Ana.
-¿María?- pregunté por tercera vez dando golpes en la puerta.-María, ábreme la puerta, por favor.-
Dani me había contado por qué se habían enfadado. Él ya se había ido a clase de defensa personal.
-¡María abre ya, joder!- grité aporreando la puerta. –Siento no habértelo contado, nos lo pidieron. Lo siento de verdad.-
Algunas chicas pasaban por el pasillo diciendo algún comentario entre ellas.
-María, por favor.- Dije rendida.
La puerta se abrió y María salió sin siquiera mirarme.
Caminó por el pasillo hasta cruzar la esquina.
-Cierra la boca y quita esa cara, por favor.- Dijo Iván a mi lado.
¿Cuándo ha llegado?
-¿Qué haces aquí?-
-Venía a darte esto.- Sacó un billete de veinte euros del bolsillo y extendió la mano con él.
-¿Qué es esto?- pregunté sabiendo perfectamente la respuesta.
Se tocó la nuca.
- Coge el billete.- Me ordenó mirándome a los ojos. –Soy un tío de palabra, si hice una apuesta y la he perdido... pago.-
Cogí el billete.
No me lo puedo creer.
Sonreí de medio lado.
-Vale, -se tocó la nuca. –Solo era eso.- Giró sobre sus tobillos y caminó hacia el mismo lado que María hacia unos segundos.
Sentía el corazón saliendo de mi pecho, pero intentaba mantener la calma y fingir que no me importaba. No podía permitir que me viera enamorada de él.
Le miré mientras caminaba. Era sexy, elegante y prepotente al mismo tiempo.
Su espalda era fuerte y la camiseta negra que llevaba se la remarcaba los músculos, bajé la mirada hasta sus pantalones.
Justo en ese momento se giró, subí la mirada de inmediato, pero me había visto.
Miró al suelo sonriente y luego me miró con su sonrisa de medio lado.
-Guárdame el secreto, pelirroja.- Dijo guiñándome un ojo.
Entré en la habitación seguida de su mirada, sin volver a mirarle, y cerré la puerta.
Tenía unas terribles ganas de gritar, pero preferí ponerme a saltar como si fuera un conejo por toda la habitación tapándome la boca.
María, se lo tengo que contar a María.
De golpe me arrepentí de pensar eso.
Si no se lo podía contar a María, no se lo podía contar a nadie.
Me cambié de ropa y salí directa a defensa personal. Llegaba un poco tarde.
María.
-¿Y Ana?- me preguntó Sergio nada más verme entrar.
Me molestó un poco que fuera eso en lo primero en que se fijara y no me dijera ni "hola".
-Ahora baja.- Dije disimulando
Empezamos a calentar y al poco tiempo apareció Iván, que se sentó a mi lado.
¿Por qué Iván no se ha bajado con Adrián como siempre?
ESTÁS LEYENDO
Guárdame el secreto.
Teen Fiction-Tardaría más yo en enamorarme de ti que tú de mí.- Dije acercándome a ella. Estábamos a pocos centímetros uno del otro. -¿Quieres apostar?- me contestó retándome. -Te apuesto veinte euros a que en dos semanas te tengo comiendo de la palma de mi ma...