Capítulo 38

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Angelo no ha dejado de molestarme en todo el trayecto.

Le abrazo mientras no puedo parar de reírme de la vergüenza.

Estamos en un tren camino a no sé donde.

Me pongo mis auriculares para olvidarme un poco del mundo mientras miro el paisaje. Subo la música hasta el límite y simplemente me olvido de todo.

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Angelo me esta llevando en sus brazos como si yo no pesase nada. Abro los ojos un poquito más para poder observar como poco a poco esta amaneciendo.

Angelo para delante de una puerta y sin siquiera llamar esta se abre de par en par y entramos en esta especie de casa.

Solo sé que hace mucho frío, tanto que cuando respiro se me hiela el aliento. No se puede apreciar nada más porque esta totalmente a oscuras.

Empiezo a temblar y Angelo me aprieta más entre sus brazos, pero el frío no se va.

Me baja de sus brazos y entonces si que noto todo el frío que hace, el frío que sentía antes no es nada comparado con el de ahora.

—Lo siento, Cat— me dice susurrando — lo siento mucho, pero te juro que todo va a salir bien.

Y dicho esto todo se vuelve oscuro y noto algo caliente en mi estómago.

Dos velas para el diablo 2 He vuelto |ACABADA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora