Un lugar borroso

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Theo pov.

- Patata...- susurro en su oído, intentando despertarle.
- ¿Humm?- gime desorientado, se gira hacia mí; sonrío.
- Tienes que despertar, quiero enseñarte algo- insisto cerca de su boca; entreabre los ojos y me mira somnoliento.
- ¿Qué horas es, Thunder?- pregunta a media voz; sonrío.
- Eso no importa ahora; tienes que venir conmigo- contesto tirando de él para que se levante.
- Estoy cansado, tengo mucho sueño- se queja intentando dormir de nuevo.
- Lo sé, pero hazlo por mí, sé que te gustará- suplico bajito; me mira y pongo cara de niño bueno, se ríe.
- ¿Cómo vas a ver el camino si no llevas gafas?- se interesa en saber; sonrío torpe.
- Iremos de la mano y yo te guiaré, veo bien de cerca- respondo volviendo a tirar de él con insistencia;resopla resignado.
- Está bien...- accede a regañadientes; sonrío alegre y aplaudo flojo, se ríe, coge una linterna, mi mano y salimos de la tienda.
- Cuando salgas del granero a la derecha- le indico; hacemos un buen equipo, vamos rápido- Ahora hacia delante unos veinte pasos y, luego, hacia la izquierda otros trece- añado a medida que avanzamos.
- ¿Cómo te sabes las distancias así?- murmura curioso; sonrío.
- Antes he tenido que volver sólo y las he medido para cuando vinieses- respondo- Para aquí; alumbra hacia el frente y arriba- veo la luz borrosa trepar por el magnolio borroso y la expresión borrosa de la cara de Patata- ¿Te gusta?- pregunto un segundo antes de sentir su boca en la mía- ¿Quieres subir?- añado falto de aire entre sus besos.
- Claro- sonríe; le brillan los ojos, lo sé porque está lo suficientemente cerca como para que pueda verle a la perfección. Subimos a la casa del árbol y nos tumbamos en el suelo, mirando hacia las estrellas; siento que me coge de la mano...
- Un pajarito me ha dicho que tienes miedo- susurro comenzando una conversación; me mira y se gira hacia mí.
- El pajarito tiene razón- confiesa acariciando mis labios con la yema de sus dedos; sonrío.
- ¿Puedo hacer algo para que no la tenga?- pregunto; piensa unos segundos y asiente, comienzo a jugar con su pelo entre mis dedos- ¿Qué?
- No me dejes- murmura con los ojos llorosos.
- ¿Por qué iba ha hacerlo?- digo extrañado; un lágrima resbala por su mejilla, se la quito con una caricia y mira hacia abajo.
- Porque estoy enamorado de ti- contesta entre dientes; eso me pilla desprevenido, no sé qué debo hacer ahora... ¿se supone que digo algo?; me mira a los ojos en silencio y siento que juega con mis dedos entre los suyos, suspira- Lo siento, yo... no debí decirte nada de esto- se arrepiente al ver que no reacciono; en realidad estoy muy feliz pero no sé cómo demostrarle que lo que ha dicho es genial. Le beso, directamente, sin pensarlo.
- No voy a dejarte, te quiero- susurro con una sonrisa.
- Yo también te quiero- dice alegre; le acaricio y cierra los ojos cansado, sonrío.
- ¿Sabías que a ti también se te cae la baba mientras duermes?- le digo al oído; abre los ojos al máximo y me río- Es broma, sólo hablas- añado tranquilo; me mira con los ojos entrecerrados, desconfiado- Va en serio. Ayer empezaste ha hacer ruiditos raros y a reírte mientras decías: «¡Thunder para, déjame, para por favor!, ¡No, no te voy a dar un beso si paras!, ¡ay, para!, ¡vale, te doy un beso, pero deja de hacerme cosquillas!» Y... no voy a seguir porque repetir lo que dijiste después es muy embarazoso- relato sin poder dejar de reírme; su rostro adopta el color de las amapolas y se esconde tras las manos.
- ¿Qué dije?- pregunta avergonzado.
- ¿Estás seguro de querer saberlo?- insisto recordando aquellos ruiditos que salían de su boca.
- Acepto las consecuencias- asiente mirándome por las rendijas de entre sus dedos; respiro hondo.
- Primero empezaste a "besarme" mientras te reías y, cada vez, "me besabas" con más frecuencia hasta que, al parecer, no dejamos de "besarnos"; - cuento entre risas- luego, susurrabas: «No te lo he dicho, pero me estoy enamorando de ti... No me pidas silen... Está bien, ya me callo... ¿Qué haces?... ¿No se van a enterar los demás?... Vaaale, ya no digo nada más... ¡Espera!, ¿estás seguro de que quieres que sea yo?... Thunder, pase lo que pase, te quiero; y eso no lo voy a poder cambiar ni sustituir nunca, con nada ni nadie, ¿vale?... Ven...»; - relato sintiendo que yo también me estoy enamorando- lo último que hiciste fueron estos ruiditos- añado mientras los reproduzco cerca de su oído.
- ¿¡Hice ruiditos sexuales!?- se espanta; me río al ver su reacción y me da un puñetazo en el pecho- ¡Serás muggle!, ¡ojalá te regalen una bombonera llena de grageas con sabor a vómito y mierda de vaca!, ¡me encargaré personalmente de que te manden trescientas bonitas rosas blancas en tu funeral!, ¡Hera y Dolores Humbridge debieron educarte mejor!- me "insulta" entre risas y sin dejar de darme; me río, cuelo las manos por su camisa del pijama y empiezo ha dibujar en su espalda mirando fijamente sus ojos- Eres idiota- añade algo más tranquilo; sonrío, mis caricias hacen el efecto esperado, no puede evitar calmarse cuando hago eso- Deberías estar delante de Cuatro en la prueba de los cuchillos- confiesa mientras veo cómo se derrite ante mí, muy lentamente; sigo acariciándole sin decir nada y suspira relajado- Te odio- finaliza casi durmiéndose; sonrío, beso su nariz, me mira extrañado y me río.
- No sé por qué lo he hecho- admito; se ríe y me acaricia la mejilla.
- Eres raro, Thunder- murmura acercándose a mí.
- Estás loco, Patata- respondo sintiendo sus manos en mi cuerpo; sonreímos.
- ¿Qué tal estás sin gafas?- se interesa dibujando unas en mi rostro; sonrío con picardía.
- Hermozo- respondo travieso; se ríe y mira hacia abajo- En realidad no veo una mosca; creo que vamos a tener que ir de la mano todo el tiempo hasta que consiga mis lentillas- añado tímido; sonríe.
- Me gusta ir de tu mano- reconoce irónico- Y sí, estás... hermozo- añade bromeando; me río.
- ¿Qué es lo que más te gusta hacer cuando estás conmigo?- digo curioso; piensa unos segundos.
- Besarte- ríe sonrojado.
- Te cuesta hacerlo- recrimino de broma; me mira.
- Soy tímido- se excusa aún más rojo; sonrío.
- Lo sé, es una de las cosas por las que me gustas- susurro tranquilo; fija sus ojos en los míos.
- ¿Y a ti, qué es lo que más te gusta hacer cuando estás conmigo?- sonríe.
- Mirarte- confieso; se ríe.
- ¿Por qué?- insiste; me encojo de hombros.
- Creo que cuanto más te mire, más te conoceré- musito; suspira.
- ¿Qué es lo que más te gusta mirar?- continúa interrogando; sonrío.
- No sé... Me gustan mucho tu boca y tus ojos- reconozco poniéndome algo nervioso; sonríe.
- Sé que es extraño pero... tengo elegido mi lunar favorito de tu cuerpo- admite con una risa nerviosa; le miro curioso- No creo que sepas que lo tienes porque no lo ves;- aclara- lo tienes justo detrás de la oreja derecha, cerca del cuello, alineado con tu mandíbula inferior- describe con certeza- Aquí- añade posando el dedo índice sobre él.
- ¿Cuándo lo has visto?- pregunto impresionado.
- No sé, casi siempre te estoy mirando; supongo que... Nah, no tengo ni idea- dice entre risas; sonrío.
- Mi madre también tenía ese lunar;- confieso mordiéndome el labio tímidamente; me mira a los ojos- era el favorito de mi padre- finalizo mirando hacia abajo, sintiendo que si miro sus ojos pasará algo malo. Me hace levantar la vista y me besa una vez más; me encanta que lo haga.
- Estaría bien que, por un momento, dejases de ser tan... perfecto; tal vez, así, podría encontrar la forma de no seguir enamorándome de ti- comenta medio dormido; le acaricio.
- Buenas noches- susurro en su oído; se abraza a mí.
- Te quiero- contesta durmiéndose en mi pecho; beso su cabeza y cierro los ojos; no tengo tiempo de pensar, todo se vuelve oscuro, estoy dormido.

Cosas Que PasanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora