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Día 1, Terecera hora.

Fue momento de volver a clases, esta vez ninguno de los chicos encontró a Garbancín en sus salones.

Al salir se reencontraron en los casilleros y preguntaron por ella, pero todos respondieron negativamente.

Hubo un silencio por parte de algunos y otros hablaban de la siguiente clase que tendrían.
Esta vez no ocurrió mucho en el receso, su querida Grabancito no apareció por ningún lado.

Poco antes de volver a clases, Mangel decidió ir al baño. Al salir, los pasillos y galerías estaban desiertos.

Cargó la mochila en su hombro y miró en su cuaderno a qué salón tendría que ir. Mientras guardaba el mismo en su mochila, algo chocó bruscamente con él, haciendo que soltara un pequeño grito del susto.

Ella casi se cae, pero el castaño la sostuvo unos segundos antes de ayudarla a ponerse de pie.

Sintió sus hombros cubiertos por la enorme sudadera, incluso con la gruesa tela pudo notar los huesos de su cuerpo.

Intercambiaron miradas por muy poco tiempo.

- Lo siento.- Susurró mientras comenzaba a caminar hacia quién-sabe-dónde.
- T-Tranquila.- Tartamudeó el chico al verla alejarse un poco.

Pero paró en seco al oir su voz. Cosa que desconcertó a Miguel.

Parecía intentar voltear contra su voluntad, como si la estuvieran obligando. De pronto negó y dio un brusco paso hacia adelante para seguir su camino.

Él volvió a su clase repleto de confusión.

Y una vez más, nadie encontró a O.P en sus salones.

O L I V I A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora