28

793 41 0
                                    

-¿Dónde está mi hija?-gritó papá y me levanté de la cama para luego abrir la puerta.-¡¿Darcy?!
-Estoy acá.-dije cuando estuvo frente a mi.-Estoy bien.
-No. No estás bien.-dijo él a la vez que revisaba mis brazos, piernas, espalda y rostro.-Hija, está hinchado ese pómulo. Por el amor de Dios, está hinchado.
-Papá, -dije tomando su mano.-estoy bien. Se terminó.
-Nunca se termina.-dijo con los ojos a punto de quebrarse.-Él vuelve una y otra y otra vez. Darcy, él siempre vuelve y ya no quiero que lo dejes.
-¿Vas a ayudare a mantenerlo lejos?-pregunté en un susurro.
-Aunque no lo quieras.-dijo él mientras me aferraba con fuerza.
Los "te lo dije" resonaron, las lágrimas cayeron y fueron secadas, los abrazos se dieron, las noches pasaron mientras me acomodaba suavemente contra el pecho de aquel que me había dejado hacía tanto tiempo.

Freddie. Sus brazos me aferraban mientras las pelotas volaban de un lado al otro. La clase de gimnasia no era mi fuerte. La pelota lo impactó y me miró casi con pena.
-Sólo esquivalas.-murmuró y lo miré asustada.
Cualquiera que me conociese podía deducir que no duré ni cinco minutos y tendría razón. La pelota me dio de lleno en la espalda y caí. Freddie se aproximó a levantarme pero, por un segundo, no pude hacerlo.
-¿Darcy?-preguntó mi hermano.
-Estoy bien.-dije pero las lágrimas se me escaparon igual.- ¿Puedo ir a sentarme?
-Me decís que te sentís bien y me pedís que vaya a sentarme.-rió sin gracia alguna.- Voy a llamar a tu casa.
-Papá no está.-dije mientras me sentaba en las gradas.
-Alguien va a venir.-dijo y se sentó junto a mi.-Vení, acá, mi vida.-dijo mientras marcaba. Tras una corta conversación, me contuvo contra su pecho. Acarició mi espalda y me quedé allí hasta que me llamaron desde la portería porque habían venido por mi. Freddie besó mi cabeza y salí de ahí, topándome con unos lentes oscuros.
-Tío Harry.-me emocioné corriendo hacía él.
-Hola, dulce.-dijo él.
No podía creerlo. Él jamás salía de la casa. Caminamos en silencio mientras yo lo tomaba del brazo.
-¿Vas a decirme qué pasó?
-Es más frecuente.-murmuré.-Estábamos jugando y la pelota me golpeó la espalda. Creí que no iba a poder levantarme.-su brazo me rodeó a la vez que se detenía.-Tío, tengo miedo.
-¿Y se lo decís a este viejo ciego? Sabes, cuando uno pierde una de las cosas más importantes dentro de las funciones de su cuerpo, la vista, el oído, la voz, la movilidad, suele sentirse un inútil por completo. Necesita de alguien para moverse por su propia casa. Es difícil. Pero hay alguien que siempre está ahí. No tenes que tener miedo. Son cosas que pasan. Yo fui de los que se apartaron por completo y aprendieron, a base de terquedad, a moverse. Si algo pasa, no tomes ese camino. Además, así como vos sos mis ojos, yo puedo ser tus piernas.- lo rodeé con ambos brazos mientras besaba mi frente.-Sólo tenes que estar tranquila. Ahora... No sé cómo llegar a casa. Fue difícil llegar a tu escuela.
-Yo te llevo.-dije volviendo a tomar su brazo y avanzando lentamente.- Gracias por ir por mi.
-Es la primera vez que salgo sólo en dieciséis años.-dijo.-Más bien que salgo. Si vos querías que fueran a buscarte, yo una a hacerlo.
-Sos la única capaz de lograrlo.-dijo el tío Liam detrás nuestro mientras abría la puerta de la casa.-Sos la única que puede hacerlo todo.
-Hoy vamos a visitar a mamá.-dije cambiando de tema mientras entrábamos.
-Vas a ir con tu papá.-dijo.- Tu mamá quiere una cena familiar.
Me dejé caer en el sofá y el tío Harry se tiró a mi lado rodeándome con ambos brazos. Caí de lado y me recosté en su pecho, cerrando los ojos.
-Mi nena.-dijo besando mi cabeza.- Siempre con sueño.
-No tengo sueño.-admití.
-Sólo es mimosa.-dijo el tío Liam.- Voy a preparar el almuerzo, vos mimala.
-Si.-dije.-Mimame. Soy la sobrina favorita.
-De todos nosotros.-rió él.-Sos la más chiquita, peleadora, dedicada, problemática, mimosa,  cariñosa de todas.
-Tío, ¿vos crees que vayan a tener otra sobrina? Porque... No quiero que esto se termine.
-Nadie va a dejar que esto se termine. Yo no salgo de esta casa por nadie que no seas vos.

EscondidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora