Un recuedo bueno y uno malo

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Theo pov.

Después de comer, Patata se había dormido apoyado en mi hombro. Noté que estaba cansado de tanto llorar; su rostro se había enrojecido notablemente a causa de su llanto, tenía los ojos algo hinchados, respiraba de forma entrecortada y susurraba cosas entre dientes mientras apretaba los párpados con fuerza, tratando de hacer desaparecer algo.
Yo también estoy muy cansado, apenas consigo asimilar lo que ha ocurrido de un momento a otro...
Me duele la cabeza a reventar, no tengo fuerza en el cuerpo y me cuesta hablar; es como si estuviese preso en un cuerpo que no responde a nada, todo está muerto, anestesiado y, sin embargo, soy consciente de lo que me rodea...
Decido revivir mi último recuerdo, juro que ese fue el momento más feliz de mi vida... Solo quería vivirlo una vez más, aunque fuese en mi imaginación... Cierro los ojos para concentrarme...
Recuerdo que llegamos frente a mi casa en el coche de Jasper, Patata iba conduciendo; habíamos puesto la radio a todo volumen e íbamos cantando entre risas, así que, cuando bajamos del coche, aún estábamos cantando como locos. Tía MaryJo nos había escuchado y salió a la entrada para recibirnos con una de sus grandes sonrisas en el rostro. La saludamos y, tras hablar un poco con Abu y el Abuelo Clarence, subimos a mi habitación un rato...
Recuerdo que Patata cerró la puerta tímidamente tras de sí, echó el pestillo y se giró hacia mí mirándome con una sonrisa diminuta y traviesa; entonces yo sonreí como un idiota mientras me acercaba a él, le sujeté levemente de la cintura con mis manos, él puso las suyas en mis mejillas, nos miramos a los ojos en silencio y, luego, sentí su boca sobre la mía, mis ojos se cerraron de forma automática... Él se separó de mí un poco para mirarme de nuevo y sonrió; le sonreí, pasé la lengua por mis labios, rescatando el sabor de los suyos que aún aguardaba sobre los míos; sin separarme de él y dando un pequeño paso hacia delante, le invité a recostar su espalda en la puerta, no tardó mucho en hacerlo... Después de que lo hiciera, sostuve su cintura con más fuerza, atrayendo su cuerpo hacia el mío mientras volvía a besarle... Sentí sus manos ascender por mi cuello y entrelazarse tras él, sonreí... y pude notar que realmente me había enamorado de él... por completo...
A esos besos los siguieron palabras al oído, caricias ocultas por la camiseta, risas cómplices, entrelazar nuestros dedos, miradas sinceras a los ojos y besos en el cuello... Luego llegaron las ganas de desnudarnos el uno al otro, las ganas de demostrarnos que nos queremos, las ganas de estar juntos para siempre, las ganas de hacer de ese nuestro momento... Decidí pensar acerca de ello; me detuve justo cuando las ganas se empezaban a hacer irresistibles, aparté mi tacto de su piel y mi boca de su cuello, me separé de su cuerpo en un estado leve de shock y me dejé caer en la cama, teníamos que hablar de eso.
- Thunder, ¿qué pasa?, ven, sigamos- me dijo con la respiración excitada, tendiéndome su mano para que yo la aceptase; cerré los ojos.
- No podemos Patata- suspiré apesumbrado; sentí que se colocaba sobre mí, estaba sentado sobre mis caderas con sus manos en mi pecho, sonreía con los ojos brillantes.
- Sí que podemos, nada ni nadie nos lo prohibe- susurró despreocupado; le miré y torcí un poco el gesto.
- No quiero- mentí inconsciente; él soltó una carcajada y se acercó a mi oído.
- El pequeño Theo no dice lo mismo- apuntó sin evitar esa sonrisa pícara que se había albergado en su boca; sonreí débilmente, me había pillado.
- Al pequeño Theo no le importan las cosas que puedan pasar después- me excusé en un susurro; su rostro se apagó un poco.
- ¿Por qué no quieres?- preguntó algo triste; acaricié su cintura y él miró hacia abajo.
- No quiero hacerte daño, no quiero cargarme lo nuestro- respondí sentándome y jugando con su pelo- Eres lo mejor que me ha pasado nunca, no me lo perdonaría jamás si te pasase algo- añadí mirándole a los ojos.
- Tú también lo eres todo para mí, por eso quiero que seas tú- confesó; suspiré, cada vez me gustaba más... Miré hacia abajo pensativo, él sonrió, puso sus dedos bajo mi barbilla, la alzó delicadamente y me dio un corto beso en los labios- No lo pienses, disfruta- musitó antes de volver a besarme... Empezamos de nuevo...
Nuestros besos iban cada vez a más. Sus manos se colaron en mi camiseta, me la quitaron rápidamente, la lanzaron por algún lugar de la habitación y se detuvo unos segundos para mirarme, se rió; le sonreí y me deshice de la suya, la lanzé lo más lejos que pude y admiré durante un instante su marcado abdomen...  inconscientemente pase de nuevo la lengua por mis labios, él sonrió y comenzamos a besarnos de nuevo... Patata se tumbó sobre mí sin dejar de besarme y aproveché entonces para quedar sobre él; sentí cómo sus manos se dirigían a mis pantalones, los desabrochó con una facilidad impresionante y me los quitó, dejándome en ropa interior únicamente... Luego fue mi turno, llevé las manos a sus pantalones, los desabroché con cuidado y tire de ellos hasta dejarle en calzoncillos... Nos detuvimos, nos miramos a los ojos y fue como si cada momento juntos pasase por mi cabeza... Estábamos totalmente quietos, sentados uno frente al otro en mi cama, mirándonos en silencio, casi desnudos, dejando que el otro acabase de conocernos... Me acomodé entre los cojines, sentado con las piernas ligeramente abiertas y mirando los ojos grises de Patata... Tímidamente, él empezó a gatear hacia mí, se sentó en mi regazo con una pierna a cada lado de mi cadera; sus ojos brillaban como nunca, llevó su mano derecha a mi mejilla y me beso dulcemente... Volvimos a mirarnos... Mi corazón iba a mil por hora, estaba muy nervioso y él en cambio parecía tan calmado... Cogí su mano en un movimiento suave y la llevé a mi pecho, justo sobre mi corazón alterado.
- ¿Lo sientes pequeño?- pregunté en un susurro; él se limitó a asentir callado- Eres mi universo- añadí poco después; él sonrió encantado y llevo mi mano a su pecho, estaba tranquilo, totalmente calmado...
- No imaginas cuánto confío en ti- musitó entre dientes, justo antes de que nos fundiéramos en un beso y nos dejásemos llevar... Le miré a los ojos mientras hacia desaparecer de su piel la ropa interior; luego él me imitó y quedamos desnudos, yo sentado y él en mi regazo... Sentía que no quería desacerme de su boca en la mía, siempre buscaba más y más besos... Comencé a sentir el hormigueo característico de las ganas de estar en él, lo sentía bajo el ombligo y me asustaba que él lo supiese...
- Estoy listo- me dijo al oído poco tiempo después; me mordí el labio inferior dubitativo- Relájate cielo, todo va a salir bien, lo prometo- comentó más tarde; respiré hondo intentando calmar mi nerviosismo... Sentí su mano en mi "amiguito australiano", luego sentí cómo poco a poco me adentraba en su cuerpo y miré su rostro, tan solo expresaba un atisbo de dolor frente a un mar de deseo, felicidad y lujuria... Cuando ya no pude adentrarme más en él, se detuvo y sonrió tranquilo; yo sólo quería besarle y demostrarle cuánto le quiero, inconscientemente le besé y el juego comenzó de nuevo... Poco a poco él empezó a moverse lentamente sobre mí, soltaba un leve jadeo que llegaba a mis oídos de forma excitante... El ritmo aumentaba; ya no eran suaves y tímidos jadeos los que salían de sus labios, ahora eran claros gemidos de placer que se escapaban a la vez que nos besábamos... Mis manos estaban en torno a su cintura y las suyas se apoyaban en mis hombros...
- Te quiero pequeño- dije de pronto, mientras llegaba al climax y besaba su cuello entre gemidos de placer por ambas partes...
- Yo también te quiero Thunder- suspiró cuando él también hubo acabado; nos besamos y sonreímos- No quiero que esto acabe nunca- añadió mientras se tumbaba junto a mí; le miré, se rodeó los hombros con mi brazo y apoyó su cabeza en mi pecho mientras me abrazaba...
- Me quedaría así para siempre, contigo- reconocí tras un corto silencio; él asintió de acuerdo y mis ojos empezaron a cerrarse solos, sentía las caricias que Patata dibujaba sobre mi vientre...
- Descansa cielo, cuido de ti- le oí decir antes de quedarme dormido con él abrazado a mí...
Después de aquello solo recuerdo que nos despertamos, cogimos mis lentillas, la comida que Tia MaryJo nos dio y nos fuios de allí directos al granero.

Oigo algo fuera; tal vez sea la niña de antes que viene a traernos comida de nuevo. Miro el reloj de muñeca que llevo, son las cinco de la tarde y todo sigue estando tan oscuro como si fuese de noche. Escucho pasos acercándose y se detienen junto a la puerta de barrotes que nos mantiene presos. Es un hombre mayor, tendrá unos cuarenta y siete años; es posible que mida un metro ochenta, pero no es más alto que yo; tiene poco pelo y, el poco que tiene, está compuesto por canas; su piel es blanquecina, y aspera, con algunas arrugas salteadas; tiene las cejas muy gruesas y pobladas, lo que le da una expresión brusca y ruda; sus ojos castaños no apartan la mirada de Patata, le miran con gran deseo; tiene la nariz grande y bajo ella crece un bigote canoso que bordea sus labios y acaba en una perilla sobre la barbilla; su boca es grande con los labios finos y una característica falta de dientes en ambas mandíbulas. El hombre viste con un polo a rayas rojas y azules del que sobresale una barriga crecida por la cerveza y la comida basura; también lleva unos pantalones color canela y la bragueta bajada con un cinturón marrón desabrochado, va descalzo. Por fin posa su mirada en mí.
- ¡Natalie!- grita con la voz muy ronca; la niña rubia de antes aparece a su lado.
- ¿Sí, señor?- pregunta sumisa.
- Me voy a llevar al chico rubio para charlar con él un rato, mientras tanto, cura a ese muchacho pelirrojo y limpia todo este desorden; ¿entendido?- ordena abriendo la puerta y acercándose a Patata; trato de hacer cualquier cosa para evitar que se lo lleve, pero mi cuerpo aún no responde.
- ¡¿Qué piensas hacer con él?, ni se te ocurra tocarlo!- exclamo furioso; él se despierta y mira al hombre atemorizado.
- Hola Jackson, ven vamos a charlar un rato, como hacíamos antes- susurra el hombre, hechizado por Patata y sin echar la más mínima cuenta a mi advertencia.
- ¿Ja... Jackson?, ¿quién es Jackson?; lo siento pero se ha confundido, yo no soy Jackson- tartamudea lleno de miedo; el hombre sonríe y le toma del brazo.
- Me encanta que seas tan inocente cuando despiertas, es como si fuese la primera vez que te levantas de un sueño- comenta llevándoselo de mi lado...

Ha pasado una hora y media desde que se fueron; la niña había acabado de hacer lo que el hombre le dijo en muy poco tiempo y sin rechistar lo más mínimo, de ella no salían muchas palabras, se notaba que era fan del silencio.
Oigo un llanto lejano que se acerca cada vez un poco más; Patata aparece frente a la puerta, es él quien llora amargamente; me preocupo aún más cuando veo que su ropa se ha cubierto de sangre y él se acurruca en una esquina a llorar en silencio. Consigo acercarme a él lentamente y dejo que descargue su llanto desconsolado en mi pecho hasta que se queda dormido...
Despierta callado y nos miramos.
- ¿Qué te pasa?- pregunto en un susurro.
- Él... Ese hombre... Él me ha...- trata de decir mientras las lágrimas vuelven a brotar de sus ojos grises; le abrazo para que se tranquilice y, tras un tiempo, vuelve a intentarlo- Él me... recostó en una cama... y me drogó... y luego me obligó a ponerme a cuatro patas y... me violó.

Cosas Que PasanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora