Capítulo 11: Jackie y la manzana envenenada

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-Sabes escalar?- dijo Holly levantando la cabeza para poder ver la totalidad del tallo.

-Nunca fui muy buena con las alturas- contestó la pelinegra imitando la acción de la rubia.

-Bueno, siempre es bueno enfrentarse a sus miedos- dijo Holly sonriéndole a Luna, la cual seguía mirando el tallo con terror -Tranquila, todo va a estar bien Luna- palmeo el hombro de su amiga y abrió el morral mágico que le había robado a la bruja.

-Qué es eso?- preguntó la pelinegra.

-Un morral sin fondo, lo traje de recuerdo de Oz, podemos guardar las demás cosas en el interior- dijo mientras arrojaba la manzana envenenada, el pastelito y la botella de el país de las maravillas, la caperuza indestructible, la medicina que le había robado al doctor Frankenstein y el cuerno del minotauro.

-Ten- dijo Luna extendiendo su mano hacia Holly para darle el collar de Úrsula, pero la rubia negó con la cabeza.

-Es tuyo, quédatelo- la pelinegra sonrió y se volvió a poner el collar.

-Vamos a por esa gallina!- dijo comenzando a subir por el inmenso tallo.

-Ganso- susurro Holly -Es un ganso- soltó un suspiro y siguió los pasos de su amiga

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-Muy bien, y ahora qué?- preguntó Luna haciendo sonar todos los huesos de su cuerpo.

-Espera un minuto- respondió Holly con la lengua afuera intentando recuperar el aire, Luna río y ella le enseñó el dedo medio.

-Necesitas hacer más ejercicio Holly- la rubia bufo y se enderezó mirando el gigantesco castillo delante de ella.

-Me gustaba más cuando eras una amargada- dijo y Luna rodó los ojos -Entremos, tenemos que encontrar el arpa dorada para hacer que el gigante duerma y cuando ya esté dormido buscaremos a la gansa de los huevos de oro- la rubia comenzó a caminar con paso decidido seguida de su amiga.

Se metieron por una rendija de la puerta de madera que les sacaba como ocho metros de altura o quizás más, caminaron por el enorme pasillo y llegaron a la cámara donde guardaban el oro.

-Madre mía- susurró Holly con los ojos abiertos de par en par.

-Concéntrate Holly- dijo Luna pasando a su lado sin siquiera fijarse en el oro, su amiga la miró con los ojos entrecerrados y una sonrisa en sus labios -Qué?- preguntó al ver como la miraba.

-Que se nota la sangre noble en tus venas- respondió palmeando el hombro de su amiga -Ni siquiera has pensado en lo que podrías hacer con todo este oro-

-Claro que no, yo no soy un codicioso pirata- le dijo con una sonrisa y Holly río.

-Recuerdas nuestro juego preferido?- preguntó la rubia mientras buscaba el arpa.

-Piratas y caballeros, como olvidarlo- respondió Luna con una sonrisa al recordar aquellos hermosos momentos.

-Estaba pensando en que si nos quedamos podría hacerse realidad!- dijo Holly con emoción y su amiga río saliendo de detrás de una montaña de monedas con el arpa bajo el brazo.

-Si! Y vivir en un puto cuento de hadas- Luna seguía riendo -Que buen chiste Holly- dijo y la rubia asintió fingiendo una sonrisa, ella hablaba enserio en cuanto a quedarse dentro del cuento pero al parecer Luna no pensaba igual.

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-Lista?- preguntó en susurros Holly y la morocha asintió comenzando a tocar el arpa la cual producía una hermosa melodía, Luna tocó hasta que el gigante, que era casi tan alto como la puerta del castillo y tenía un horrible olor, cayó dormido sobre su plato de comida.

-En marcha- dijo Holly saltando desde detrás de un plato, el cual había sido su escondite, y corrió por el mueble de madera hasta llegar al suelo y deslizarse por un trapo hasta el piso donde siguió corriendo, Luna la seguía de cerca observando cada tanto que el gigante siguiera dormido.

-Ven pajarito, pajarito, pajarito- dijo con voz cantarina Luna estirando su mano hacia la gansa para atraerla.

-Es un ganso, no un perro Luna- dijo Holly a sus espaldas pero la pelinegra la ignoró y siguió llamando al ave la cual se acercó lo suficiente como para que la atrapará.

-Decías?- preguntó y Holly rodó los ojos levantando las manos en señal de disculpa.

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El gigante abrió los ojos al escuchar el ruido de un golpe, se incorporó rápidamente y se asomó por el pasillo, vio como dos mujercitas corrían gritándose entre ellas mientras cargaban a su gansa.

-Hey!-grito y ambas se dieron la vuelta con el terror reflejado en sus pequeños ojos -Eso me pertenece!-

-Pues ya no!- le grito la mini rubia y ambas atravesaron la pequeña grieta de la puerta saliendo al patio.

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-Soy una idiota, no debí haber dejado caer ese huevo- dijo Luna apenada mirando a Holly, la cual miraba en todas direcciones con desesperación.

-No te preocupes Luna- dijo caminando hacia un esqueleto para quitarle la espada, miró a la pelinegra y le sonrió -Llévate a la gansa y dásela a mi falso padre-

-No voy a irme sin ti- dijo plantándose frente a la rubia mientras sostenía a la gansa bajo el brazo.

-Si no te vas ya, ninguna de las dos lograra irse, ve y has lo que te dije, luego corta el tallo- Holly tomó del hombro a su amiga y la miró directo a los ojos.

-Pero..-

-Pero nada, yo soy Jack el mata gigantes Luna, algo se me ocurrirá no te preocupes- la pelinegra abrazo con fuerza a su amiga y luego comenzó a bajar por la planta.

Holly sacó la manzana envenenada de su morral y la froto contra la espada.

-Esperó que funcione- susurro mientras volvía a guardar la fruta y empuñaba la espada con ambas manos, las puertas del castillo se abrieron tan fuerte que una de ellas se salió de sus bisagras.

-FI FAI FO FU!- grito el gigante caminando hacia la pequeña rubia -Dónde está tu amiga pequeña hormiga?- pregunto el gigante.

-Se fue, ahora sólo somos tu y yo idiota!- contestó con una sonrisa y el gigante gruño con fuerza mientras con su pie intentaba aplastar a Holly pero, esta fue más rápida y esquivo el pisotón clavando su espada en el talón del gigante -Y no soy una hormiga! Mi nombre es Jackie!-

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-Lo siento Holly- dijo Luna cortando un poco el grueso tallo mientras una lágrima recorría su mejilla pero se detuvo a mitad de otro hachazo al escuchar un grito proveniente de arriba.

La pelinegra vio como el gigante caía desde el cielo y se alejó corriendo del lugar para no morir aplastada. La caída lo mato al instante y levantó una enorme cantidad de tierra y polvo que hizo que Luna cerrara los ojos y se cubriera con el brazo.

Una vez el polvo se disipó Luna se acercó y por un momento creyó ver que se movía, retrocedió un paso pero, no era el gigante el que se movía sino Holly que se había metido entre la ropa del enorme hombre.

-Gracias a dios!- dijo abrazando a su amiga.

-Luna, me estas matando- dijo entrecortadamente y su amiga la soltó mientras reía.

-Estás loca- la pelinegra le sonrió a su amiga volviéndola a abrazar y cuando se separaron Holly le mostró lo que había encontrado -Habichuelas?-

-Habichuelas mágicas- dijo Holly con una sonrisa -Dos de las tres habichuelas- se las guardó en su morral y comenzó a caminar hacia el portal.

-Cómo hiciste para matarlo?- preguntó Luna deteniéndose frente al portal.

-Use la manzana para envenenar la espada y la clave en su talón, la gravedad hizo el resto- dijo sonriendo y Luna asintió sorprendida ante el ingenio de la rubia.

Looking For An AdventureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora