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Semana 2.

Día 3.

El día de ayer acabó mejor, por lo que ahora Olivia comenzaba a pensar distinto sobre Fransisco y sus amigos, quienes por cierto, siguieron entregándole las orquídeas.

El primer recreo pasó en silencio, ambos en una esquina de la galería, el pelinegro observando cómo ella dibujaba un bosque lleno de luces y hojas anaranjadas cubriendo el suelo.

Desde lejos, Alejandro los miraba y le hacía señas a Fransisco para que se acercasen, pero el mismo se negó.

El segundo recreo fue algo completamente distinto.

Esta vez sí se reunieron todos.

Los chicos se quedaron completamente asombrados al ver a la pequeña acercarse al lado de su amigo.

Él saludó a todos y ella se quedó a su lado sin saber qué hacer.

- Olivia, ellos son Alejandro...-

Los señaló uno por uno mientras decía sus nombres, y ella sólo asentía o alzaba su mano algo confusa y nerviosa. Sobre todo tímida, ella era la persona más tímida que uno podría imaginarse.

Se sentó en el suelo junto al pelinegro y todos se quedaron mirándola sonrientes.

Ella estaba asustada, parecía un gatito al que todos querían acariciar. Encogió su cuerpo, abrazando sus piernas.

- Tranquila, no mordemos.- Rió Guillermo.
Ella hizo una media sonrisa y miró al centro de la ronda.

A decir verdad, estaba algo nerviosa, ya que había estado rechazando las flores de esos chicos durante días y ahora tenía que hablarles. Tal vez estaban enfadados con ella.

- Y... cuéntanos algo de ti, no?.- Habló Miguel, el de gafas.
- Como qué?.- Susurró encogiéndose de hombros.
- Hombre, sabemos que te llamas Olivia, ya nos lo ha dicho Frank, pero dinos algo en plan... a qué clases vas, qué otras actividades haces, cómo te gusta pasar el tiempo...- Dijo Samuel, el corpulento.

- V-Voy a... psicología.
Dijo sólo eso y esperó a que hablaran entre sí, pero no sacaban su vista de sus ojos.
- Pasa-tiempo favorito?.- alzó una ceja Rubén, el castaño de ojos avellana.

- Dibujar?.
- Qué cosas te divierten?.- Guillermo, el de ojos rasgados.

- No lo sé, no creo que me divierta con nada.
- Bueno, con Fran se te ve f... se te ve entretenida.- Alejandro, el más bajito.

- Es que mi padre me dijo que tengo que pasar una semana con él y no quiero caerle mal.

Todos murieron de ternura al escuchar ese comentario viniendo desde su suave voz.

- No le caes mal a nadie, eres la persona más dulce que he visto en la vida.- Rubén.

Ella se sonrojó y el castaño rió.

- Por qué dices eso si apenas me conoces?.
- Se nota en tu voz y cómo nos miras asustada.- Se encogió de hombros.- Me parece algo tierno, aunque jamás le haríamos daño a nadie, mucho menos a ti.

Esa hora terminó entre preguntas y respuestas.

En el último receso subieron para cuidar las plantas, esta vez Samuel y Guillermo los habían acompañado. Los chicos sacaban chistes de cualquier cosa que veían y hacían reír a la ojiazul.

Era cosa extraña verla reír, pero cuando lo hacía, los jóvenes disfrutaban de la melodía llegando a sus oídos, cautivados por la felicidad.

O L I V I A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora