CAPÍTULO 5:

26 8 0
                                    


Ana.

Llegué a la puerta del despacho del director, la secretaría, Amanda, no estaba y decidí entrar al despacho sin siquiera llamar, somos casi familia, hay confianza.

-Aquí tengo el trabajo, que era un tremendo petardo...- dije abriendo la puerta, subí la mirada y vi que no estaba solo.- Vamos, no me jodas.- Dije al ver su compañía.

Iván.

Cuando la vi aparecer por la puerta hablando de no sé qué supe que era ella.

-Vamos, no me jodas.- Dijo sin dejar de mirarme.

-Te dije que nos veríamos, el destino es caprichoso...- dije encogido de hombros, divertido por su cara.

-No creo ni en el destino, ni en el aura ni en ninguna de esas mierdas, ¿qué haces aquí?- preguntó.

-Pero...¿os conocéis?- preguntó mi nuevo director.

-Más o menos.- Contesté antes de que ella lo hiciera.

Adrián se llevó una mano a la frente.

-No me lo puedo creer....- susurró.

Llevaba el uniforme del colegio, la falda, más corta seguramente de lo debido, mostraba sus preciosas piernas, el jersey no era ajustado.

Que pena....

-Genial, -dijo el director. –Ana, dame el trabajo, ya veré yo si es un petardo o no, -dijo mirándola fijamente, - y enséñales el internado mientras su madre y yo terminamos el papeleo.-

-No.-Dijo rotundamente, lo que provocó una risa que escondí a petición de un puntapié de mi madre.

-Sí, - el director empezó a juntar las cejas, -ahora. Te dejo perderte la primera clase-

Ella se quedó barajando las posibilidades, dejo un conjunto de papeles perfectamente ordenados encima de la mesa y nos hizo un gesto con la mano para que la siguiéramos.

-Gracias, por saltarte las clases por enseñarnos esto...- dijo Adrián, ella como era de esperar, rió delicadamente y le sonrió cómplice.

Iba delante de nosotros, su falda se movía insinuante.

Nos enseñó el comedor, las habitaciones de chicos y chicas, las clases que tendríamos que utilizar, la biblioteca, el salón de actos, la sala de estar de los alumnos y la cocina.

-Bueno,- nos miró de arriba abajo, -¿pensáis ir así a clase?- preguntó.

-¿Por qué no?- la pregunté.

-Por que tenéis que llevar el uniforme,- contestó sin mirarme,- id a vuestra habitación, encontraréis vuestros uniformes en las camas.- Se giró y caminó por el pasillo sin despedirse.

Ana.

Ya en clase llegué y me senté en mi sitio. Había pocas personas pero no hacían más que gritar y eso, a pesar de haberme la primera clase de la mañana, no sienta nada bien. Me acordaba de la mirada de Adrián, su cuerpo y cómo le quedaba ese jersey de pico. Cada vez hablaban más alto. Me giré hacia ellos para decirles algo pero justo en ese mismo instante apareció Sergio que tiró los libros encima de su mesa,obligándome antes a sentarme, al pasar por mi lado.

-¿Y ese carácter?- le pregunté sorprendida.

-¿Qué carácter?- abrió su libro de matemáticas desinteresadamente mientras estiraba las piernas y bostezaba –estoy normal-

Guárdame el secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora