¿Cuánto puede llegar a dolerte el cuerpo? ¿Cuánto eres capaz de aguantar? Los huesos quebrados, músculos dañados, sangre espesa bombeada por un corazón cansado. La mente agotada, los sentimientos gritando a la vez. Lo sientes todo, pero no sientes nada. En tu exterior todo parece estar bien, tu apariencia es sana, pero por dentro, todo está en ruinas, desmoronándose, convirtiendo las cenizas en nuevas cenizas. Es agobiante, desesperante. Quiero que pare. ¿Cómo demonios hago que pare? Puedo sentir como soy golpeada de nuevo, como mi piel es quemada por el asfalto. Duele, duele mucho!
- Jules. - Escucho mi nombre procedente de ningún lugar. - Jules, despierta. - Mis brazos son presionados con fuerza, no puedo moverme.
- Duele. - Me encuentro a mi misma entre llantos.
- Solo era un sueño. - Abro los ojos para encontrarme con los suyos, su cuerpo semidesnudo sobre el mío.
- No puedo soportarlo. - Me libera de su agarre y se levanta. Busca algo en los cajones del escritorio, dónde ahora está colocada la lámpara.
- Toma, te relajará y ayudará a dormir. - Estira su mano hacia mí dándome una pastilla blanca y me ofrece un botellín de agua.
- No quiero dormir. - Murmuro observando el medicamento en la palma de mi mano.
- Con eso no tendrás pesadillas. - Me asegura, coge mi brazo y me lo muestra. - Te has estado arañando. -
- Harry. - Sólo necesito mirarlo a los ojos para que me comprenda.
- Está bien, ven. - Me ayuda a levantarme y caminamos hasta el escritorio.
En silencio se sienta sobre la silla que ocupaba minutos atrás, arrastrando mi cuerpo con él, haciendo que me siente en su regazo. Me sujeta con su brazo manteniéndome pegada a él y se apoya sobre mí dirigiendo su vista a los dibujos que hay sobre la mesa. Entre ellos destaca el rostro de una mujer, una mujer que se parece a mí. Su expresión roza la ansiedad, su boca está ligeramente abierta y sus ojos son azules, destacando el color verde en su parte más interna. Son cómo los míos. Su pelo está revuelto y recogido, mechones sobresalientes al rededor de sus orejas.
Miro a Harry cómo si así fueran a venirme las palabras, pero nada cambia, sigo sin saber que decir. De nuevo me quedo en blanco al descubrir sus obras, obras en las que yo estoy reflejada. Cojo el dibujo con cuidado, observando cada trazo, cada detalle, asombrada por lo que esto me hace sentir, por lo que su rostro transmite. Miedo, cansancio, tristeza, soledad. ¿Es así como él me ve? Cierro los ojos e intento controlar mis sentimientos, los abro y de nuevo coloco el dibujo de nuevo sobre la mesa. Harry suspira en mi hombro, su aliento calentando mi piel, su agarre volviéndose más fuerte.
- Necesitaba el dinero. - Lo escucho hablar. - Por eso vendí las fotos. - Siento su mirada sobre mí, fija y con poder. - Sé que sabes que mi madre ha empeorado, sé que la has visto. - Su voz está a punto de quebrarse, pero él se mantiene firme. - Nunca lo he usado en mí, Jules. Yo no lo necesito, pero ella sí. -
- ¿Cuánto tiempo has estado vendiéndolas? - Trago el nudo formado en mi garganta mientras me preparo para su respuesta.
- ¿Recuerdas el día que te llevé a mi casa? - Asiento con la cabeza recordando sus llantos. - Desde entonces. - Apoya su espalda contra la silla y me acomoda junto a él, obligándome a mirarlo. - Mi madre había empeorado, ya no podía estar en casa, necesitaba ir al hospital. -
- Debiste habérmelo dicho. - Mis palabras se tropiezan en mi boca. - Te habría ayudado. -
- No podía, no puedo. - Siento como todo su cuerpo se tensa. - Hacerlo significaría tener que explicártelo todo, y lo último que quiero es que veas lo que hay más allá de las sombras. -

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Hold On
Fiksi PenggemarÉl era un chico solitario que aparentaba no tener sentimientos. Yo pertenecía a una alta clase social, aparentaba ser feliz y perfecta. Pero nada es lo que parece, eso es algo que ambos aprendimos desde el momento en que nuestras vidas se cruzaron...