Dos velas para el diablo 2 He vuelto |ACABADA|

Capítulo 21

Mi suposición no podía ser más cierta, estamos andando por un grande y oscuro, muy oscuro pasilo  tan oscuro como él corazón de Angelo, o más oscuro aún.

Allie se acerca a mi. 

- Te voy a echar mucho de menos- me dice, y me da un corto abrazo.

- Y yo  a ti, pero sabes que siempre voy a estar a tu disposición, siempre que me necesites estaré ahí, para ti, igual que tu lo has estado para mi en estos dieciséis años.

Nos paramos del todo y me da un abrazo de verdad pero no dura mucho, pues las voces de nuestros acompañantes nos apremian a que sigamos andando.

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Ya hemos llegado al final del pasillo, delante nuestro hay una enorme sala, bueno más bien es una especie de garaje, pero está vacío a excepción de un coche y dentro una persona, que según me dice Angelo es un ángel, una silueta bastante borrosa para mi.

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Cuando nos bajamos del coche me doy cuenta de que nos han traído a un aeropuerto medio vacío, apenas hay siete personas pululando por aquí, y en verdad, dudo que sean personas.

- Muy bien- dice  Lisabetta- a llegado el momento de despedirse.

Nunca me han gustado las despedidas, son demasiado cortas, demasiado frías.

Allie y yo nos abrazamos, ella llora y a mi me gustaría pero no pienso llorar delante de dos demonios.

- Te voy a echar mucho de menos.

- Y yo a ti.

- Pero siempre podemos estar en contacto.

Allie asiente y va a despedirse de Angelo.

Lisabetta se acerca a mi  y me dice:

- Sabes que es lo que me pidió Angelo a cambio del favor que me hizo,- niego con la cabeza- me pidió que si alguna vez te ponía en peligro yo te cuidara. Te quiere Cat,  te quiere mucho y sabe que te va a hacer daño, pero si tú le quieres a él de la misma manera vas a tener que aliviar con eso, vas a tener que luchar por lo que sientes por él.

La miro asombrada, pero Angelo se acerca a nosotras y nos dice:

- ¿De qué habláis?

-  Y a ti que te importa vieja del visillo.- le espeto, pero sin poder evitar sonreír.

- ¿Qué me has llamado? - me pregunta cogiéndome por la cintura y acercándome  más a él.

- Vieja del visillo, eso es lo que te he llamado, - le contesto riéndome, mientras nuestros labios se acercan fundiéndose en un lento y dulce (sorprendentemente dulce) beso, que hace que me quiera ir con él hasta el fin del mundo, le rodeo el cuello con los dos brazos y me pongo de puntillas para llegar mejor (eh, que yo no tengo la culpa de ser tan bajita) mientras mi corazón se acelera con cada roce de nuestros cuerpo, creo que me dará un infarto en cualquier momento.

Lisabetta nos interrumpe en este momento tan mágico de nuestra vida, la odio.

- Siento interrumpir, pero podríais daros el lote en otra parte, nos tenemos que ir.

Angelo y yo nos reímos.

Cogemos nuestros billetes, dos destino Argentina  y dos destino  Berlín .  

Os vais haciendo una idea de a quien le vamos a  hacer una visita ¿verdad?