Iván.
Después de contárselo otra vez, se quedó mirando por la ventana a la nada.
-¿Dani?-
Me giré al escuchar la voz de Ana.
Ambos nos acercamos corriendo.
-¿Cómo estás?- preguntamos a la vez.
Ella sonrió, pero su gesto cambió de golpe.
-¿Dónde está Marco?-
Daniel y yo nos miramos.
-No... está...- Dijo su hermano. -¿Estás bien?-
-Sí, sí. Odio esta sala, siempre acabo aquí...- Dijo riendo.
-Eso ha dicho Rodrigo...- Dije sonriente.
Tranquilo, está bien. Tranquilo...
Intentaba calmarme, pero seguía nervioso.
-¿Dónde están?- preguntó.
-¿Los chicos?- pregunté.
Ella asintió.
-En las habitaciones...- Dijo Dani.
-Espera...- Dije.
Me levanté y me acerqué a la puerta.
-Podéis pasar.- Dije al verles a todos sentados en el suelo.
Algo me decía que estaban ahí.
Se saludaron, la dieron abrazos y besos.
Todos reímos y hablamos durante unos segundos.
-¿ Dónde está María?- preguntó Ana con gesto preocupado.
Todos nos miramos unos a otros.
Ni idea.
-Es raro que no esté aquí...- Dijo Daniel.
-Estaba muy cansada y se fue a la habitación, a lo mejor está ahí.- Dijo Paula.
Don Carlos entró por la puerta.
Le preguntó por su estado, ella pidió irse a dormir a la habitación.
-Vale, id a dormir. Mañana hablamos.- Dijo.
Ana le dio un abrazo y todos salimos de la enfermería.
Dani nos pidió que cada uno fuéramos a nuestras habitaciones, que él acompañaría a Ana.
Fingimos que lo haríamos, pero todos les seguimos.
-¿Seguro que estás bien?- preguntó Dani.
-Que sí... no te preocupes.- Dijo ella dándole un beso en la mejilla.-Me extraña que María no haya venido...-
-A mí también...- Dijo él.
-Y a mí...- susurró Sergio detrás de mí.
Paula le dio un golpe para que callara.
Ana entró en la habitación.
Dani miró hacia nosotros.
-Podéis salir.- Dijo.
Salimos sin dudarlo.
-¡No está!- grito Ana.
Corrimos y entramos todos en la habitación.
María no estaba.
-¿Dónde puede estar?- preguntó Rodrigo.
-Voy a ver si está con Sofía.- Dijo Paula.
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Guárdame el secreto.
Teen Fiction-Tardaría más yo en enamorarme de ti que tú de mí.- Dije acercándome a ella. Estábamos a pocos centímetros uno del otro. -¿Quieres apostar?- me contestó retándome. -Te apuesto veinte euros a que en dos semanas te tengo comiendo de la palma de mi ma...