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Nueve días. Ya han pasado nueve días desde la última vez que vi a Harry y eso me molesta. Él no es como los demás chicos que conozco, él es un descarado, vulgar, egoísta, de lengua envenenada y actitud descontrolada. Siempre me han mantenido alejada de gente como él, bueno, de gente que no compartiera nuestro mismo nivel social. Me decían que eran unos ladrones y caza fortunas, ratas que viven en los bajos fondos de la sociedad. Yo no veo eso en Harry, por alguna razón me siento bien cuando estoy con él, siento que mi vida es algo más que morados en mi piel y soledad, todo oculto bajo las 'buenas apariencias'.

Pero ahora la soledad ha vuelto, ha vuelto esta vez con más fuerza. Siento la necesidad de hablar con alguien que no sea yo misma, de mirar a alguien a los ojos, de sentir el contacto con otro ser humano. Me paso los días en mi habitación, recordando el momento en el que Harry entró por la ventana mientras me mantengo alerta por si Darren se vuelve furioso de nuevo. Ha dejado de golpearme y eso me da miedo, pues no es la primera vez que lo hace, y, cuando por fin crees que puedes reconstruir lo que el destruyó, todo regresa. Escucho a alguien tumbar en la puerta para ser abierta segundos después.

- Jules. - Una forzada sonrisa se dibuja en su rostro. Entra en la habitación con una enorme bolsa en su mano. Puedo ver el papel cebolla sobresalir de ella. - He estado con tu madre de compras y hemos pensado que deberías llevar algo único para la cena de esta noche. - Estira su mano hacia mí con la intención de que coja la bolsa, pero no lo hago. La deja en la cama y me mira. La turbia sonrisa que su rostro muestra hace que un escalofrío recorra mi cuerpo. - Será una velada muy especial. -

- ¿Que tiene de diferente al resto? - Bufo con una expresión indiferente.

- Créeme, esta será diferente. - Se acerca a la puerta y me mira antes de salir. - Hoy empieza tu futuro. -

Entonces cierra la puerta dejándome confusa. ¿Hoy empieza mi futuro? ¿Qué demonios significa eso? Observo la bolsa sobre mi cama y la abro, de ella saco un enorme vestido rosa palo con sutiles dibujos negros, es largo y recatado e increíblemente pomposo. Me pongo frente al espejo sujetando el vestido sobre mi cuerpo, mi piel parece más pálida con este color. Me veo como si estuviera enferma. Ruedo los ojos dejando salir un suspiro y tiro el vestido sobre la cama, entonces camino hasta el armario y rebusco en el fondo el hueco en el que he escondido la chaqueta de Styles. Me la pongo y abro la ventana.

Me siento en el tejado y apoyo mi espalda contra la pared, odio el sentimiento que recorre mi cuerpo, mi cabeza. Todo se reduce a soledad, triste y dura soledad. Observo el cielo cubierto de nubes grises, por un momento deseo que se ponga a llover. Cojo aire y lo dejo salir en un lento y pesado suspiro, cierro los ojos, pero los abro en cuanto escucho a una moto a lo lejos. Miro al horizonte con los ojos bien abiertos, pero él no está por ninguna parte. Tal vez me esté volviendo loca... Tal vez sea la soledad... La puta soledad... Pero entonces una moto aparece. Siento como la emoción crece en mi cuerpo, pero disminuye en el momento en el que veo el color rojo en ella. No es él, la suya es de un negro reluciente.

- ¿Jules? - Oigo a alguien llamarme desde el interior de mi habitación. Asomo la cabeza por la ventana cuando veo a Melissa. - ¿Qué haces ahí? -

- Estaba... Estaba tomando el aire. - Melissa me mira pensativa y con el ceño fruncido. Se frunce más cuando entro y ve mi chaqueta.

- ¿Acaso ahora eres una punk de esas? - Dice con gracia dejando su maletín de estética sobre el tocador.

- No. - Siento que debo defenderme.

- Cuando te dije que probaras algo nuevo me refería a empezar a utilizar maquillaje y esas cosas, no a volverte motera. - Se gira para verme y coloca su mano sobre su barbilla mientras hace una mueca. - Aunque te queda de miedo. Te da carácter. -

Hold OnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora