Escondida

32

Los días pasaban, el tío Harry estaba de pésimo humor y se encerraba por horas, el tío Niall tenía a uno de sus hijos enfermos, el tío Liam estaba con los trámites para patentar nuestras últimas cinco canciones y papá organizaba las vacaciones. Yo permanecía en silencio, caminando en puntillas para no molestar a nadie.
-A comer.-llamó alguien y sonó el timbre.
Los pasos se apresuraron por la escalera ahogando las voces de abajo. Me enderezé con rapidez y la puerta de abrió de golpe dejando ver a Freddie con la respiración agitada. Se tiró a mi lado llorando y lo rodeé con los brazos con velocidad y fuerza.
-Tranquilo.-dije.
-No quiero más pastillas.-lloró.-Ya no las quiero más. Me dejan estúpido. No quiero estar estúpido. No quiero. Sólo quiero que vuelvas.
-Freddie, dejala.-exigió papá.-Estoy muy cansado de esto. Quiero que la dejes.
-¿Cómo la dejaste vos?-casi gritó.- Darcy está triste. Estoy seguro de que es culpa tuya. Estuvo toda su vida esperándote y  te recuperó gracias a que yo la convencí de tener sexo.-papá le dio una bofetada y todo quedó en silencio mientras me alzaba y mantenía mi cabeza en su pecho para que no los vea.
-¡Liam!-gritó pero no estaba. Entró el tío Harry con el ceño fruncido y papá hizo que él me alzara.-Quédense en tu cuarto. No dejes que Darcy salga.
El tío asintió y, una vez en el cuarto, cerró con seguro. Me sentó en la cama y volvió a sentarse en la silla en la que llevaba días. Movía sus dedos sobre las paginas. Me dejé caer para ocultarme entre las sábanas desordenadas y cerré los ojos con fuerza.
-¿Tío?-musité casi sin voz.
-No voy a dejar que salgas.-dijo y lo sentí tomar asiento.- Darcy.-dijo revolviendo entre las sábanas hasta subir los dedos por mi rostro.-Salí de ahí, dulce.
-Freddie dijo que papá me presta atención porque él me convenció de tener sexo. Dice que papá no me hubiera traído nunca de no ser por eso.
-Pero no es cierto.-dijo con suavidad y comencé a llorar entre las sábanas mientras él intentaba retirarlas.- Darcy. Dulce. Ey. No llores. Vení.
Lo miré entre lágrimas y me abracé a él. Me tomaba con fuerza y cuidado. Secaba las lágrimas que seguían saliendo. Tarareaba canciones y besaba mi frente.
-Tío...
-Mañana nos vamos.-dijo.-Darcy, no quiero que te alejes de mi. Necesito tenerte ahí.
-Te la pasas acá.-dije en un susurro.-Ya no queres estar conmigo nunca.
-No me gusta salir de casa.-dijo.-Sólo intento hacerme una idea. Me cuesta. No quiero que nada pase.
-Nada va a pasar.
-¿Cómo estás tan segura?-preguntó, acostandose junto a mi.
-Porque es lo que vos habías dicho.
-Lo sé.-murmuró y escuché los gritos de papá y de Freddie.- Pero de todos modos me asusto. Conozco cada lugar de esta casa. Vos me los enseñaste. Pero allá...
-Voy a enseñártelos otra vez.-murmuré.
-Necesito que tu tío Liam nos acompañe porque no estoy seguro de poder cuidarte sólo.-dijo y sonreí suavemente.
-No te preocupes. Él siempre está ahí para cuidarme. Soy muy consentida.
-Y te encanta.-rió, entonces los gritos se apagaron.
-Si.-reí yo y suspiré.-Tío, quiero que me enseñes braille. Así podemos leer juntos. Te puedo mandar cartas que ellos no entenderían.-reí con ganas y él me abrazó, tentado también.-Sería nuestro código secreto. Esconderiamos golosinas y nadie sabrían dónde están y... Tío. Seríamos los reyes de la casa.

Cuando la cena estuvo lista, todos bajaron. Corrí a brazos de mi padre y salté, haciendo que él me alce. Rió y yo igual.
-¿Estás contenta?-preguntó y asentí.-Entonces yo también. Salimos en la madrugada y tenemos un largo camino. Espero que tengas todo listo.-volví a asentir mientras él me dejaba en la silla.-¿Por qué tan callada?
-Una apuesta con Liam.-dijo el tío Harry y se sentó también.-El que gane duerme con vos.
-Liam, ¿qué hora es?-preguntó papá desde la cocina.
-Las ocho y tres.-respondió el tío desde el living.
-Liam, perdiste. Darcy va a dormir conmigo.-rió y besó mi mejilla.
-¿Papá?-pregunté y él dejó los platos sobre la mesa y me miró.-¿Si no puedo viajar adelante mañana, quién...?
-Tu tío Harry no va a soltarte la mano, hijita.
-¿Y si chocamos?
-Yo voy a manejar. No vamos a chocar. Voy a encargarme de que eso no pase.
¿Lo prometes?-pregunté y extendió su meñique hacia mi, dejando que lo tome.
-Lo prometo.