Fin del Día 4.
Rubén entró al taller de dibujo y sacó sus cosas.
Necesitaba descansar un poco y por eso se había inscrito ahí. No eran muchas personas pero todos se veían amigables.
Faltaban tres lugares.
La puerta se abrió y el castaño volteó indiferente. Al hacer contacto visual con esos ojos celestes, un cosquilleo recorrió su espalda.
Estaba seria, cargando su mochila con una mano.
Caminó derecho hasta uno de los asientos y se acomodó mientras abría la misma. Sacó un gran cuaderno y un estuche.
Durante la hora, a Garbancito se la veía feliz. Estaba dibujando algo celeste, Rubén supuso que una mariposa.
En ningún momento volteó para verlo, pero aún así sentía que lo observaba.
En una de esas miradas notó la flor que Ale le había dado.
Sonrió para sus adentros y volvió a su trabajo.
Al salir del instituto se notaba un ambiente de humedad y frío. Tal vez el día siguiente diluviara un poco.