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Llegó el horario de salida.
Willy estaba acompañando a la chica a recoger sus cosas del casillero.

Ambos salieron al estacionamiento. Él la miró atento, parecía estar buscando algo.

- Esperas a alguien??.
Ella asintió indiferente.
- Y... se supone que va a venir aquí o te tienes que ir con esa persona.
- Me tengo que ir con ella... pero su coche no está aquí.- Murmuró.

Luego se volteó y caminó dentro de la institución nuevamente. El jóven la siguió sin apuro alguno.

Llegaron a la puerta de la oficina del director. Ella la abrió sin siquiera llamar antes.

- Papá, el auto de Gabi no está.- Dijo seria.
- Gabriela no vino hoy, hijita.- Comentó sin sacar su vista de su móvil.- Pregúntale a alguien más si puede llevarte, sino te doy dinero y llamas a un taxi.

Willy estaba aún al lado de la puerta, en la parte exterior. No veía lo que pasaba dentro de la sala pero sí escuchaba todo.

- Ten cuidado, vale?.
- Mhm.- Se la escuchó afirmar mientras salía de la oficina, cerrando la puerta suavemente.

Guille la cuestionó con la mirada mientras caminaban hasta el estacionamiento nuevamente.

- Llamaré a un taxi, no te preocupes.
- Te llevo.
- Willy...
- Venga, no tengo nada que hacer por la tarde, es viernes, no perderé nada.- Rió simpático.

Ella bufó y negó sonriente. Ya tenía en claro cuánto insistían ellos en hacer algo por ella o cualquier otra persona.

- Vivo a tomar por saco de la ciudad.- Alzó una ceja divertida.
- Te llevo igual, no es problema.- Le brindó una tierna sonrisa.
Ella rió y él la guió hasta su hermoso coche.

Ambos subieron al mismo tiempo y Guille arrancó el vehículo.

- Por dónde?.
Ella comenzó a guiarlo hasta su casa. Cada vez se alejaban más del centro de la ciudad.

- Ahora dobla por ahí en... el camino de tierra.- Señaló hacia la izquierda y el jóven obedeció confuso.
- Yo te avisé.- Alzó sus manos inocente, por lo que él rió.

- Alguna vez has venido a tu casa sóla?.- Preguntó bajando la velocidad mientras miraba el sendero de tierra y sus alrededores atentamente.

- Bueno... algunas cuántas veces.
- No deberías hacerlo.- Frunció el ceño.- Es peligroso, Olive.
- Sé defenderme.
- Aún así, qué harías si alguien te amenaza con un arma?.

La vio sacar una navaja de su bolsillo y llevar la pluma a su cuello mientras presionaba su cabeza con la otra mano.

Él tragó en seco y ella guardó el objeto filoso en su lugar.
- Vale.- Susurró.

A lo lejos comenzó a verse una casa, el tejado, las típicas sogas con ropa colgando, entre otras cosas.

Llegaron a la entrada y ella se bajó del coche.
El chico miró cómo bajaba su cabeza y luego volteaba a verlo con una sonrisa tímida.

- Quieres pasar a comer algo?.- Señaló hacia atrás con su pulgar.
Eso sorprendió al jóven.
Asintió con sus ojos abiertos.

Dejó el coche estacionado en la entrada de la casa y se bajó, dejando su mochila dentro del mismo.

Ella abrió la puerta y Willy la siguió, mirando todo con atención. La casa no era tan moderna, pero sí era grande.

- Ehh... t-toma asiento si quieres.- Señaló un sofá color crema.
Él asintió y se sentó.

Se quedó sosteniendo una foto en la que salía un hombre jóven cargando a caballito a una pequeña rubia de dos coletas con una gran sonrisa en su rostro, tal vez de 8 o 9 años. Olivia y su padre.

Estaban al lado de un par de columpios de madera, conectados a una resbaladilla del mismo material. Willy pensó en haber visto ese juego en la entrada de la casa, más desgastado y oxidado.

Dejó la foto donde estaba y se levantó del sofá, la chica estaba en la cocina acomodando un par de cosas.

- Vas a cocinar??.- Alzó una ceja.
Ella asintió seria.

El chico se ofreció en ayudarle pero esta se negó. Finalmente comieron el delicioso plato que había preparado y luego lavó todos los elementos usados.

Los dos salieron al patio, era un terreno enorme y se podían apreciar las otras hectáreas vecinas, llenas de pasto alto y árboles.

Al salir se sentaron en los columpios, balanceándose levemente de adelante hacia atrás. Las cadenas rechinaban con cada vaivén y las zapatillas de ambos se arrastraban sobre la tierra vagamente.

Había una pequeña y agradable brisa. El silencio era notable. Las vistas increíbles.

Un ambiente perfecto para estar sólo.

- Puedo preguntarte algo?.- Dijo él y la vio asentir.- Sonará raro pero... eres feliz?.
Sintió su mirada de asombro.
- Por qué preguntas?.
- Porque quiero saber.- Se encogió de hombros.

- Pues... si te soy sincera... no lo soy.
Guillermo suspiró.
- Cuándo fue la última vez que te sentiste feliz?.
- Ni siquiera lo recuerdo.

Ocurrió un silencio que parecía eterno, no se sabía qué decir en esa situación, Willy estaba descepcionado. Creyó que lograron ganar la apuesta entre todos, cada vez que pasaban los recreos juntos se la escuchaba reír y sus ojos algunas veces brillaban.

- Hay... hay alguien que me dice que ser feliz no vale la pena, y supongo que tiene razón.
- No la tiene en absoluto, ser feliz es lo más bello que puedes experimentar, Oli.

- N-No me llames así, ya lo he dicho.

Por alguna extraña y desconocida razón para los chicos, ella no quería que digan su nombre. Prefirieron no preguntar sobre eso.

- Perdón, pero te hablo en serio, vale la pena.

Nuevamente nadie dijo nada, sólo estaban hablando el viento y la naturaleza.

- Guille...- Susurró.
- Hm?.

- Crees que pueda ser feliz algún día?.
- Por supuesto.

El jóven se levantó del columpio y se colocó detrás de ella, posó sus manos en su espalda y la empujó levemente, con cuidado de no tirarla.

- Qué haces?.- Musitó confusa.
- Te empujo.

La vio apretar las cadenas y ayudarse llevando sus pies hacia adelante y atrás. Se elevaba cada vez más alto para luego bajar y volver a subir. Sentía la libertad y tranquilidad mientras inhalaba el aire fresco.

A veces hay que cerrar los ojos para ver con claridad el momento. Eso hizo ella.

- Te sientes bien?.- Habló el pelinegro con una sonrisa.
- Mejor que nunca.- Lo miró mostrando sus brillantes dientes superiores con otra.

- Te sientes feliz?.
- Me siento como cuando era pequeña, pero no sé si feliz.

- Me parece válido.

Siguieron así por unos minutos hasta que se cansaron, entraron de nuevo a la casa y pasaron un rato juntos, en silencio absoluto.

- Piensas ir a casa de Rubén y Mangel?.
Asintió animada.

- Genial, entonces volveré a mi casa ahora y paso a buscarte más tarde, vale?.
- Mhm.- Afirmó mientras los dos se levantaban del sofá.

Willy se despidió de ella y se fue en su coche.

O L I V I A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora