Este señor, ángel o demonio, lo que quiera que sea, no me inspira confianza.
— ¿Puedo saber a donde me estas llevando?— le pregunto de mala leche.
—Con tu novio— me responde entre dientes.
Miro indignada hacia todas partes hasta que encuentro sus ojos, debo decir que me quedo impactada con ellos, son de un color verde hermoso y casi me quitan el habla. Pero no, tengo palabras para replicar.
—Él no es mi novio ¿vale?—odio que mi cara ahora mismo debe estar roja como un tomate.
—Como tu digas, Cat. Como sea. Ya hemos llegado.
Me parece a mi que se toma demasiadas confianzas este hombre.
Entramos en una especie de cabaña de madera, fría y oscura. Solo hay una mesa con cuatro sillas, y Angelo sentado en una de ellas.
El señor que me cae mal se sienta a su lado, y yo me siento en frente de él, aunque incapaz de mirarle, o simplemente de decir nada.
Solo puedo pensar en los dos mamones que tengo enfrente.
Noto como mi corazón se acelera cuando mis ojos se encuentran con la metálica mirada de Aneglo. No se mueve, solo se queda donde esta, observándome.
Retiro la mirada abrumada.
Angelo se levanta, pero el otro tipo se me queda mirando, mientras mi demonio se acerca a mi. Me coge de las dos manos.
—Estás helada—observa, en verdad si que noto como mis manos de van congelando poco a poco pero no noto frío, ya no.
Me aparto de él sin ningún tipo de disimulo o sutileza, quiero que sepa que estoy enfadada.
—Cat, no tengo tiempo para explicar las cosas ahora. Vas a tener que fiarte de nosotros.
—Pero no puedo fiarme, me dejaste tirada.
—¡Te salvé la vida, Cat!— su voz suena de ultramundo, como si ni siquiera estuviese en esta dimensión. Sus ojos casi se le salen de las órbitas.— Pero no lo ves porque estas terriblemente asustada, y es normal —se acerca a mi y apoya sus manos en mis hombros— será mejor que descanses, mañana será un largo día.
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Dos velas para el diablo 2 He vuelto |ACABADA|
FanfictionHe vuelto. No sé como pero he vuelto. Me llamo Cat y estoy aquí por una misión muy importante. La primera parte es de Laura Gallego García, pero me gustó tanto que decidí hacer la segunda.