Capítulo 36

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Angelo deja de sobarme los pies una vez ya no me duele el golpe, la verdad es que lo he exgerado un poco, pero ha valido la pena.

— Y ¿qué es eso que has descubierto tu sola sin la ayuda de nadie? — me pregunta mi demonio.

Me siento tan de golpe que incluso me mareo, y parpadeo varias veces para recuperarme.

Mi cara se ilumina con una sonrisa.

— Mis padres quieren que los encontremos.

Angelo me mira y levanta una ceja, inquisitivo.

— Sí, mira te explico — y empiezo a hablar como toda una cotorra contándole la historia de mi vida. De cuando era pequeña y mi madre me decía que nunca, pasase lo que pasase me dejaría de querer, que yo era su niña y un montón de cosas más que no vienen al cuento pero le quería decir.

Miro a Angelo esperando una respuesta de su parte, pero no dice nada. Abre la boca un par de veces pero al final se arrepiente.

— ¿No vas a decir nada?— le pregunto al cabo de lo que parece una eternidad.

— Sí, será mejor que descanses, yo tengo un par de llamadas que hacer, mañana va a ser un día muy largo.

Coge su teléfono y empieza a marcar números rápidamente, al parecer le contestan al primer tono, porque me da un beso en la frente y desaparece.

Dos velas para el diablo 2 He vuelto |ACABADA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora