HARRY
Sus ojos sobre mi rostro me susurran sus secretos, su respiración jadeante me roba el aliento, nuestras frentes pegadas y mis ojos cerrados hacen de esto algo íntimo. Puedo sentir la cercanía de nuestros labios, húmedos e hinchados. Me falta el aire, tanto que siento cómo mis pulmones empiezan a detenerse. Me acerco a ella hasta rozar sus labios, pero no la beso, no como antes. Atrapo su labio superior con los míos y con la presión formada en nuestras bocas tiro de él ligeramente hasta liberarlo. Sus manos agarran mis brazos y las mías se mantienen inmóviles sobre sus muslos. Ella intenta controlarme, hacerme reaccionar, pero no puede, ya es tarde, estoy bloqueado.
Mi cabeza se ha llenado de imágenes, golpes que derraman sangre, gritos ensordecedores, llantos secos, ferocidad. "Eres débil", "te está utilizando", "no le importas", "no eres nada". No pueden verme así, no pueden controlarme, no soy un cobarde. Mi mano agarra su muñeca cuando está a punto de tocar mi cara. Aprieto con fuerza, sus ojos observándome, acusándome. Se mantiene en silencio aguantando el dolor. Suelto su muñeca lanzándola lejos de mí y salgo de la habitación sin mirar atrás. Ella no puede hundirme, no se lo permitiré. El sol deja de cegarme en cuanto deslizo el casco por mí cabeza, me subo a la moto y arranco el motor. Me alejo a toda velocidad. Flashbacks reproduciéndose en mi memoria.
"Las medallas de papá son muy chulas y brillantes, se las ha dado un hombre muy importante porque ha sido un héroe. Su despacho está lleno de ellas, también hay montones de aviones, aviones de todo el mundo, unos son muy grandes y otros pequeños. Pero no puedo jugar con ellos, papá dice que no son juguetes, pero si que lo son. Él siempre está en el despacho y no quiere que lo moleste, no le gusta que entre, por eso cuando se va siempre cierra con llave.
- ¿Nana, me das un poco? - La cocina huele a chocolate y masa de galleta.
- Cielo, hay que esperar a que se hagan en el horno. - Sonríe mientras remueve la masa con un cucharón.
- Me gusta así. - Insisto. Ella deja el cucharón y me mira mientras se limpia las manos en el delantal.
- Te va a sentar mal en la tripa. - Toca mi hombro y yo hago un puchero. - Por qué no vas a jugar, cuando estén iré a llamarte. -
- Vaaaaaale. - Me encojo de hombros y salgo de la cocina.
Y ahora qué hago? No hay nada con lo que jugar, James se ha ido de vacaciones, mi GameBoy está rota y no me dejan salir al jardín porque está lloviendo y se crea barro. Ojalá mamá estuviera aquí para poder estar en el jardín, a ella le gusta mucho plantar cosas en el huerto, cuándo hay barro. Exploramos y descubrimos cosas muy chulas. Es muy divertido. Echo el aliento contra un cristal y dibujo con mi dedo dejando la marca, después se vuelve invisible.
Dejo salir un suspiro y subo a mi cuarto para coger mis pinturas, ya sólo necesito un papel. Entro en todas las habitaciones en busca de un folio o una libreta que pueda usar, pero no encuentro ninguna. Sé que está cerrada, pero aún así pruebo a abrir la puerta del despacho de papá. Me asusto cuando se abre. Desde el pasillo asomo mi cabeza para comprobar que no hay nadie. Veo los aviones, las medallas y las banderas, hay muchas.
En su escritorio veo una libreta, entro para cogerla cuando encuentro un nuevo avión en la mesa. Es pequeño y verde. Me imagino a papá en él, y a mí, yo también voy a volar y ayudar a la gente cómo él. Me esconderé en las nubes y tocaré el sol y la luna con mis dedos. Fiuuuuuuuuuuuu! Hay que salvarlos! Que vienen los malos! Tucutucutu! Chúpate esa! Ahora vas a ir a la cárcel! Fiuuuuuuuuuuuu! Harry los ha salvado, es el mejor piloto del mundo!
- ¿Qué haces aquí? - Me asusto al escuchar su voz. Papá me mira enfadado y me saca el avión. - ¡Te que dicho que no entres! Yo te enseñaré a no coger lo que no te pertenece. - Deja el avión sobre la mesa y se acerca mucho a mí. - ¿Cómo has entrado? -

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Hold On
FanficÉl era un chico solitario que aparentaba no tener sentimientos. Yo pertenecía a una alta clase social, aparentaba ser feliz y perfecta. Pero nada es lo que parece, eso es algo que ambos aprendimos desde el momento en que nuestras vidas se cruzaron...