dinero y vuelvo a toda prisa a mi cuarto que desafortunadamente esta en la planta de arriba.

Busco mi mochila desesperadamente, pero esto es una leonera, tendré que ordenarlo esta tarde. Miro de nuevo mi reloj- despertador de las Super Nenas, las nueve menos cuarto, mierda.

Cojo la mochila de debajo de la cama con la mala suerte de que la tengo abierta y se me caen todos los libros al suelo, lo que me faltaba, cuando estoy recogiendo me doy cuenta de que hay una nota en mi agenda, es de mi madre.

<< Cat, tu padre y yo nos hemos ido, volveremos tarde, te dejo la nota en la agenda porque se que cogerás las cosas a toda prisa y se te caerán, pero por si acaso te dejo otra en el mueble de la entrada de abajo.

PD: Recuerda que hoy no tienes clase, que es el día del docente, así que aprovecha para limpiar esa pocilga a la que tú llamada habitación.

Me quedo mirando anonadada la nota. Lo tiro todo al suelo, me desvisto y me vuelvo a meter en la cama después de bajar la persiana.

Al final resulta que me he dado tanta prisa para nada, así que con permiso, me vuelvo a dormir, los adolescentes no madrugamos si no es necesario, y no puedo faltar a las tradiciones, hasta luego chicos.

Dos velas para el diablo 2 He vuelto |ACABADA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora