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Día 2, Primera hora.

Guillermo se encontraba en la clase de psicología. Sentado en una de las filas del medio.

Mientras esperaban al profesor, un castaño sentado a su lado comenzó a hablarle. Tomaron confianza en poco tiempo, pues él también era aficionado a los videojuegos.

La puerta se abrió, permitiendo ver aquellos cortos y alborotados pelos.

- Hala.- Susurró asombrado Samuel, el nuevo amigo de Willy, al ver los llamativos colores de la joven.

Esta vez no estaba triste ni enfadada, una media sonrisa se plasmaba en su hermosa cara.

- Garbancín.- Sonrió el otro mientras susurraba. El castaño lo miró y soltó una pequeña risa.

Subió los escalones alzando la vista, buscando un lugar en medio de todo. Se la veía de buen humor, cosa extraña para todos.

El profesor entró al salón cerrando la puerta tras de sí. Caminó hacia el escritorio y acomodó sus cosas, mirando disimuladamente hacia la chica. Pidió disculpas por el retraso y comenzó su clase.

Una vez más, ella pasó por la fila donde Guille se encontraba. Se quedó observándolo por unos segundos mientras avanzaba y alzó su mano tímida. Él asintió sonriente y la miró seguir su camino hasta uno de los asientos.

El docente sonrió mirando la escena, todos los profesores la conocían y era algo bueno verla interactuar con otros estudiantes. Cosa que jamás ocurría.

- Cómo se llama?.- Preguntó en voz baja el castaño.
Se encogió de hombros y rieron.

La clase transcurrió distinta, no fue algo de estudio o mucho pensar. El profesor les asignó la simple actividad de dibujar, lo que quieran. Algo que reflejase lo que sentían en ese momento, con respecto a sus vidas o recuerdos que recorran sus mentes. O bien si no querían dibujar, que escribiesen algo, lo que sea.

Mientras Samuel y Guillermo escribían algunas cosas en sus hojas, observaban a la chiquilla deslizar la punta del lápiz sobre la suya, con sus mofletes hinchados, concentrada en su dibujo.

El señor paseaba por todo el salón, subiendo y bajando los escalones, caminando de un extremo a otro en cada fila.

Se acercó hacia los dos castaños, observando sus hojas.
- Qué escribís, muchachos?.- Habló apoyando sus manos sobre la mesa.

Ambos alzaron la mirada y rieron por lo bajo.
- No es tanto, sólo...- Intentó hablar Willy mirando su hoja.
Samu sólo le extendió la suya y el hombre la analizó.

- Hmm... y... no he visto ninguna chica ahí.- Bajó su voz divertido mientras le devolvía la hoja al castaño.
Ellos rieron un poco y él se inclinó un poco más.

- Oigan, he visto que la saludasteis...- Susurró.

- A la chica de pelo verde?.- Preguntó Samu.
El rubio profesor asintió.
- Habéis hablado con ella?.

Los tres la miraron de reojo.
Ahora se encontraba buscando algo en un bolsillo de su mochila. Algo que por lo visto, no encontraba.

Luego se vio desesperada, nerviosa. Comenzó a frotar su hombro izquierdo mientras miraba el dibujo sin saber qué hacer.

El docente se acercó a ella rápidamente e intentó calmarla. La cogió de las muñecas suavemente y le dijo algunas cosas con una expresión comprensiva.

Ella asintió cerrando sus ojos con fuerza mientras presionaba sus labios. El señor acarició su cabeza y ella suspiró.

Volvió a acercarse hacia los chicos y tomó aire.
- Qué pasa?.- Preguntó Guillermo extrañado.
- Habéis visto un pincel?.- Sobó su nuca.

Ambos negaron... aunque uno de ellos mentía. Sí había visto ese pincel, incluso lo había tenido en sus manos. Sabía dónde se encontraba, en la mochila de uno de sus amigos. Recordaba cada detalle del mismo como su propio número de teléfono.

- Es muy importante?.- Alzó una ceja el de ojos rasgados.
El rubio soltó el aire acumulado en sus pulmones y dio media vuelta.

- Sólo dárselo si lo encontráis, por favor.- Habló serio y volvió a su escritorio en silencio.

Los dos se miraron confundidos y siguieron sus trabajos. Ella ya no estaba feliz como cuando había entrado a clase.

Los minutos pasaban y junto a ellos ocurría el silencio.
La hora del receso llegó y ambos castaños se levantaron de sus asientos. Acomodaron sus cosas y bajaron los escalones.

Guillermo tuvo un dejavú de la clase de matemáticas. Ella se quedó sentada en su lugar, observando cómo todos salían libremente por la puerta.

Caminó más lento para ver qué pasaba. Samu lo estaba esperando desde el umbral.

Al llegar abajo, fingió revisar su móvil para hacer tiempo mientras los últimos estudiantes salían del salón.

Mientras observaba a su amigo oprimir la pantalla de su móvil, Samuel notó que Garbanzo los señalaba mientras miraba al profesor, giró su vista hacia el mismo, quien los miraba pensando.

- Ehh... chicos.- Intentó llamar su atención.
Ambos lo miraron al instante.
- Avisarme si encontráis el pincel, vale?.- Habló amable mientras se acercaba a ellos para echarlos del salón.

- No puede exlpicarnos qué es lo que le pasa a ella?.- Habló Samu.

- Encontrad el pincel.- Dijo algo frustrado ya empujándolos levemente fuera de allí.

Los dos salieron de allí y se dirigieron a sus casilleros. Miguel se acercó a ellos junto a Rubén.

Todos se saludaron y hablaron con Samuel. Lo invitaron a sentarse en su lugar de ayer y él accedió encantado.

Después llegaron Alex y Frank.

- Y qué hay de Garbancito?.- Habló Fransisco, mirando a todos e intentando deducir quién había compartido clase con ella.

El nuevo castaño miró a Willy.
- Estaba en psicología.
- Otra vez?.- Mangel frunció el ceño. Él asintió.

- Llegó tarde, como ayer en Matemática.- Continuó, ahora mirando a Frank. Quien abrió sus ojos sorprendido.- Pero estaba feliz, no lo sé, y el profesor no parecía enfadado.

Todos sonrieron, hasta que habló Samuel.

- Ya, pero luego buscó el... este... el pincel. Que no encontraba un pincel y se volvió to' loca, recuerdas?.- Comentó mirando a Willy.

Él miró a Frank.

- Tienes que devolvérselo.
- Tanta desesperación por el pincel?.- Alzó una ceja.
- Eso importa? Es suyo, tienes que devolvérselo.- Repitió serio.

- Vale, vale... pero no sé ni su nombre, cómo quieres que...
- Como mucho te mirará y te dirá "Gracias", no es tan difícil.- Interrumpió Mangel.

- Ya le has hablado?.- Frunció un poco el ceño.
El de gafas negó y aclaró su garganta.
- Me la he cruzado antes de la última hora, ayer.

- Dónde?.- Preguntó Rubén.
- Saliendo del baño, no sé ni de dónde venía ni a dónde se fué. Aunque le dije algo y actuó como que rarita.
- Ella es rarita.- Comentó el 'ojiverde'. Todos lo miraron enfadados, incluso Samuel.- Me gustan las raritas.- Se encogió de hombros soltando una leve risa.

Siguieron hablando de otras cosas hasta que volvieron a sus clases.

O L I V I A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora