Capítulo especial

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Natalie pov.

- ¡Papá, ya basta!- exijo gritando; no se detiene- ¡Para por favor!- repito comenzando a llorar; mi padre no lo deja y continúa propinando una paliza al chico pelirrojo que se encuentra sangrando en el suelo- ¡Para, vas a matarle!- insisto tratando de que se aleje un poco del chico; agarra fuertemente mi pelo y tira de él hasta que me aparto gritando de dolor- ¡Papá, tienes que parar! ¡Ahora!- añado a modo de orden; por fin me mira y veo cómo la furia crepita en sus ojos, su asesino interior a despertado...- Jackson... Vas a hacer llorar a Jackson... No te gusta eso- murmuro señalando hacia la puerta que hay subiendo las escaleras del sótano; de pronto su expresión se relaja para tornarse levemente preocupada y aprovecho para alejarle del chico sin que se entere.
- Él besaba a Jackson... Debe morir- comenta con un susurro apenas audible; le ayudo a sentarse en una silla cercana y empieza a llorar- Jackson es mío- dice a media voz, más para convencerse a sí mismo que para darse a entender.
- Siempre será tuyo, pero dejará de serlo si matas a su mejor amigo...- contesto dándole una razón para que lo deje vivo; levanta la vista hacia mí y sonríe con tristeza.
- Te pareces tanto a tu madre...- musita con orgullo; esa sonrisa se vuelve traviesa, tiene maldad escondida, es vil... Papá planea algo y eso no me gusta lo más mínimo...- Ocúpate del chico- me ordena levantándose de la silla y tirándola al suelo; asiento sumisa y me acerco al pelirrojo mientras mi padre se marcha.

- Tengo algo para Jackson- digo arrodillada a su lado y metiendo la mano por debajo de la falda de mi sucio camisón; el chico aún no me mira, está tendido en posición fetal en el suelo, no responde, no se mueve, apenas respira visiblemente...- Le aliviará el dolor para cuando huyamos esta noche- añado tendiéndole un pequeño bote de crema anestesiante; su cabeza empieza a moverse lentamente hacia arriba hasta que su mirada azul se encuentra con la mía y sonríe con levedad- Voy a curarte; ya no volverá a hacernos daño, ni a mí, ni a Jackson, ni a ti... Jamás- concluyo apartando de sus ojos un mechón de su flequillo pelirrojo.
Tras curar la mayoría de sus heridas, repartidas por el pecho, la espalda y el vientre; salgo del sótano en dirección a la planta subterránea que se encuentra bajo el patio, dejando al chico pelirrojo tendido y durmiendo.
Cuando aún estoy cruzando el pasillo central de casa escucho unos gritos provenientes de una de las habitaciones del piso de arriba. Creo que son gritos de Jackson. Subo las escaleras rápidamente, gracias a que voy descalza y Jackson grita, no se oyen mis pasos agitados. Me quedo paralizada al descubrir de qué habitación salen los gritos, La Sala de Torturas; es ahí donde papá me lleva si me porto mal.

Con valentía me acerco a la puerta de manera sigilosa, cualquier paso en falso puede delatarme... Giro el pomo lentamente y entreabro la puerta... Ahogo un grito y rápidamente me llevo la mano a la boca para evitar que salga cualquier tipo de sonido de ella...
- Jack... Jackie...- susurro mientras presencio la más horrible de las escenas; mi hermano se encuentra atado en posición de equis de cara a la pared, totalmente desnudo, llorando y sangrando... Su espalda está llena de marcas de un látigo que papá sostiene triunfante en su mano derecha, además, cuenta con algunos mordiscos en el cuello y los hombros, tiene arañazos por todas partes y las nalgas rojas y ensangrentadas... Jackson grita una vez más, no quiero saber qué ha pasado, no quiero imaginar lo que papá puede haberle hecho...
- ¡No grites!, la niña va a enterarse y no quieres eso, ¿verdad?- dice él entonces; lágrimas de sufrimiento empiezan a resbalar por mis mejillas... Jackson oprime su último grito- Eso es mi pequeño, ahora ayuda a papá a relajarse- añade aprobando su acción mientras se desabrocha el cinturón y se quita los pantalones; ya no puedo más... Irrumpo en la sala rápidamente y voy en dirección al armario de papá, lo abro, cojo un cuchillo y me giro hacia papá amenazante.
- ¡No sigas!- exclamo apuntando directamente hacia su corazón; él sonríe irónicamente...
- ¿Qué haces con eso mi niña?, papá no está haciendo nada malo, ¿recuerdas?- comenta tranquilo, tratando de que baje la mano con el cuchillo.
- ¡Suelta a Jackson ahora!- exijo mirándole a los ojos fijamente, debo ser más valiente y manejar la situación; él mira a mi hermano y vuelve a mí.
- No, tú dijiste que él era mío- reprocha vistiéndose de nuevo.
- No lo es, él es del chico pelirrojo, solo suyo- respondo acercando la hoja afilada a su pecho; retrocede unos pasos hasta quedar entre el cuchillo y la pared y yo avanzo un par para dejar la punta de la hoja justo apuntando hacia su vena aorta. Me mira serio intentando sobreponer su control en la situación, pero en sus ojos se asoma tímida una llamarada de miedo...- He dicho que le sueltes, ¡vamos!- insisto una vez más; lentamente y bajo mi supervisión, se acerca a Jackson y comienza a desatarle... cuando lo hace, mi hermano cae rendido al suelo y se hace un ovillo mientras llora en silencio... Corro hacia él inmediatamente y le abrazo con fuerza, soltando el cuchillo junto a mí por si mi padre decide acercarse de más a él...
- Vas a dejarles marchar- anuncio volviendo a mirar al que antes reconocía como padre; ya no quiero tener que ver nada con él, a partir de ahora no soy nada suyo, él ha muerto para mi.
- No, él es mío- responde algo menos atemorizado; me levanto sin esperar ni un segundo y vuelvo a apuntarle en dirección al pecho con el cuchillo.
- He dicho que le vas a dejar marchar, ¡ahora mismo!- repito perdiendo las riendas de mi cordura; abre los ojos impresionado por mi repentina rebeldía- Vas a cojerle en brazos, lo vas a llevar a mi habitación, le vas a tumbar en mi cama y, luego, volverás aquí y te sentarás en esa silla de ahí- ordeno señalando la silla que hay en una esquina de la sala; aún sigue mirándome fijamente a los ojos, debo resistir hasta que él se agote, no puedo ser yo quien se rinda...- Adelante- añado haciendo un gesto con la cabeza que señala el cuerpo de Jackson tendido en el suelo; se queda pensativo unos largos segundos y, tras repetir ese movimiento de nuevo, coge a mi hermano en brazos y se dirige hacia la puerta de salida mientras yo le sigo a pocos pasos sin bajar la guardia.
Cuando llegamos a mi cuarto, le deja en mi cama con cuidado y camina en dirección a la Sala de Torturas como yo le había indicado que hiciese; cierro la puerta de mi habitación tras salir y le sigo hasta que veo cómo se sienta en la silla.
Sin dejar de apuntar con el cuchillo en dirección a su corazón, llevo mi mano a un bolsillo de sus pantalones y saco las dos pastillas que guardaba para dárselas a Jackson y drogarle- Cómetela- ordeno acercando mi mano a su boca; me mira a los ojos y acerco un poco más el cuchillo a su pecho, se la come sin rechistar y, poco tiempo después, se encuentra profundamente dormido...

Cosas Que PasanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora