Babeo mientras duermo

34 3 0
                                    

Theo pov.

El tono de un teléfono que no es el mío me despierta; miro a mi alrededor, resulta que me había quedado dormido sobre la espalda de Patata y... ¿eso es baba?, ¿he babeado al tío que me gusta?, ¿y él no ha dicho nada?... Vale, no sé quién de los dos es más tonto ahora... El teléfono deja de sonar; suspiro y cierro de nuevo los ojos, recostándome otra vez sobre su espalda. Siento que me caigo al suelo, abro los ojos y, en efecto, estoy en el suelo tirado; Patata se asoma tímidamente y me regala una sonrisa torpe.
- Lo siento- susurra tendiéndome la mano; "Suficiente por hoy, te vienes conmigo" digo en mi cabeza, agarrando su mano y tirando de ella hacia mí; también cae de la cama, pero no sobre suelo; soy incapaz de moverme, él está tumbado encima de mí y me mira fijamente a los ojos con los suyos brillantes de diversión; nos reímos y se deja caer a mi lado, le miro y sonríe- Me la debías, lo admito- murmura levantándose del suelo; su teléfono aún suena de fondo.
- ¿¡Quieres cogerlo ya!?- digo levantándome sólo y señalando las sábanas; busca su móvil y, en cuanto lo encuentra, se lo lleva a la oreja.

- Era Dana- dice colgando algo nervioso- quiere que cojamos todo lo que creamos que nos puede servir para escaparnos al bosque y que luego vayamos a las afueras de la ciudad- añade casi sin aire; le miro tranquilo y sonrío alegre, me encanta.
- Está bien; tendría que pasarme por casa un momento, ¿me acompañas?- pregunto con la mano en la nuca, no entiendo cómo consigue que haga eso; me mira y asiente- Genial- digo ayudándole a coger algunas cosas y meterlas en una gran mochila.
Ponemos rumbo a mi casa, vamos en bici, la traje antes y ahora tengo que dejarla allí; he dejado que él monte y me lleve sentado en el manillar, ha sido agradable. Paramos frente a casa y le indico con un gesto que deje la bici por ahí en el jardín, lo hace y vuelve a mi lado rápidamente, sonrío al entrar junto a él recordando la tarde en que nos conocimos- ¡Abu, ya estoy en casa!- anuncio mi llegada mientras subo a mi cuarto.
- Theo, cariño; ¿no me presentas a tu amigo?- pregunta ella, secando un plato recién lavado con su mandil; paro a mitad de la escalera y sonrío.
- Abu, él es Patata, el chico que me gusta; hablamos de él el otro día, ¿recuerdas?, me ayudó con mi cuarto- le presento contento; Abu asiente y le sonríe- Patata, ella es Abu; puedes llamarla así, la compartiremos, ¿vale?- añado presentándole a mi abuela con una sonrisa; él me mira y sonríe- Vamos, sube- susurro tendiéndole una mano; la coge tímidamente y me encargo de entrelazar nuestros dedos con discreción, sé que ha sonreído- Creo que tengo una tienda de campaña... y una brújula... y doce linternas y... ¡oh! seguro que Tía MaryJo ha hecho pastel de calabaza, ¿llevo para esta noche?- murmuro enérgico sacando una maleta del armario y metiendo en ella algunas cosas de las que he dicho; está muy callado... me giro hacia él y le encuentro mirándome fijamente, curioso, sentado en mi cama, en silencio... sonrío- ¿Qué?- pregunto con una dulzura repentina; sonríe atontado.
- Me gustas, me gustas mucho- susurra sin moverse; me río y le doy un pequeño empujón en el hombro que hace que caiga tumbado boca arriba en la cama, me pongo un segundo sobre él, miro sus ojos del color de un día nublado y sonrío.
- Estás loco- musito cerca de su boca; parece haberse movido con la intención de besarme, pero no lo sé, hace un tiempo que estoy a lo mío... Bajamos quince minutos más tarde y vamos a la cocina, allí encontramos a Tía MaryJo, Abu y al Abuelo Clarence; los tres toman té y pastas mientras conversan sobre nosotros, les hemos pillado.
- Sólo venía a deciros que voy a "desaparecer" por una semana o un par de ellas; no os preocupéis, él también viene, vamos con el grupo, llevo el móvil y... bueno, me pasaré algunos días a robar comida y saludaros- informo como si tal cosa; ellos vuelven a sonreír.
- Está bien, pasátelo bien, sé bueno y, como muy tarde, a las doce en la cama- accede Tía MaryJo con tranquilidad; sonrío y me despido de ellos con un beso en la frente de cada uno.
- Por cierto, Tía Mary... ¿no habrás hecho por casualidad pastel de calabaza?- pregunto justo antes de irnos; ella sonríe, se levanta y saca del horno una fuente rectangular con el pastel casi recién hecho; lo envuelve en papel de plata y nos da un cuchillo pequeño.
- La fuente tiene que volver- me dice al oído; asiento con una sonrisa y salgo de allí con Patata.

- ¿Hablaban de nosotros?- pregunta algo perdido; le miro y agito su flequillo.
- Sí, eres el primer amigo que llevo a casa desde que tengo recuerdos- asiento; me mira.
- ¿Has estado con alguien antes?- dice indiscreto; me río.
- Tenía amigos, buenos amigos si así los quieres llamar- respondo; él sonríe.
- ¿Qué hacías con ellos?- insiste curioso; sonrío, se nota que acaba de darse cuenta de que le gustan los chicos, parece haber nacido ayer.
- Nada raro; íbamos a jugar a la granja, cabreábamos a los gansos, hablábamos con los caballos, saltábamos de un árbol a otro... Sólo besé a uno, fue de broma, como un juego, fue como los besos que se dan en la mejilla, así de pequeño- confieso con naturalidad; me mira.
- ¿Soy de esos amigos?- musita interesado; sonrío.
- No- digo sincero; él mira hacia el suelo, pensativo.
- ¿Qué soy entonces?- insiste.
- Algo que me nubla la cabeza- digo acariciando su nuca; me mira y sonríe.
- ¿Cómo es eso?- pregunta una última vez; suelto una carcajada divertida y paro en medio de la acera, me mira extrañado mientras me acerco a él lentamente, sin dejar de tocar su pelo rubio.
- Es natural- susurro con el corazón acelerado.
- Pon un ejemplo- pide aún perdido; sonrío, miro su boca, él pasa la lengua por sus labios como preparándose, así que de nuevo miro sus ojos y comienzo a acercarme muy lentamente; asombrado, siento nuestros labios rozar, tocarse con suavidad y regalarse un pequeño beso; nos separamos.
- Así- le digo al oído; me mira a los ojos y sonríe, sonríe mucho, "Genial, le gustas de verdad" dice mi conciencia; sonrío. Mira la hora.
- Pienso seguir hablando de ésto contigo; ahora, tenemos que ir a las afueras lo más rápido que podamos- comenta travieso; echo a correr, paro tras notar que me sigue con menos velocidad.
- ¿Estás en tus días o qué?- pregunto en broma; se ríe y empieza a correr con algo más de prisa.
- Vas a morir, Thunder- amenaza al llegar a mi lado; le miro y sonrío.
- Será bonito que me mates- murmuro entre dientes; nos reímos.

Cosas Que PasanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora