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Insulto a Harry con fuerza en mi cabeza mientras intento mantener la calma y dejar de llorar, no puedo más. Me he cansado de esperar un autobús que nunca llega, un autobús fantasma. Las calles están vacías y la soledad hace eco en cada rincón. No hay gente, las casas están cerradas y no hay luz en su interior, tampoco hay coches o autobuses, ni siquiera motos. Ahogo un suspiro de desesperación en mi interior y me levanto, cojo el bolso y empiezo a caminar. El miedo recorre mi cuerpo con cada paso, camino intentando llegar al final, pero esta calle parece no terminar nunca. Sólo espero encontrar un lugar donde pasar la noche, aunque no tengo demasiadas esperanzas.

Las luces empiezan a iluminar la calle a medida que avanzo, un semáforo en rojo a mi derecha. Observo el otro lado de la acera y dudo unos segundos antes de cruzar, no sé a dónde voy, sólo sé que en este lugar no puedo quedarme parada. Me daba miedo estar en la oscuridad, pero también temo estar dónde hay luz, pues la sensación de ser observada crece cada vez que una farola me ilumina. Al final de la calle giro a la derecha, unos metros después, me arrepiento de mi decisión al ver un montón de motos aparcadas frente a un pequeño bar con cartel de neón el cual tan solo alumbra la mitad de las letras. Acelero mi paso y contengo la respiración mientras paso de largo, deseando alejarme de este lugar lo antes posible.

- Eh, ¡preciosa! - Una voz rota y gruesa grita a mis espaldas. Varias personas ríen. - ¿Tienes hambre? Tengo algo con lo que llenarte la boca. -

Mi corazón palpita con tanta fuerza que creo que se va a abrir un agujero en mi pecho. Acelero mi paso, corro ligeramente con la esperanza de que esto se acabe.

- No te atrevas a rechazarme. - Gruñe con fuerza. Por mucho que me alejo su voz siempre suena en mi nuca. - ¡Ven aquí! - Escucho pasos a mis espaldas y empiezo a correr como nunca lo había hecho.

Siento que cada vez se acercan más, no sé cuántos son, pero suena como si estuviera siendo perseguida por una estampida de animales. Dejo caer mi maleta para poder correr más rápido, me meto entre las calles intentando despistarlos, sus voces retumbando en el suelo hasta llegar a mis píes. Me adentro en el callejón más oscuro que veo, ya no puedo escuchar sus voces, pero nunca dejo de correr. Tropiezo con una baldosa rota que sobresale, me inclino hacia delante para no perder el equilibrio y continúo avanzando. No es hasta llegar al final cuando alguien me agarra por los hombros obligándome a parar. Grito con todas mis fuerzas y cierro los ojos. Lucho contra su agarre mientras lloro, siento que voy a morir. Ojalá lo hiciera.

- Estate quieta. - Alguien me dice, sus manos nunca dejan de agarrar mis muñecas. - Jules, ¡para! -

- ¡Déjame! - Grito intentando liberarme. - ¡Suéltame! ¡Quiero irme! -

- Jules, abre los ojos. - Su voz me resulta familiar. Aterrada, hago lo que me pide.

- Ha... -

- ¡Ahí está! - Me estremezco al ver sus figuras en la distancia, mi cuerpo tiembla e intento salir corriendo, pero Harry todavía me está agarrando. Me mira con el ceño fruncido, un sentimiento se esconde bajo su mirada, diría que está asustado.

Los hombres se acercan con rapidez, Harry me da la mano y tira de mí. Ambos empezamos a correr intentando escapar. Sigo sus pasos mientras me guía por las calles hasta que las voces se silencian de nuevo. Creo que nunca me gustó tanto el silencio. Intento recuperar el aliento, mi espalda apoyada contra la pared y mis lágrimas cayendo de nuevo. Siento su mirada sobre mi todo el tiempo, mientas camina de un lado a otro pensativo y maldiciéndolo todo a su paso. Pasa las manos por su ahora rizado pelo y tira de él, su cuerpo tensándose. Estoy a punto de acercarme a él cuando regresa y me coge de la mano una vez más. Tira de mi hacia el final de la calle, pero de repente se detiene, retrocede y me pega contra la pared.

Hold OnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora