Natalie

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Mitch pov.

Theo me mira a los ojos con un enorme asombro, apenas cree lo que yo acabo de decirle, está en shock. En sus ojos azul hielo crepita la furia y asoman algunas lágrimas llenas de impotencia, verlo así duele más que las consecuencias de violación que sufre mi cuerpo en este instante.
Las imágenes de "esa atrocidad" aparecen aún en mi mente como un flash para atormentarme mientras Thunder sigue incapaz de gesticular una sola palabra. Simplemente me abraza, me abraza con mucha fuerza y llora conmigo en silencio.
- Lo siento Patata, todo esto es mi culpa, si no hubiésemos ido a por lentillas para mí, ésto no habría pasado- me dice al oído; niego con la cabeza.
- Shhh... Esto no es culpa de nadie mi amor, es una cosa de las muchas que podrían suceder- contesto acariciándole el rostro- Tranquilo cariño- musito calmándole y dejando que apoye su cabeza en mi hombro.
- Yo debía protegerte de todo, nadie te podía volver a hacer daño- insiste con la voz un poco quebrada.
- Estabas inconsciente cuando nos raptaron, no ha sido tu culpa- trato de volver a excusarle; suspira.
- Yo no he cumplido mi promesa- repite en voz baja; le miro a los ojos- Lo siento- añade tristemente; suspiro, acaricio su mejilla y beso sus labios con levedad.
- Jackson- oigo que susurra a mis espaldas una voz infantil y aguda; instintivamente miro hacia atrás y encuentro a la niña rubia de antes mirándonos a través de los barrotes- Jackson, siento mucho lo que papá te ha hecho- murmura bajando la vista al suelo; gateo hacia a ella con una mueca de dolor entre los labios y me siento en el suelo a su lado, ella se deja deslizar hasta caer sentada junto a mí y nos miramos a los ojos, reconozco que somos extrañamente parecidos...
- ¿Quién es Jackson, pequeña?- me atrevo a preguntar en un susurro; ella cuela su mano por una de las rendijas entre los barrotes y posa su dedo índice en mi pecho, señalándome- ¿Cómo te llamas?- añado con interés.
- Natalie- musita con la voz temblorosa.

Me fijo atentamente en ella. Es baja de estatura, bastante delgada y de piel pálida. Viste un sucio camisón de color rosado con grandes flores violetas que tiene algunas partes teñidas de sangre seca; anda descalza. El pelo lo lleva suelto, despeinado, enredado y, como una cascada rubia albina, le cae por la espalda hasta la altura de las caderas. Su rostro aniñado está levemente consumido por la falta de nutrición. Tienes unos grandes ojos de color gris violáceo que muestran con claridad el dolor y la tristeza interna que la hacen sufrir. Tiene una pequeña nariz salpicada de pecas y las mejillas rojizas. Sus pequeños y finos labios rosados esconden una sonrisa llena de dientes blancos y unos dolorosos brackets que tratan de corregir algunos torcidos. Es preciosa, pero parece que no quiere mostrarlo. Ella es un secreto.

- ¿Él te hace lo mismo a ti?- insisto aparentemente calmado.
- A veces- reconoce mirando el suelo- Dice que no soy buena y, si no lo soy, me encierra en un cuarto muy oscuro durante tres días y no me deja comer, solo viene para hacerme eso- confiesa abrazándose las piernas y escondiendo el rostro entre sus rodillas; suspiro.
- Natalie, ¿por qué no te has escapado?
- Es nuestro papá Jackson, lo hace por que nos quiere- explica volviendo a fijar sus ojos en los míos; el corazón me da un vuelco.
- ¿Cuántos años tienes?- comento mientras mi corazón intenta regresar a su posición natural, ¿cómo puede pensar que eso es amor?; me muestra ocho de sus diez dedos y eso hace que la ira comience a carcomerme el interior- ¿Dónde está mamá?- añado asumiendo el papel de ser su hermano mayor, como ella piensa.
- Papá la mató cuando tenías diez años, ¿no lo recuerdas?- contesta con seriedad, afrontando calmada tan horrorosa realidad; niego con la cabeza y suspira- Él lleva buscándote años Jackson, ha traído a tantos chicos como tú antes de ti que perdí la cuenta hace tres años- admite tranquila, acariciando mi mejilla con dulzura- Te escapaste hace mucho, pero por fin has vuelto y vamos a estar juntos para siempre, como hermanos; ¿verdad que jamás me vas ha dejar sola?- susurra mirándome a los ojos con los suyos vidriosos; niego con la cabeza, estoy asustado, no soy el único, antes que yo han habido cientos de chicos rubios parecidos a mí a los que han violado y a saber que pasó con ellos después...
- ¿Y los otros?- me atrevo a descubrir.
- ¿Los impostores? Papá los enterró en el jardín uno a uno, todas las noches rezo por ellos, para que no vuelvan a por papá para hacerle daño- anota tocando con nerviosismo el colgante con forma de cruz que cuelga de su cuello.
- ¿No quieres huir?- me intereso; ella se encoge de hombros- Vendrías conmigo y él, estaríamos juntos para siempre- trato de convencerla; sonríe débilmente y asiente de acuerdo- Tendrías que ayudarnos a salir, ¿estás dispuesta?- le pregunto confiando en su palabra; asiente tímidamente y sonríe.
- ¡¡¡NATALIE!!!, ¿¡Se puede saber dónde te has metido, niña inútil!?- escucho que la llaman a gritos; ella mira agitada hacia el lugar de donde proviene la voz del mismo hombre de antes, ese que dice que es nuestro padre.
- Ya voy, señor- responde sumisa y, sin despedirse, sale corriendo en alguna dirección.

Gateo de nuevo en dirección a Thunder; se ha quedado dormido apoyado en la pared. Sonrío levemente; me encanta verle dormido, sin preocupaciones, relajado, descansando...
Realmente deseo salir cuanto antes de este maldito agujero negro.
Pienso en Natalie, a saber lo que habrá sufrido desde que pudo apenas caminar. Con suerte el tal Jackson escaparía con unos doce años e iniciaría una nueva vida en otro lugar. Espero que su difunta madre viviese lo suficiente como para que, los cinco primeros años de la vida de Natalie, fueran felices y despreocupados. Estoy seguro de que su padre es un maldito alcohólico que la maltrata igual o peor de lo que me ha hecho a mí. Ese cabrón me hizo mucho daño y además me había drogado por obligación. Prometo que en cuanto salgamos de aquí, Theo y yo, iremos a la policía a denunciarle y a asegurarnos de que le metan en la cárcel; y, luego, adoptaré a Natalie y buscaremos a su verdadero hermano, para que se reencuentren como ella tanto desea.
Se me están cerrando los ojos. Veo que una sombra se acerca a mí. Está muy cerca. Veo borroso. Está demasiado cerca. No le veo, todo está negro. Siento su aliento en mi cuello. ¿¡Qué pasa!? ¿¡Qué narices pasa!?

Cosas Que PasanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora