Son las cuatro de la tarde cuando, entre risas, veo a Harry entrar por la puerta. Observo de reojo cada uno de sus movimientos intentando que Louis no lo note. Camina con liderazgo sin apartar su mirada de su teléfono móvil, en su otra mano lleva una pequeña bolsa roja. La recepcionista que me atendió a mí recorre su cuerpo con la mirada, sonríe cuando la mira, y yo sonrío más cuando la ignora. No sé muy bien por qué lo hago. Pero esa sonrisa se borra en el momento en el que él se acerca a ella. Al principio creo que va a preguntar por la habitación, pero cuando la rubia empieza a reír y toquetear su brazo me doy cuenta de que ese, precisamente, era el último de sus propósitos.
No puedo apartar mi vista de ese lugar, algo dentro de mi quema al ver como ella se inclina hacia delante y él le susurra algo al oído. Presiono mis palmas contra la mesa al ver como ella toquetea sus rizos y siento un deseo incontrolable de levantarme y darle un puñetazo en su operada nariz. Me sorprendo a mi misma con mis propios pensamientos, yo no soy agresiva, nunca le pegaría a nadie, nunca he pensado en hacerlo, excepto ahora... Tal vez sólo deba ir allí y traer a Harry conmigo a la fuerza, creo que esa es la mejor opción, y la más justa, al fin y al cabo, eso es lo que él hace conmigo.
- Jules, ¿te encuentras bien? - La voz de Louis interrumpe mis planes y me veo obligada a mirarlo.
- Si, lo siento. - Fuerzo una sonrisa amable y respiró profundamente.
- ¿Por qué no salimos de aquí y vamos a tomar el aire? - Propone cómo si supiera que necesito salir de este lugar.
- Buena idea. - Sin esperar una reacción por su parte, me levanto y pago por mi consumición. Regreso a dónde Louis, quien ya está en la puerta de la cafetería, bajo la atenta mirada de Harry en el espejo. Sonriendo, recorro el vestíbulo asegurándome de que nota mi presencia, estoy segura de que no tardará en detenerme, después de todo, no creo que deje que me vaya con un desconocido. Me acerco a la puerta, todavía no viene. La abro, sigue sin moverse. Salgo y me giro para verlo, pero ni siquiera me está mirando, sino que está besando a la recepcionista.
No soporto la escena y salgo sin mirar a dónde voy, no me importa a dónde voy, solo quiero alejarme de él y de esa barbie de plástico. Louis sigue mis pasos en silencio, sabe por qué estoy furiosa, él también los ha visto. Camino hasta llegar al final de la calle, ya no sé a dónde ir. Observo frustrada la ciudad y me pongo a llorar. Me siento una completa inútil, una estúpida. Una estúpida por creer que Harry se procuraría por mí. Una estúpida por salir sola con un extraño. Ni siquiera sé defenderme, que se supone que voy a hacer si alguien intenta atacarme de nuevo? Me estremezco al sentir las manos de Louis en mis brazos.
- Tranquila, está bien, estoy contigo. - Susurra contra mi cabeza mientras me rodea con sus brazos. Tardo varios segundos en aceptar tal acto, pero finalmente cedo y lo abrazo yo también.
- ¿Por qué me salva si después es él quien me condena? - Sollozo contra su cuello debido a su altura, apenas es unos centímetros más alto que yo.
- No llores, Jules. Alguien como él no merece tus lágrimas. - Sus palabras se sienten tan cálidas que por un momento creo que lo conozco desde hace tiempo.
- No quiero volver a verlo. - Torpemente limpio mis lágrimas y miro a Louis, perdida.
- Tengo una idea, ¿por qué no vamos a dar un paseo, te enseño la ciudad, y cuando te encuentres mejor, volvemos? - Lentamente asiento con la cabeza, todavía no quiero regresar al hotel y encontrármelos de nuevo, y me vendrá bien conocer la ciudad si lo que pretendo es prescindir de Harry.
Louis me sonríe y me da la mano mientras me guía hacia el semáforo. Esperamos a que se ponga en verde y empezamos a caminar. Recorremos todas las calles principales, incluso me sorprendo al ver los grandes museos y monumentos. Apenas tenía vagos recuerdos de ellos. Compramos helados, tiramos pan a los patos e intentamos acercarnos a las ardillas. Casi me caigo de culo de tanto reír cuando a Louis le saltó una encima. En autobús vamos hasta el London Eye y subimos en el. Cuando llegamos a la cima, se puede ver como la noche empieza a caer y toda la ciudad se ilumina. Es maravilloso.

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Hold On
FanficÉl era un chico solitario que aparentaba no tener sentimientos. Yo pertenecía a una alta clase social, aparentaba ser feliz y perfecta. Pero nada es lo que parece, eso es algo que ambos aprendimos desde el momento en que nuestras vidas se cruzaron...