CAPÍTULO 13:

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Ana.

No podía dormir.

María había llegado, se había cambiado creyendo que yo estaba dormida y se metió en la cama. Ya estaba dormida.

Me levanté sin hacer ruido, me puse una sudadera y salí de la habitación.

Caminé por los pasillos no muy segura de dónde iba hasta que llegué a la puerta de la azotea.

Abrí y vi a mi hermano tumbado en el suelo con una lata de cerveza al lado.

Es increíble que los dos hayamos venido al mismo sitio.

-¿Tú tampoco podías dormir?- Preguntó. No se movió de su sitio, ni siquiera abrió los ojos.

-¿Cómo sabías que era yo?-

-Siempre eres tú.-

Me tumbé a su lado. Abrió los ojos girando la cabeza hacia mí. Cogí la lata de cerveza y le di un par de tragos.

-Qué es mía.- Se quejó.

Ambos reímos.

-María ya ha vuelto.- Dije mirando a las estrellas.

-Lo sé. Después de hablar con Carlos la he estado esperando en la puerta del pasillo.-

-¿Por qué has querido irte tan deprisa de la fiesta?-

-Porque Elisa nos escuchó y el marido me dijo que la convencería para que no dijera nada, pero que nos fuéramos para no tentarla... Doña Elisa es una cotilla.-

-Como todas... -.

Un cómodo silencio.

-Somos sus nietos...- susurró casi para sí mismo.

-Sí, y le fue infiel a la abuela...-

-Sí, y mamá le odio por ello.-

-Sí. Es gracioso que hayamos venido los dos aquí, ¿verdad?- pregunté cambiando de tema. Estaba cansada de pensar en que don Carlos era nuestro abuelo.

Asintió con la cabeza y nos quedamos los dos en silencio mirando las pocas estrellas que había esa noche en el oscuro cielo, con las cabezas juntas. Cerré los ojos y respiré profundo.

-Odio la gente rica.- Dije.

-Ahora perteneces a ese mundo, así que... tendrás que acostumbrarte.- Dijo entre risas.

-Eres idiota.- Dije yo también riendo. –Pero, ¿por qué el tener un internado hace que sea de ese mundo?-

-Porque la mayoría de los hijos de los que estaban en la fiesta vienen a este internado. Todos los que están aquí son niños ricos. Y no sabes la de dineral que tiene que costar este internado, tiene una superficie enorme y un montón de cosas antiguas, cuadros, muebles...-

-Pues brindemos.-

-¿Por qué?- preguntó juntando las cejas.

-Por nosotros, y porque nada cambie.- Alcé una lata de cerveza y él alzó otra que estaba cerrada.

Guárdame el secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora