Nothing like us || Justin Bieber y tu

XXXIII

JUSTIN POV:

    Iba a 120 km/h orando a Dios que ninguna patrulla de policías esté dando vueltas por el lugar. Mi corazón estaba latiendo tan fuerte que sentía que iba a salirse de mi pecho. ¿Y si ya era demasiado tarde?. No quería perderla una vez más, no podía imaginarme la idea de no volver a ver a sus ojos cafés o a escuchar su risa de chancho a punto de parir. Ella causaba una felicidad enorme en mí. Ella era mi todo. Era una especie de ángel guardián que había sido enviado para rescatarme del precipicio en el que estaba a punto de caer. Entró a mi vida para hacerme sufrir lo que yo había echo sufrir a otras chicas, entró para enamorarme y sacar mi parte gay/cursi oculta. Quisiera poder explicarle más lo mucho que la amo, pero hay días en los que explotó y comienzo a gritarle a todo el mundo y sin darme cuenta ya arruine las cosas, como hoy. Ella es una de esas chicas que prefieren una carta escrita a mano a que una casa en Malibu, y yo soy uno de esos chicos que puedo dar una casa en Malibu pero apenas puedo escribir un párrafo. Soy tan malditamente inútil para algunas cosas, agradezco a Dios que me dio una voz decente ya que de otra forma me ganaría la vida siendo basurero en Canadá.
     Bajé la velocidad al entrar al estacionamiento del aeropuerto y estacioné el auto en diagonal ocupando dos espacios. Bajé del auto, cerré la puerta y solo me digné a correr con absolutamente todas mis fuerzas hasta la entrada del lugar. Ya adentro, me detuve delante de la pantalla negra dónde decía los horarios de los vuelos. Buscaba con la vista Nueva York pero no lograba localizarlo.

-Justin!- Gritó alguien a mi derecha mientras un flash me iluminó mi ojo izquierdo. Podía ver de reojo como una multitud me observaba con mi cara de preocupación y el sudor cayendo por el contorno de mi rostro.
        Intenté seguir corriendo para buscar los horarios en otra parte pero sin darme cuenta una multitud de personas con sus teléfonos celulares en mano y sus voces chillonas dando vueltas en mi cabeza me habían rodeado. No tenía salida alguna. Iba a perder a ______ una vez más por culpa de ser Justin Bieber. Los flashes me achinaban los ojos y no me permitían ver nada, todo en mí daba vueltas, sentía el ruido de mi respiración agitada y las voces de toda la gente a mi alrededor. Estaba mareado y confundido, sólo podía visualizar a _____ en mi mente.

-Paren, por favor- Murmuré intentando correr a las personas y salir del círculo en el que me encontraba pero me fue imposible- Por favor- Susurré una vez más. Ya no estaba sintiéndome de la mejor manera y los gritos me aturdían. Los ruidos del "click" de la cámara de los celulares se agudizaba cada vez más dentro de mi tímpano. Mi pecho subía y bajaba y mi estómago se contraía

-Paren- Gritó una niña de menos de un metro que se encontraba a mi derecha mientras me observaba con inocencia en sus ojos. Nadie la escuchó ya que los gritos aún daban vueltas en mí- Justin, estas bien?- Me preguntó confundida mientras acariciaba mi pierna con su mano. Mi boca estaba entreabierta y mis sudor aumentaba.- Va a desmayarse, paren!- Gritó una vez más pero nuevamente nadie la escuchó. ¿Acaso estas personas no tenían algo más para hacer?.

-Paren- Grité con todas mis fuerzas haciendo que ahora si, todos hagan silencio. Todos me miraron con confusión. Mantenía mis manos en mis rodillas para sostener mi cuerpo.- Paren, por favor- Dije una vez más en tono más bajo. Las personas comenzaron lentamente a bajar sus teléfonos celulares y sacar sus cámaras de mi cara.- Les prometo que voy a sacarme fotos con absolutamente todos, pero por favor- Retomé mi aire. La niña que me había ayudado aun estaba a mi derecha con sonrisa entre dientes.- Sólo quiero buscar a mi novia, ¿Pueden dejarme hacer eso tranquilo?- Todos agacharon sus cabezas. Parecía que tenía las riendas de la situación al fin- Entiendo que quieran una foto y prometo dárselas a absolutamente todos- Reincorporé mi postura y junté mis labios- Sólo les pido que me dejen ir para buscar a la cosa que más quiero en este mundo, por favor- Todos dieron un paso hacia atrás. Parecía la directora mandona de la escuela y ellos mis alumnos avergonzados. Observé a cada uno de los del círculo, no los culpo por querer una foto, son humanos y como todos los humanos sólo piensan en ellos y no en cómo yo estoy aturdido si cincuenta personas comienzan a apuntar sus flashes a mis ojos.-Muchas gracias, y un gusto en conocerlos a cada uno de ustedes- Sonreí y cuando iba a volver a  caminar para encontrar a _____ sentí una pequeña mano sobre mi pierna. Agaché mi cabeza y la buena niña que me había ayudado hace un momento estaba ahí- Como te llamas?- Me arrodillé para quedar a su altura.

-Francesca- Respondió tímida sin verme a los ojos

-Francesca, sabes quien es _____?- Ella asintió con su pequeña cabeza haciendo que su coleta alta se mueva de un lado al otro- Quieres acompañarme a encontrarla?- Sonreí y ella levantó su cabeza con una gran sonrisa que me daba ternura y a la vez felicidad.

-Si quiero- Abrió sus brazos hasta el límite y me abrazó con ternura. Levanté mi cuerpo y observé unos segundos a los que parecían ser los padres de la niña. Ellos observaban con ternura la situación mientras asentían.- Puedo ir?- Giró su cuerpo hacia sus padres. Ellos asintieron con la cabeza y luego llevaron su vista hacia mí

-Mucho gusto, soy Justin- Estiré mi mano hacia ellos y cada uno la estrechó- Solo serán unos segundos- Miré a la niña quien no dejaba de observarme y la tomé de su pequeña mano que era como del tamaño de un dedo mío.

    Comencé a caminar a una velocidad un poco más reducida ya que Francesca daba pequeños pasos. Miraba de lado a lado intentando visualizar una pantalla con horarios de vuelo.

-Bingo- Grité al ver tres pantallas consecutivas que estaban a unos pasos hacia mi derecha.- Ven aquí- Encorvé mi espalda hasta la niña que estaba sujetada de mi mano y la cargué en mis brazos, de esta forma podría acelerar mi paso.
   Caminé casi trotando hacía las pantallas y vi los horarios. Boston, Carolina del Norte, Chicago, Miami y ahí estaba lo que tanto buscaba, Nueva York. El último vuelo salía a las 16:45 p.m por la puerta 6. Levanté mi brazo y corrí la manga de mi chaqueta de cuero negra. 16,46 p.m. Mierda.