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Corro descalza por la carretera salpicando agua con cada paso que doy, mi pelo mojado se pega a mi cara y hace tiempo que mi pijama y la fina chaqueta de punto que llevo puesta han dejado de protegerme del frío y la lluvia. Cuando llego al final de la calle, me detengo y observo a ambos de mis lados mientras respiro por la boca intentando recuperar el aliento. No sé a dónde ir. No tengo a donde ir. No tengo a nadie que me ayude, no tengo amigos, ni padres, padres que se merezcan ser llamados de esa forma. No conozco a nadie más de mi familia. La lluvia que cae con fuerza, moja mi cara, y es por eso por lo que no me doy cuenta de que estoy llorando hasta que necesito coger aire, aire que se ha escapado de mis pulmones.

Me siento atrapada...

Agotada...

Tengo frío...

No sé quién soy.

Me caigo de rodillas al suelo, me rindo, no puedo seguir luchando, intentándolo. Cubro mi cara con mis manos mientras me rompo en mil pedazos, puedo escucharme llorar, puedo escucharme a mi misma coger desesperadamente aire para seguir respirando, puedo escucharme a mi misma decir que no puedo aguantar más. Me dejo caer por completo en el suelo y me acurruco en mi misma, abrazándome a mis piernas. Escondo mi rostro en el hueco entre mi pecho y mis rodillas y cierro los ojos, se acabó.

Puedo escuchar, ver y sentir como el tiempo pasa con lentitud, como las puntas de mis dedos empiezan a ponerse moradas, como mi cuerpo tiembla y se muere de frío, pero yo no, yo ya no soy capaz de sentir el frío, soy incapaz de sentir la lluvia, soy incapaz de respirar con regularidad. Mientras estoy aquí tirada, al final de una carretera a las afueras de Kensington sobre las tres de la mañana, lo único en lo que puedo pensar es en el sonido de neumáticos chocando contra el asfalto mojado, en el sonido de unos zapatos acercarse y en el tacto de una chaqueta de cuero contra mi piel. Pienso en el tacto de unos poderosos brazos rodeándome, pienso en...

Frío... Sueño.

***

Me despierto por el calor, abro los ojos lentamente debido a la pesadez que siento en ellos y observo el lugar. Estoy en una cama, tapada con sabanas y mantas, en mi mano, una vía conectada a una bolsa de suero está clavada en mi piel, en mi dedo índice, un pulsometro envía el número de latidos de mi corazón a una maquina. Me siento en la cama y miro por la ventana, todavía es de noche. Después, observo la puerta la cual está cerrada. Continuó observando la habitación y, justo en la esquina derecha, veo a un chico dormir recostado en una silla, un chico de pelo largo y rizo, quien a pesar de estar durmiendo, tiene el ceño fruncido.

Lo observo detenidamente, la expresión de su rostro es de dureza y seriedad, pero la de su boca y labios es de calor y suavidad. Me pregunto por qué está aquí, quién será, pero cuando entre sus brazos cruzados mis ojos destacan una chaqueta de cuero, vagos recuerdos de mi sueño vienen a mi mente, el ruido de los neumáticos, las pisadas, la chaqueta, sus brazos... Todo eso era real... Pero... Por qué me ayudó? Yo no quería que lo hiciera.

Hold On Donde viven las historias. Descúbrelo ahora