3

2.6K 104 0
                                    

El lugar se veía increíble. Todas las cabañas eran individuales y estaban sobre los árboles. Ese lugar parecía ser todo lo que siempre soñé. Me anoté en música y arte y Freddie en deporte y circo.
Mamá no pudo ir por su trabajo y papá estaba mirando a Freddie, así que estaba sola en esa clase de música. La canción empezó y dos chicas empezaron a cantar en el centro de esa enorme cabaña de troncos oscuros. Tomé asiento entre todos los desconocidos. El profesor, un hombre de gran contextura física y sin cabello, me miró. La canción terminó y me señaló.
-¿Qué registro tenes?
-Meso-soprano.-dijo la chica con el micrófono.
-Contra-alto.-corregí.
-Eso es imposible. No sabe clasificar.-le dijo al hombre.
-Adelante.-la interrumpió él
Me dieron un micrófono. Una chica se levantó también y una canción empezó a sonar pero yo no la conocía. Ella cantó y yo no supe qué hacer.
-Es una clase de canto.-dijo el hombre, cortando la música.
-No conozco la canción.-murmure.
-Vení y elegí una.-parecía irritado y me hacia sentir pequeña.
Obedecí. La canción empezó a sonar y, por el agujero en el que debería haber una puerta, pude ver a Freddie y a papá buscando algo.
Empecé a cantar, bajito, y la música se apagó. El hombre se acercó a mi.
-Cerra los ojos.-murmuró en mi oído.- Imagina que estás sola en casa. Nadie puede escucharte. Canta a todo pulmón.
La canción volvió a empezar y yo igual.
-Hubiera preferido perder en batalla, a mi alma, que perderte a ti.-tomé el micrófono con un poco más de confianza, materializando las paredes de mi cuarto frente a mi.- Te hubiera regalado mi ración de aire, y aunque es tarde, respirar por ti.-me permití mover una de mis manos en son de la melodía.- Si hubiera dicho todo y sin guardarme nada. Me asustaba, no hacerlo bien.-sí era contra-alto.- Si hubiera una manera de cambiarlo todo, o algún modo, de volar al ayer. Pero no, no existe. El hubiera no existe, sólo queda la continuación.
-Un poco más agudo.-sonó la voz de mi padre. Me detuve en seco.- No te luzcas, lucí la canción.
No canté más y el profesor apagó la música.
-Lo arruinaste.-me dijo mi padre y dejé el micrófono en su lugar.
Había decepción en sus ojos. Sentí los míos arder y bajé la mirada, volviendo a mi lugar.
-Fue la mejor presentación que escuché.-dijo el profesor.- Ella es todo lo que estamos buscando.
Freddie tiró de mi padre, lanzándome una mirada de disculpas y desapareció de ahí con él. La chica delante mío palmeo el lugar a su lado, mirándome, invitándome.
-Lo hiciste increíble.-dijo una vez que me senté.
No respondí. Bajé más la mirada. Era la primera vez que mi padre Me notaba y sólo había dicho que lo hice mal.

El profesor me llamó al terminar la clase. Pensé que sería como una de esas charlas que me daban las maestras cuando papá faltaba a todas mis muestras si Freddie no aparecía, pero en su lugar dijo algo que me heló la sangre.
-Quiero que preparemos esa canción. La mayoría de estos chicos llevan años en mi clase. Los preparo para una excelente presentación en The X Factor. Vos lo lograste sin siquiera haber terminado el tema. Ese hombre no sabe de lo que habla. Creo que podes quedar.
Nunca me fui tan esperanzada de un lugar. No sabía si aceptaría, pero el hecho de que alguien creyera que yo era lo suficientemente buena, me llenaba el alma.
Llamaron a la puerta de la cabaña. Era hora de mi clase de arte.
-Hola.-dijo el hombre de la barba corta y el cabello oscuro.- ¿Vos sos Darcy Hillary Tomlinson?-asentí.- Vine a buscarte para tu clase.-estaba completamente serio.- Quería ver que todo estuviera en orden.
-Lo está.-murmure.- Sólo me cuesta llegar a horario.
-Está bien. Era sólo para cersionarme de que estuviera todo bien.
Comenzó a bajar los primeros escalones y me apresure a su lado.
-¿Podría mostrarme donde queda, por favor? Me es difícil ubicarme.
-Claro.-dijo y vi un atisbo de sonrisa.- Seguime. Soy Frank, por cierto. Te vi hoy. Te costó encontrar la cabaña.
Estoy segura que me ruborice. Ubicarme no era lo mío. Solía perderme todo el tiempo. El hombre rió y perdió toda la seriedad.
Un extraño presentimiento se instaló en mi y supe que ese hombre y yo viviríamos una misma historia.

EscondidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora