Ana.
No podía dormir.
María había llegado, se había cambiado creyendo que yo estaba dormida y se metió en la cama. Ya estaba dormida.
Me levanté sin hacer ruido, me puse una sudadera y salí de la habitación.
Caminé por los pasillos no muy segura de dónde iba hasta que llegué a la puerta de la azotea.
Abrí y vi a mi hermano tumbado en el suelo con una lata de cerveza al lado.
Es increíble que los dos hayamos venido al mismo sitio.
-¿Tú tampoco podías dormir?- Preguntó. No se movió de su sitio, ni siquiera abrió los ojos.
-¿Cómo sabías que era yo?-
-Siempre eres tú.-
Me tumbé a su lado. Abrió los ojos girando la cabeza hacia mí. Cogí la lata de cerveza y le di un par de tragos.
-Qué es mía.- Se quejó.
Ambos reímos.
-María ya ha vuelto.- Dije mirando a las estrellas.
-Lo sé. Después de hablar con Carlos la he estado esperando en la puerta del pasillo.-
-¿Por qué has querido irte tan deprisa de la fiesta?-
-Porque Elisa nos escuchó y el marido me dijo que la convencería para que no dijera nada, pero que nos fuéramos para no tentarla... Doña Elisa es una cotilla.-
-Como todas... -.
Un cómodo silencio.
-Somos sus nietos...- susurró casi para sí mismo.
-Sí, y le fue infiel a la abuela...-
-Sí, y mamá le odio por ello.-
-Sí. Es gracioso que hayamos venido los dos aquí, ¿verdad?- pregunté cambiando de tema. Estaba cansada de pensar en que don Carlos era nuestro abuelo.
Asintió con la cabeza y nos quedamos los dos en silencio mirando las pocas estrellas que había esa noche en el oscuro cielo, con las cabezas juntas. Cerré los ojos y respiré profundo.
-Odio la gente rica.- Dije.
-Ahora perteneces a ese mundo, así que... tendrás que acostumbrarte.- Dijo entre risas.
-Eres idiota.- Dije yo también riendo. –Pero, ¿por qué el tener un internado hace que sea de ese mundo?-
-Porque la mayoría de los hijos de los que estaban en la fiesta vienen a este internado. Todos los que están aquí son niños ricos. Y no sabes la de dineral que tiene que costar este internado, tiene una superficie enorme y un montón de cosas antiguas, cuadros, muebles...-
-Pues brindemos.-
-¿Por qué?- preguntó juntando las cejas.
-Por nosotros, y porque nada cambie.- Alcé una lata de cerveza y él alzó otra que estaba cerrada.
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Guárdame el secreto.
Teen Fiction-Tardaría más yo en enamorarme de ti que tú de mí.- Dije acercándome a ella. Estábamos a pocos centímetros uno del otro. -¿Quieres apostar?- me contestó retándome. -Te apuesto veinte euros a que en dos semanas te tengo comiendo de la palma de mi ma...