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Mamá se apresuró a llenarnos de besos ruidosos y mimos cuando llegó. Ambos reíamos con ella. Era bueno estar en casa. Miré a Freddie y tomé su mano mientras bajabamos la escalera lentamente.
-¿Segura que no te duele?-preguntó y asentí, dejando que me rodee la cintura con su brazo.- Te amo.
-Yo te amo más.-dije y Frank se acercó a nosotros.-¿Por qué tanto misterio?
-Es su cumpleaños. Vamos a pasarla bien todos juntos.-dijo él.-Vengan. Empecemos con los regalos.
Mamá nos hizo tomar lugar en la sala y le tendió a Freddie su bolsa. Reí. Ya sabía qué era. Sacó un equipo de fútbol y lo miró con los ojos abiertos.
- La próxima semana empezas.-le dije y me miró incrédulo.-Vamos. Siempre supe que no querías jugar en donde estabas. Este es tu equipo favorito. Sé que queres ir.
Freddie rió y abrazó a mamá antes de besar mi cabeza y rodearme con su brazo.
-A veces me das miedo.-reí.-Es tu turno.
Mamá me tendió una enorme caja. Al abrirla había un largo vestido azul con dibujos en negro. Llegaba al suelo. Lo miré extrañada y un papelito cayó.
"Andá a cambiarte olgazana. Tenemos que arreglarte bien porque llegó el día de tu presentación en vivo"
-Vas a hacerlo.-dijo Freddie en mi oído y lo miré apenada.
-Ella me prometió que sí.-dijo Frank.- No quiere romper mi corazón. Así que supongo que lo va a hacer por mi, ¿no? Vamos, Darcy. No me defraudes ahora.
Suspiré y los miré antes de levantarme y poner el vestido sobre mi ropa.
-¿Están seguros de esto?
Todos asistieron y miré la escalera. No podía creerlo pero estaba a punto de cometer una locura.

Las luces me aturdieron por un segundo y miré a un lado, buscando los ojos de Freddie. Él avanzó un paso y Frank lo detuvo. Tenía que hacerlo sola.
Todo pareció fugaz y abrumador. Sabía que cantaba. Sabía la letra. Podía ver los rostros, la gente de pie, los aplausos. Sin embargo, mis oídos parecían aterrados de oír. Entonces, de un segundo al otro los papelitos volaban por todos lados. Las manos de Amanda estaban sobre el botón dorado y Freddie corrió hacia mi, alzandome con cuidado. Pude sentir los ojos de papá clavados en mi y, luego, otros dos pares de brazos sumarse en torno a mi. Me aferré a mi hermano y luego a mamá y a Frank con todas mis fuerzas.
-¡Louis!-escuché el grito de Simón y descubrí que mi padre se había ido.
-Vamos, Darcy.-susurró Freddie en mi oído.
-Papá se fue.-musité y miré el asiento vacío.-Sabía que no tendría que haberme presentado.
Salimos del escenario y me apartaron un minuto de ellos para sacarme las cosas que tenía conectadas.
-Nos vemos afuera.-le dije a Freddie y él besó mi frente.-Todo está bien.
Mientras me acercaba a la salida, podía escuchar pedidos, chicas pidiendo autógrafos. Todo parecía estar envuelto en la locura a mi espalda. Una mano me tomó, haciéndome voltear y me topé contra el pecho de mi padre.
-Hija, no lo hagas.-pidió.
-No creo que vuelva a presentarme.-susurré.
-No. No lo dejes. Tenes que volver. Sé que vas a ganar. No lo dejes.
-Creí que...
Él se arrodilló frente a mi. Tenía lágrimas en los ojos mientras tomaba mis manos y me acariciaba el rostro una y otra vez.
-No quiero que seas famosa. No quiero que se hable de vos por todos lados. Sos tan chiquita. No quiero que nadie te lastime. Estuve ahí, sé lo que se siente y no lo quiero para vos.
-Papá...
-Si. Yo soy tu papá. Yo lo soy y te amo. Sé que Freddie puede soportarlo, él es fuerte pero vos sos muy chiquita. Una bebé.
-Pero crecí.-dije y aparté la mirada.-Y no estabas ahí.
-Estoy acá.
-Sólo porque nos perdiste.
-Darcy...
-Quiero ir con Freddie.
-Hija.-la voz se le quebró y apoyó la frente en mi estómago.-Te amo.
-Dejala ir.-pidió Frank detrás de mi.-Por el amor de Dios, si tenes algo de amor hacia tu hija, dejala volver a casa en silencio sin acotar nada más.
-Dejá de...
Antes de que papá siguiera caminé hacia Frank con paso cansado, dejando que cierre sus brazos en torno a mi.
-¿Te duele?-asentí suavemente y él acarició mi rostro.
-No pides subirla a un auto.-dijo papá, casi con desprecio hacia el hombre.
-Lo sé. La traje en bicicleta.-dijo él.-Voy a llevarla antes de que le duela más. Necesita tomar los medicamentos.
-¿Puedo pasar a verla más tarde?-preguntó y pareció dolerle hacerlo.
-A las nueve Freddie se va con mamá a hacer un trámite.-susurré y lo miré de reojo.-Podríamos cenar juntos. Los tres.
-Voy a estar ahí.-susurró y Frank me llevó fuera sin dejar que me despida siquiera.
-¿Todo bien?-preguntó mamá.
-Le duele un poco.-dijo, acariciando mi pelo.-Vayan. Yo la llevo.
Miré a Freddie y él se aproximó a besar mi cabeza y abrazarme con fuerza.
-Te amo, ¿si? Nos vemos en casa.
-No te preocupes, Freddie. Todo está bien. Lo prometo.
Tras despedirme subí a la bici y Frank me miró. Supe que sentía que debía estar alerta en la noche. No me gustaba que lo hiciera, pero se sentía amenazado por papá.

EscondidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora