Capítulo 22

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Estamos sentados en los cómodos asientos del avión y en primera clase, ni más ni menos, estoy demasiado agusto, tanto que me parece estar soñando.

Angelo esta jugando a Mario Kart y yo me aburro mucho así que decido darle la brasa, porque así soy yo.

Empiezo a darle golpes con el dedo en el hombro, pero está demasiado ensimismado en la carrera que tiene, así que decido darle más fuerte, y con toda la mano cerrada, para que moleste más.

- Cat, ¿Qué quieres? me has hecho perder la carrera.

- Me aburro.

- ¿Y qué quieres que yo le haga? - me pregunta enarcando una ceja.

Suspiro y le digo en un susurro casi sensual (que conste que todo esto lo hago por aburrimiento) acercándome a él:

- No sé, ¿Qué te apetece hacer?

- No puedo decirte lo que quiero hacer, es para mayores de dieciocho.

Yo me rio y él se acreca a mi y empiza a besarme como aquella noche en el hotel.

Soy consciente de que los pasajeros nos miran, pero no me importa , de todos modos le digo:

- Aqui no, nos están mirando todos, mejor vamos al baño.

Angelo se rie y me da un beso antes de que nos levantemos ante las miradas indiscretas de los pasajeros.

El baño es pequeño, pero lo suficientemente grande para los dos.

Angelo me coge en brazos y yo me aupo para que mis piernas rodeen su cintura.

Nos besamos durante un largo rato y luego empiezo a desabrocharle los botones de la camisa y se la quito.

- Cat...

- ¿Qué?

- Esto está mal, muy mal.

- ¿Por qué? ¿Tan mal lo hago?

- No eres tú...

Me paro antes de que termine la frase.

-No me sueltes el rollo de no eres tú, soy yo, pensaba que con los demonios no iba eso. - Le digo, puedo notar que me he puesto blanca.

Angelo se ríe y me da un beso en el cuello, que hace que tiemble mi cuerpo, en realidad toda está situación lo hace.

-No te iba a decir eso, te iba a decir que no me parece el lugar más adecuado.

Dios, pero como me gusta.

Le beso otra vez, creo que podría besarle durante mi corta vida.

Pero no puede ser, porque en ese momento se abre la puerta del baño (que Angelo como siempre ha olvidado poner el seguro, que torpe es) y en frente de la puerta hay un chico de mi edad de pelo rizado y rubio, de ojos verde-dorado y de metro setenta, más o menos.

Lo reconozco al instante.

- ¡David!

Angelo me mira de forma extraña.

- ¡Cat!

David se ha emocionado más que yo y me ha dado un abrazo.

- ¿ Y tú eres...? - le pregunta Angelo a David molesto.

-Un compañero de clase de Cat - responde David intimidado ante la mirada que le ha lanzado Angelo.

Nos vamos a nuestros sitios, Angelo se queda un rato en silencio hasta que por fin dice:

- Tuviste algo con ese tío.

Me rio.

- Estas de coña ¿verdad?, que mono te has puesto celoso.

- No, no me he puesto celoso, puedes hacer lo que quieras y con quien queiras.

- ¿Por qué eres tan borde?

Me mira de una manera que hace que solo quiera besarlo, él parece pensar lo mismo, la única diferencia es que él me besa.

Solo con Angelo puedo sentir esa ligera brisa que me da con cada beso y no me importa ni nada ni nadie más.


Dos velas para el diablo 2 He vuelto |ACABADA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora