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Día 1, Segunda hora.

Frank entró en su salón correspondiente, ahora mismo le tocaba matemáticas, horario que coincidía con el de su mejor amigo, Guillermo.

Buscó un espacio entre las gradas y se sentó en uno de ellos, acomodó sus cosas y comenzó a hablar con su amigo, sentado a su lado.

Unos minutos después, la puerta se abrió bruscamente, llamando la atención de casi todos los estudiantes.

Allí estaba "Garbancito", parecía triste, incluso podría decirse que había llorado. O que estaba llorando.

Fran y Guille abrieron sus ojos sorprendidos al verla. Se acercó a ellos abrazando su mochila mientras subía los escalones apresurada, evitando contacto visual con todos.

Pasó con cuidado por la fila de los chicos, al caminar frente a ellos, los dos lograron ver su perfil más detallado.

Siguió su camino hasta un asiento en medio de toda la fila, en el cual acomodó todas sus cosas y suspiró frustrada. Ella era la última persona que faltaba en la clase.

Segundos después se vio al profesor entrar con un aspecto serio. Aclaró su garganta mientras lanzaba una mirada amenazante a la ojiazul.

- Mis disculpas... he... tenido un par de inconvenientes, espero no se vuelva a repetir.- Habló a todos en general, mientras colocaba su portafolios sobre el escritorio y sacaba un par de marcadores del mismo, listo para comenzar la clase.

Guillermo, Frank y otras personas en el salón, pensaron que algo había pasado, algo no necesariamente bonito.

Los dos frikis se concentraron en la silenciosa clase, de vez en cuando riendo por lo bajo o murmurando preguntas sobre algún tema difícil.

Así pasaba el tiempo para ellos, algunos momentos volteando su cabeza hacia la derecha levemente para fijarse en ella.

Fransisco sentía una mirada por aquella parte, pero no sabía exactamente de quién, así que prefirió restarle importancia.

Llegada la hora, todos recogieron sus cosas y se marcharon tranquilamente del salón. Los chicos fueron unos de los últimos en irse, ya que Guille se había quedado resolviendo una ecuación y su amigo lo ayudaba.

Mientras le indicaba los pasos para solucionar el problema, Fran miraba de reojo a Garbanzo. Ella estaba sentada sin hacer absolutamente nada, sólo mirando la mesa frente a ella.

Una vez resuelta la actividad, Willy (llamado por su apodo) guardó todo rápidamente y ambos se dirigieron a la puerta.

Uno de ellos no pudo evitar mirarla antes de bajar el primer escalón y sonreír para luego despedirse.
- Adiós.- Le dijo en una voz tranquila, provocando que su compañero copie su acción y sacuda su mano de lado a lado con una media sonrisa.

Ella los miró con una mueca confusa. Una mezcla de asombro, pánico y vergüenza. Algo que los jóvenes no pudieron descifrar con exactitud.

Una vez en el suelo saludaron formalmente al profesor y salieron del salón, dirigiéndose a los casilleros para cambiar de materiales y continuar con sus clases.

Allí se reunieron todos ellos. Esta vez un poco más cerca de la sala en la que acababan de estar Willy y Frank.

Estaban todos jugando con sus consolas, hasta que Guillermo escuchó la puerta del salón abrirse, por lo que prestó atención a allí.

Logró ver al profesor enfadado, con su mano en el picaporte, fulminando a Garbancito con la mirada, ella sólo miraba al suelo como siempre.

Una vez el profesor se alejó, caminó apresurada hacia los baños. Notó cómo una castaña chocó su hombro con la intención de empujarla y luego reía junto a otra rubia.

El impacto hizo que ella perdiera el balance por un momento y un pincel cayera de su mochila.

Guillermo se giró para ver a sus amigos, quienes para su sorpresa se encontraban observando el pincel también.

Fransisco se levantó y sacudió un poco sus jeans para luego acercarse hasta el mismo y levantarlo del suelo.

Volvió con los otros chicos y se sentó junto a ellos. Todos observaron el pincel como si fuese algo de sumo valor.

Se notaba que estaba usado, hasta gastado se podría decir. El largo cuerpo de madera color piel tenía talladas en un extremo dos letras: O.P

- 'O'?.- Preguntó Rubén frunciendo el ceño.
Hubo un silencio breve.
- Vaya, pues no es Garbancito.- Comentó Alejandro para sorpresa de todos.

Rieron un poco y volvieron a observar el pincel.

- Olga?.- Dijo Guillermo de la nada.
- Tío, no le vas a poner nombre de vieja a la chica, no?.- Replicó Mangel (Miguel Ángel)
Él alzó sus manos en el aire a modo de inocencia.
- Aparte 'Olga' se escribe con 'H'.- Habló serio el castaño (claro).

Todos lo miraron y Alejandro hizo el favor de pegarle una suave colleja por semejante brutalidad.

Rubén sobó su nuca y siguieron pensando.
- Oriana.- Sugirió Fran.
Todos se encogieron de hombros y volvieron a sus videojuegos al ver el pincel adentrarse en su mochila.

Sabían sus iniciales al menos.

Unos minutos antes de que todos tengan que volver a sus clases, el castaño la observó salir del baño de mujeres. A esa tal O.P. Cargando su mochila vagamente mientras caminaba entre las personas. La vio subir las escaleras y desaparecer de a poco.

Quién era ella y por qué les llamaba tanto la atención?.
Qué problema tuvo con el profesor?.
Por qué no tenía amigos?.

O L I V I A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora