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Desperté escuchando la voz de Freddie en susurros incoherentes. Las paredes blancas me agredieron y presione su mano, haciendo que su mirada se posara en mi. Recorrió mi rostro con sus manos y besó mi frente con fuerza.
-¿Freddie?
-Estás bien.-susurró.- Estás bien. Te amo. Estás bien.
-Algo te pasaba y fui a buscarte.
-Sólo fue una torcedura. Sólo... Podías llamarme. Darcy, nunca manejamos fuera de un video juego. ¿Por qué lo hiciste? Podrías haberte matado. Podría ser mucho peor que esto.
-Freddie.-lloré ante sus lágrimas.-Acostate conmigo. No te vayas.
Mi hermano se acomodó a mi lado y me abrazó con fuerza. Sabía exactamente dónde me dolía.
-Tranquila. Estoy con vos.
-Tengo miedo.-confesé.
-¿De qué?-preguntó, apartándome el cabello del rostro.
-No lo sé.
La puerta se abrió y entró mamá, con los ojos todos rojos.
-Mami.-lloré.
Ni ella ni mi hermano me soltaron durante los siguientes veinte minutos. Me dejé mimar y abrazar por ambos sin oponer resistencia.
-Mami, quiero ir a casa.
-Vamos a ir a casa, mi amor. Vamos a ir los tres a casa.- acarició mi pelo.
Entonces supe que papá no estaba ahí. No le importaba en lo absoluto que yo estuviera en un hospital porque, nuevamente, yo no era Freddie. Me hundí en brazos de mi hermano y él acarició mi estómago sobre la venda.
-Con cuidado, vas a lastimarte. No vamos a irnos sin vos. No vamos a dejarte.-su mentón se acomodó sobre mi cabeza y me permití cerrar los ojos.-Mamá, está muy asustada.
Intenté calmarme pero no lo logré y Freddie se negó a apartarse cuando el médico entró.

-Tenes que subir, Darcy.-pidió mi madre y yo negué.-Hija, tenemos que ir a casa. Tenes que reposar.
-Voy a ir caminando.-susurre, retrocediendo un paso.
-Mirame, Darcy.-pidió Freddie.- No podes ir caminando. Estamos lejos de casa y te duele mantenerte en pie. Vení conmigo y cerra los ojos. Yo te canto.
-Cantas terrible.
-Mentira.-rió.- Canto hermoso. Vamos, Darcy. Sé que te duele quedarte acá.
Respire profundo y dejé que él me metiera en el auto. Al instante, me aferre a él con todas mis fuerzas y cerré mis ojos. Freddie empezó a cantar pero todos mis sentidos estaban enfocados en el auto. Mi corazón latía frenéticamente y sentía el pulso en mi cuello y muñecas. Quería desvanecerme, no ser consciente de nada.
-Frena.-lo escuché decir.-Mamá, pará el auto.-cubrió uno de mis oídos y dejó el otro sobre su corazón.-Tranquila. Shh. Vamos a bajar. Vamos a bajar juntos.
Cuando lo hicimos, vi que estábamos a mitad de camino. Mi hermano me aferró con fuerza y permanecimos ahí unos largos minutos.
-Puedo.-mentí al sentir las dos miradas preocupadas sobre mi.
-No, no podes.-dijo mi hermano.
-Si puedo.
-Yo no puedo.-dijo.- No quiero verte así. Te voy a llevar caminando.
-No creo que ella...
-La voy a llevar.-le dijo a mamá.-No va a tener que hacer ningún esfuerzo. No puede viajar en auto.
Sin dejarla decir nada más, me alzó y comenzó a caminar. Mi hermano tenía muy buenos brazos y era alto. Llevarme no le suponía ningún esfuerzo pero, de todos modos, no quería que lo hiciera por mi.
-Freddie...
-No.-me cortó.- Sólo dejame hacerlo.
No dije nada más. Me recosté contra su pecho y dejé que el latido de su corazón me inundara.
-Darcy Hillary Tomlinson.-dijo una voz grave a medio camino.- Sabía que ibas a venir.
Miré al profesor del campamento. Estábamos frente al predio en el que formaban para audicionar para The X Factor. Miré a Freddie y él acarició la mejilla.
-Sé que queres, pero necesito que reposes. No podemos esperar.
-Ya lo arreglé.-dijo el hombre.- Dije que una alumna había sufrido un accidente y podía venir. Te dejan pasar directo.-se aproximó.- Darcy, no desaproveches la oportunidad.
Sin dejarme decir nada, Freddie avanzó, siguiéndolo. Quise bajar pero una puntada me atravesó y mi hermano me tomó mejor.
-Alguien te estaba esperando, Tomlinson.- dijo, mirándome.- Quiere matarte pero también quiere que cantes.
Sobre el hombro de mi hermano pude ver a Frank. Sonreí con suavidad y el hombre se aproximó.
-Va a entrenarte si pasas.-dijo el profesor.- Yo no puedo dejar el campamento pero él si.
-Vas a pasar y vas a estar castigada.-dijo el moreno.- Me voy a encargar de que no salgas a fiestas y te quedes en casa por inconsciente. Ahora dejame verte.
-Fueron quince puntos en el estómago.-dijo Freddie.-Y ocho en la cabeza.
-Y vos la estás alzando con la muñeca mal.-dijo y caí en la cuenta de eso.
Bajé con rapidez y me atravesó un dolor muy fuerte. Abrí la boca pero no me escapó ningún gritito. Freddie llevó su mano a mi estómago, asustado. Respire profundo y descanse la frente en su pecho. Sería muy poco oportuno desmayarme por el dolor frente él.

EscondidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora