Me despierto sobresaltada al escuchar un fuerte ruido en el piso de abajo, me levanto y bajo corriendo las escaleras deseando que no le haya pasado nada a mi madre. Cuando llego a la cocina lo primero que veo son ollas y sartenes en el suelo. Escucho ruido al otro lado de la barra por lo que lentamente me acerco y me inclino sobre ella. Entonces mi madre alza la vista y deja salir un pequeño grito al tiempo que echa su mano al pecho.
- ¡Jules! - Dice aliviada, riéndose de sí misma. - Me has asustado. -
- Lo siento. - Ella se levanta y coloca una huevera roja sobre el mármol.
- Iba a preparar el desayuno. - Se encoge de hombros. - Pero cuando iba a abrir el armario todo se calló de golpe. - Observa el estropicio del suelo y luego a mí. - Supongo que tenemos demasiadas sartenes. -
- O poco espacio. - Digo con gracia mientras que ambas observamos el suelo.
Ayudo a mi madre a recoger y a limpiarlo todo. Siento su mirada sobre mí varias veces, abre la boca para hablar, pero no dice nada. En cuanto terminamos de guardar las ollas y sartenes, me siento en un taburete frente a la barra y cojo una pieza de fruta. Le estoy dando un mordisco a la manzana cuando me doy cuenta de lo que realmente está mirando mi madre. La chaqueta de Styles. Me he quedado dormida con ella puesta. Inmediatamente mis mejillas se calientan.
- Es bonita. - Murmura señalándola con la mirada antes de darse la vuelta y caminar hacia la nevera. - ¿De quién es? -
- Uh... Es del chico que me llevó al hospital. - Mi voz es baja y mi cuerpo cada vez se calienta más debido a la vergüenza. - Me la había dejado y se me olvidó devolvérsela. - No puedo decirle que es lo que pasó de verdad, eso lo empeoraría todo y haría que se preocupara todavía más.
- ¿Por qué no lo invitas a casa? - Camina de vuelta hacia la barra de mármol. - Me gustaría poder darle las gracias. -
- No creo que sea una buena idea. - Hablo sin pensar provocando que mi madre me mire con el ceño fruncido. - No lo conozco. Y creo que no es de por aquí. - Intento excusar mis palabras anteriores. - Tal vez ni siquiera vuelva a verlo. - Miento.
- Oh. - En su rostro se refleja decepción. - Entonces supongo que no podemos hacer nada. -
Me quedo callada sin saber qué decir, mi mente se ha quedado vacía. Subo de nuevo las escaleras dándole los últimos bocados a la manzana y entro en mi habitación. Me siento en el centro de la cama y dejo salir un suspiro. Apenas me he despertado y siento que mi cabeza va a explotar. Me paso la mayor parte del día pensando en que excusa ponerle a mi madre para poder salir de casa, o en cómo demonios voy a conseguir llegar a Brixton. Pienso en cómo será mi encuentro con Styles, tal vez pueda saber algo más de él, que es lo que ha pasado entre él y Darren o por qué es tan importante esa llave.
Miro el reloj por milésima vez en lo que va de día y me sorprendo al ver la hora. Son casi las cinco de la tarde. He estado tan perdida en mi misma que he perdido la noción del tiempo. No he bajado a comer, aunque la verdad es que no tengo hambre, los nervios me la han quitado. Dejo salir un suspiro y abro el armario, necesito ponerme algo que no llame la atención, algo que no diga de donde soy. No mucha gente de Kensington decide pasear a última hora de la tarde por las calles de Brixton.
Me pongo un pantalón vaquero alto, está algo gastado y tiene partes rasgadas. Un jersey fino de color azul y unas playeras blancas con rayas negras. Ato mi pelo en una cola de caballo y pongo máscara negra en mis pestañas. Me miro en el espejo desde todos los ángulos posibles intentando verme bien. No sé porqué lo hago, no soy alguien que se mira demasiado en el espejo, pero por alguna razón hoy no puedo evitarlo.
Observo mi rostro y puedo notar como el color amarillo-verdoso de un hematoma empieza a aparecer. Cojo mi bolsa de maquillaje y aplico un poco de corrector sobre esa zona para que no se note. En cuanto termino, lo guardo todo y de nuevo bajo las escaleras. Mi madre me observa desde la mesa, probablemente preguntándose el porqué voy así vestida.
- He quedado con Melissa. - Digo como respuesta a una pregunta que no ha hecho y ella asiente.
- ¿A qué hora volverás? - Su tono de voz es suave.
- No lo sé. - Siento que de alguna manera sabe que estoy mintiendo.
- Ten cuidado. - Me mira fijamente y coge su bolso. Saca su cartera y se acerca a mí. - Come algo, necesitas alimentarte. -
- Gracias, mamá. - Guardo el dinero en mi bolso y beso su mejilla para despedirme. Entonces salgo de casa y camino hasta la parada de autobús.
Todavía falta media hora para las siete cuando llego a Brixton. Observo las calles con detenimiento mientras busco el bar en el que he quedado con Styles. Coloridos grafitis adornan las paredes, la mayoría de los coches están rotos o aboyados y apenas hay gente, tan solo un vagabundo sentado en un banco y bebiendo un cartón de vino. Más allá de estas calles, un bar/restaurante de chapa gris llama mi atención. Alzo la vista y puedo ver un cartel con el nombre "Blue Moon." Mi cuerpo inmediatamente se llena de nervios, ya estoy aquí.
Entro en el restaurante y doy gracias por que esté prácticamente vacío. Camino a lo largo del establecimiento y me siento en una de las mesas del fondo, al lado de un jukebox. La camarera inmediatamente se acerca a mí. Debido a que he llegado antes de tiempo, decido pedirme un té para tomarlo mientras espero. El tiempo pasa y él todavía no ha llegado. Observo el reloj de pared que hay tras el mostrador, ocho menos veintiséis. No parece importarle demasiado la llave puesto que no va a venir. Me siento una idiota por haber venido hasta aquí y esperado por él.
Me levanto dispuesta a irme cuando lo veo entrar. Su mirada se conecta con la mía y la misma recorre mi cuerpo, analizándome, antes de volver a mis ojos. Lentamente se acerca a mí. Me doy cuenta mientras camina de que ya ha reemplazado su chaqueta por otra nueva, probablemente tenga un armario lleno de chaquetas de cuero. Vuelvo a dejar mi bolso en el banco y me siento. Él lo hace frente a mí.
- Siento llegar tarde. - Dice revolviendo sus rizos.
- No importa. - Mi consciencia no se cree lo que digo. ¡Claro que importa, Jules! Ha llegado tarde, muy tarde.
- ¿Has traído la llave? - Directo al grano. No puedo evitar fruncir el ceño, me siento furiosa, aunque no sé porqué, sabía a lo que venía.
- Si. - Murmuro. La saco del bolso y la pongo sobre la mesa. Inmediatamente la recoge. - También te he traído tu chaqueta. - Alza su vista hacia mí, indiferente, y niega con la cabeza.
- Puedes quedártela. Iba a tirarla de todos modos. - Se encoge de hombros y una vez más me siento insultada ante sus palabras.
- Aquí tienes, hamburguesa completa sin queso. - La camarera coloca el plato frente a mí y siento a Styles detenerse. Se acomoda en su asiento y coloca los codos sobre la mesa.
- Yo quiero otra. - Mis ojos se abren de sorpresa al escucharlo y tengo que morder las comisuras de mi boca para no reír. Se va a quedar. - Y unas patatas. - Dice mientras la camarera se aleja.
Doy un sorbo a mi bebida mientras observo a Styles escribir en su teléfono. Sé que no lo he visto muchas veces, pero hay algo en él que he podido apreciar, y es el hecho de que su ceño está siempre fruncido al igual que su mano siempre está en contacto con su boca. Puedo apreciar tinta negra en su mano izquierda, empieza en su muñeca y se pierde bajo la pesada chaqueta de cuero.
- Puedes empezar sin mí. - Su voz me trae de vuelta a la realidad. Me pregunto si habrá notado que lo estaba mirando. - Tus tripas no paran de hacer ruido. - De nuevo mi conciencia se queja, ¿acaso le molesta? Estoy aguantando el hambre solo por esperar por él.
- Styles. - Mi voz hace que aparte su mirada del teléfono. - ¿Puedo preguntarte una cosa? -
- Ya lo estás haciendo. - Su respuesta hace que ruede los ojos interiormente. Me está poniendo de los nervios. - Y no me llames Styles. - Gruñe y de nuevo baja la vista a su teléfono. - Soy Harry. -
Algo en mi interior se revoluciona, siento que estoy hecha un lío. Mis emociones están confusas, hechas un desastre. Hay tanto misterio en ese chico que está sentado frente a mí, tantas cosas que quiero saber... Se dice que la curiosidad mató al gato, y por supuesto yo me he convertido en ese gato curioso. Por suerte los gatos tienen siete vidas. Me pregunto cuantas me llevará conocer a Harry Styles.
ESTÁS LEYENDO
Hold On
FanfictionÉl era un chico solitario que aparentaba no tener sentimientos. Yo pertenecía a una alta clase social, aparentaba ser feliz y perfecta. Pero nada es lo que parece, eso es algo que ambos aprendimos desde el momento en que nuestras vidas se cruzaron...