Enana

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No sé dónde ha ido, tampoco le preguntaré más tarde; el director suele llamarla un par de veces a la semana. Al principio sí preguntaba, ella se encargaba de asegurar que eran visitas para ver cómo le iba en las clases; nunca acabé de creerla pero, si ella lo decía, no se lo iba a reprochar; confiaba en que no me mintiera, confiaba en que no desarrollaría secretamente su problema, porque tendía a hacerlo a mis espaldas...
Me fijo en Mitch y el chico nuevo, quién iba a pensar que le acabarían gustando los chicos; quiero decir... nunca dio síntomas afectivos hacia otro chico que no fuese su... ¡SU MEJOR AMIGO!, Dios, ¿cómo no lo pude haber notado?, ¡era tan evidente!; pobre, por eso tuvo que dejar su antiguo Instituto, los otros chicos le hacían bulling a él y su amigo Shelldon por el hecho de que eran... muy amigos... Sacudo la cabeza para eliminar cualquier rastro de pensamientos malvados hacia la sexualidad de Mitch; nunca pensé que le pudiesen gustar los chicos, quiero decir... me parecía un chico muy normal dentro de toda su aura de locura, y... Dios... suerte del que pueda besar su boca...
Prácticamente me dejé llevar y perdí la hora pensando.
-¡Nina Anderson Wood!- exclama una voz algo grave cerca de mi oído; pego un salto en la silla y miro en todas direcciones, los chicos se ríen; me levanto ofendida y miro impresionada a Mitch, en estado de shock.
- ¿¡Tu eres idiota o te comes los mocos!?- grito empezando a bombardear puñetazos contra su cuerpo; él sonríe tranquilo, sin inmutarse, pone sus manos en mis hombros y me mira a los ojos fijamente...
- Nina, él, - comenta señalando al chico nuevo- es Theo- añade alegre.
- Om... Theo... el famoso Theo... - yo también sé gastar bromas pesadas- Alguien me habló mucho de ti, creo... creo que fue ayer por la tarde... sí... mientras cuidaba de mi hermano pequeño con ayuda de un vecino...- me tapa la boca automáticamente; suelto una carcajada malévola y él se sonroja de vergüenza. Theo le mira a los ojos con los suyos divertidos y una expresión curiosa en el rostro.
- La pobre está loca- se disculpa por mis palabras; Theo sonríe levemente- ¿Qué tal sí nos vamos?- añade quebrando el rígido silencio que nos había separado por un instante. Asentimos de acuerdo. Sonríe.
Siento que Theo me mira mucho; creo que Mitch también lo ha notado porque su expresión comienza ha tornarse triste...
- ¿¡Qué miras, a caso tengo ranas en la cara!?- suelto de pronto, adquiriendo un tono borde; él niega con la cabeza y se aparta el flequillo de los ojos segundos después- ¿Entonces?- pregunto molesta, de momento no es que me caiga bien que digamos...
- ¿Eres la chica con la que me choqué antes?- murmura confuso; río irónica.
- Que yo sepa no hay otra Nina Anderson en este Instituto, ni ninguna chica que se parezca lo más mínimo a mí- respondo; él baja la cabeza avergonzado y camina un rato más mirando sus pies pensativo; Mitch le mira.
- ¿Qué pasa Thunder?- susurra preocupado visiblemente; hinco el codo en su costado más cercano a mí, me mira y le hago una seña indicando que se pasa de atento, gestualiza otra haciendo notar que quiere que le deje en paz. Suspiro y me encojo de hombros- ¿Thunder...?- insiste cerca de su oído.
- Perdón; andaba en mi cabeza... No es nada, no te preocupes- contesta él rápidamente; Mitch sonríe y me mira sacando la lengua, le imito y nos reímos.
- Aún no me has dicho de dónde vienes- comenta Mitch interesado; Theo sonríe, noto algo de nostalgia en su gran sonrisa.
- Canberra, Australia- confiesa entre dientes sin apartar la vista del suelo; le miro curiosa.
- Genial... tenemos un pequeño australiano- murmuro sarcástica; clava sus ojos azules en los míos.
- Al menos no mido lo que un arbusto- reprocha tranquilo; me muerdo la lengua.
- ¿Porque has venido?- Mitch sigue con su interrogatorio sin importar lo que pase a su alrededor, él sólo ve a Theo.
- La granja de mis abuelos ha sido trasladada aquí, así que debo estudiar aquí- dice pasivo mientras mete las manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero negro; veo los ojos de Mitch brillar como dos luciérnagas, sonrío al descubrir esa pequeña línea que esboza sus labios y le da expresión de estar atontado.
- ¿Qué tenéis en la granja?- insiste; me río y ambos me miran.
- ¿¡Qué!?, sólo imaginaba a nuestro pequeño australiano con cara de niño pequeño como un cowboy de la pradera, montado en una vaca de manchas rosas que da batido de chocolate en vez de leche...- lentamente voy bajando el tono de voz hasta quedar en silencio, creo haber asustado al chico nuevo; ellos se miran y de pronto comienzan a reír conmigo.
- ¿¡Qué te he dicho sobre las "drogas", Nina!?- bromea Mitch aun entre risas.
- Que las comparta- musito fingiendo sentir timidez; sonríe y mira la hora- Es hora de que conozcas al resto del grupo Pequeño Cowboy de la Pradera- me burlo de él; Theo sonríe y se pone un segundo a mi lado.
- No molesta si lo dices tú, Enana de Jardín- susurra en mi oido; le miro impresionada, guiña un ojo con descaro y me saca su lengua divertido, después, se adelanta a mí y camina junto a Mitch en dirección a nuestro banco de siempre en el patio. Estoy flipando. "Empieza a caerme bien" pienso con una sonrisa pícara; estoy segura de que seremos grandes amigos.

Cosas Que PasanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora