Capítulo 23

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Cuando nos bajamos del avión tengo las piernas entumecidas y siento un ligero hormigueo.  Lo peor es que Angelo no hace por mejorar la cosa, llama a un taxi para que nos lleve a su casa de Berlín, quiero decir, podríamos haber andado un poco.

No había pasado tanto tiempo sentada en mi vida. En ninguna de las dos.

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Cuando entro en el piso de Angelo me sorprendo, no recordaba que tuviera tan mal gusto, es todo muy tétrico.

Me coge de la mano y me lleva, mejor dicho, me arrastra hasta un cuarto.

Yo simplemente me dejo llevar.

- Vas a dormir aqui.- Me dice mi querido demonio.

Miro bien la habitación. Mi habitación.

Enserio no recordaba que tuviera tan mal gusto, eso sí, la cama es enorme, y solo para mi.

Angelo se da cuenta de que estoy mirando fijamente la cama y me dice:

- Es nueva, pero si quieres la podemos estrenar tú y yo.

Pervertido. Ruedo los ojos. 

- Me encantaría pero es que esas cortinas negras me cortan el rollo- le doy una palmada en el pecho.

Se ríe y me besa.

- No tienes que suplicar, ya las quito luego, cuando vuelva.

- ¿Te vas?- le pregunto haciendo puchero.

- Solo un rato, vendré enseguida, pero si quieres puedes venir conmigo...- me responde él.

- Oh no, por favor, no quisiera molestar al señorito con mi sola presencia.

- Pero no te enfades.

- Estoy tan enfadada como tú en el avión.

- Vale, te he ofrecido venir, pero no has querido.

- Una vez has metido la pata, ya no puedes sacarla así como si nada.

- Joder, ya no sé como acertar contigo nada de lo que hago te gusta.

Lo miro sin poder evitarlo, como me ha pasado mucha veces antes.

- ¿Estas haciendo todo esto por mi?

- No.

- Entonces ¿por qué lo haces?

- Ya te lo dije una vez, la vida de un ser inmortal como yo puede llegar a ser muy aburrida- me dice con un tono inexpresivo- y si se presenta alguien con la oportunidad de divertirte un poco aceptas a ayudarla. A mi me da igual lo que te pase, ahora ya no tengo superiores que me digan que tengo que protegerte, así es la vida.

Vaya, no sabía que soltaría eso, me ha hecho daño.

Cuando voy a mirarle a la cara para reprocharle, lo que me encuentro es a un Angelo con cara sonriente y expresión de << ¿te lo has creido de verdad>>

-Te quiero, Cat.

De verdad, no sé como tomarme a este tío, me deja totalmente descolocada, y eso es lo que me gusta, nuestras peleas.

- Pero de que vas...

Antes de que termine la frase, me da un beso que me dejasin respiración. Yo quiero más pero me dice:

- Cat, me tengo que ir, solo voy a hacer unas gestiones que me lleven a Nergal.

Me entra un escalofrío solo con oir la mención de su nombre.

- Tranquila, te voy a proteger en todo momento.

Le beso otra vez, nuestros labios son como imanes, cuando no estamos discutiendo estamos besandonos.

Antes de que se vaya le digo:

- Angelo espera, te tengo que decir una cosa importante.

Me gustaria decirle que yo también le quiero pero lo que sale de mis labios es:

-No sé encender la tele.

Me mira enarcando una ceja.

- Y eso es la cosa tan importante que tenías que decirme- me dice acercandose a mi  con el mado- solo le tienes que dar al botón rojo- suelta como si fuera retrasada- que pasa Cat, te perdiste ese episodio de Barrio Sesamo.

Le miro si poder conter la risa, salto del sófa a donde esta él y se balancea (por la sorpresa).

- Te quiero.

Dos velas para el diablo 2 He vuelto |ACABADA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora