Iván.
Antes de ir a la comisaría me llevaron al hospital, solo eran cortes superficiales.
En la comisaría un policía me hicieron esperar en la sala de interrogatorios, tenía una mesa, un par de sillas y un espejo, como las de las películas, pero más pequeña.
-Hola.- Un hombre moreno, de pelo castaño oscuro, entró por la puerta y se sentó en frente mío. –Me llamo Guillermo, soy inspector de policía y me gustaría hacerte unas preguntas...-
-Primero, -le interrumpí, -dígame dónde está mi amigo.-
-¿Álvaro? Está bien.- El inspector me acercó un vaso de plástico. -¿Tienes sed?-
-Lléveme con Álvaro.-
-Dime tu nombre.- El inspector se sentó a mi lado.
-No.-
-Vamos chaval, que no tengo todo el día. Dime tu nombre.-
-Déjeme ver a mi amigo.- Dije mirándole a los ojos.
-Tu amigo me ha dicho su nombre, cuando digas el tuyo, te dejaré verle.-
-Iván Navarro.-
-Bien. ¿A quién quieres llamar Iván?- preguntó el inspector escribiendo en una libreta.
-Al internado Fermín Caballero.-
Su cara se oscureció y su boca se entreabrió.
-Espera aquí.- Dijo mientras salía por la puerta.
Daniel.
-¿Cómo puede ser tan estúpido?- preguntó Jorge mirando al techo.
Después de que los tres habláramos, Marco había decidido ir a dar un paseo, lo que me pareció una idea buenísima, así no tendría que verle durante un tiempo.
-¿Y por qué te has reído?- me preguntó.
-Porque yo creo que a Ana le gusta Iván, no Marco.-
-¿Y te alegras de eso?-
-Mucho.- Dije sonriendo.
-Pero... él es tu amigo...-
-Sí. Pero ella es toda mi familia.-
Sin contar con don Carlos, claro...
-¿Te puedo contar un secreto?- Le pregunté.
-Sí, claro.- Dijo acercándose a mí.
-Don Carlos es mi abuelo.-
Sin saber por qué se lo dije y sentí cómo me quitaba un peso de encima.
-¿Es en serio?- preguntó boquiabierto.
El peso pasó a ser un nudo de garganta. Las dudas entraron en mi cabeza.
No se lo tenía que decir, me lo advirtieron... aunque, es mi amigo, debería confiar en él.
-¿Por qué no me lo has dicho antes? ¿Llevas diez años sin decírmelo?-
-¿Qué? No. Me he enterado esta semana, el día que fui a la fiesta.-
-¿Y por qué no me lo dijiste entonces?- Su cara de asombro se tornó a incomprensión.
-Pues... porque me dijeron que no lo hiciera.-
-¿No confías en mi lo suficiente?- Jorge se levantó de su silla sin dejar de mirarme.
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Guárdame el secreto.
Ficção Adolescente-Tardaría más yo en enamorarme de ti que tú de mí.- Dije acercándome a ella. Estábamos a pocos centímetros uno del otro. -¿Quieres apostar?- me contestó retándome. -Te apuesto veinte euros a que en dos semanas te tengo comiendo de la palma de mi ma...