Looking For An Adventure

Capítulo 37: No podian ser unas comverse?

-Maldita perra- susurro Luna con bronca mientras fregaba el piso -Por qué siempre me toca la peor parte?- dijo con los dientes apretados -Cuando encuentre a esas tres les voy a meter una escoba por el...-

-Piiiiip- dijo alguien a su espada y Luna se dio la vuelta rápidamente, encontrándose a Holly sentada en la ventana.

-Tú eres el hada madrina? En serio?- dijo levantando una ceja mientras sonreía, Holly rodó los ojos y sacudió sus alas mientras agitaba los pies.

-Si, a mí tampoco me gusta tanto pero por lo menos estoy mejor que tú, Cenicienta- le dijo sonriendo y Luna bufo cruzándose de brazos.

-Entonces vas a hacer tu magia, o qué?- Holly se mordió el labio con nerviosismo y miró la varita blanca que sostenía.

-No te enojes si te salen alas o cara de caballo- dijo y Luna abrió los ojos, iba a gritarle que se detuviera pero Holly ya había empezado a conjurar, de un momento a otro Luna se volvió pequeña.

-Qué me hiciste!- grito al darse cuenta de que era un ratón.

-Perdón, soy nueva con esto de la magia, qué era lo que el hada decía?- dijo mordiendo la punta de la barita como si fuera un lápiz mientras caminaba de un lado a otro.

-Holly más vale que arregles esto o voy a cortarte en pedazos y...-

-Ya se!-grito haciendo que Luna saltara hacia atrás del susto, Holly le apuntó con su barita mientras comenzaba a cantar -Salacadula Chalchicomula, bibidi babidi bu, siete palabras de magia que son: bibidi babidi bu, salacadula Chalchicomula, bibidi babidi bu y hago milagros con esta canción, tu salacadula di y chalchicomula mu, pero para lograr un gran amor di bibidi babidi bu!- la rubia sonrió con suficiencia al ver la calabaza convertida en carroza, a los ratones en caballos y al ganso en chofer.

-Ejem, te olvidas de mi- cuando se dio la vuelta vio a la ratona y sonrió de lado.

-En serio crees que me olvide de ti?- preguntó con una gran sonrisa y Luna intento salir corriendo pero Holly con un movimiento de su mano la transformo en una humana de nuevo y le dio un hermoso vestido azul y unos zapatos de cristal.

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-Como hacía para bailar con esta mierda? No podían ser unas converse?- preguntó Luna mientras la carroza se acercaba a el castillo.

-Deja de quejarte- Luna miró mal a su amiga y rodó los ojos, el carruaje se detuvo y Luna bajo, le entregó la invitación al guardia y entró al gran palacio, sin poder evitar acordarse de Lancelot.

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-Quién te enseñó a bailar?- le pregunto el príncipe mientras la hacía girar por el gran salón de baile.

-Un caballero de un reino lejano- respondió Luna intentando ocultar su fastidio, no iba a decirle que su castillo era una simple cabaña comparada con el de Camelot y tampoco que Lancelot era mucho mejor bailarín que él.

-Pues ese hombre debió tener mucha suerte- Luna le correspondió la sonrisa para luego mirar el reloj de la torre que se veía desde el gran ventanal.

Luego de unas horas el príncipe llevó a Luna hasta el balcón donde siguieron hablando animadamente, el príncipe era un idiota según Luna, pero tenía buen corazón.

-Mierda!- dijo Luna dándose cuenta de la hora y el príncipe levantó una ceja ante el insulto -Lo siento, debo irme- la pelinegra comenzó a correr por el castillo mientras el príncipe la perseguía gritándole que le dijera su nombre, a mitad de la escalera Luna se quitó los zapatos ya que le dolían los pies y uno se le cayó, pero ella no se detuvo a recogerlo, y siguió corriendo ya que su vestido comenzaba a deshacerse.

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-Llegas tarde- le dijo Holly mirando el reloj que le había robado al gato de Pinocho, como era habitual en ella se encontraba con los pies sobre la mesa de la cocina.

-Se puede saber por qué me he quedado desnuda a mitad del camino?!- le grito mientras corría a ponerse ropa ya que estaba en ropa interior.

-Te dije que el hechizo desaparecería a las doce- le dijo con tono cantarín y Luna le arrojó el zapatito de cristal a la cabeza -Ouch! Esa mierda duele Luna!- grito y la pelinegra la miró con los ojos entrecerrados -Claro, me callo-

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-Y te quedarás aquí hasta que te mueras!- le grito la madrastra a Luna mientras la arrojaba dentro del ático y la encerraba en él.

-Esto era extremadamente necesario? Podría haberle roto la cara y listo!- dijo Luna cruzándose de brazos y Holly apareció a su lado.

-Tranquila, hay que seguir el cuento recuerdas, cuando el príncipe llegué saldrás de aquí y podrás golpearla las veces que quieras- respondió Holly riendo y Luna se sentó en el suelo.

-Juegas?- dijo arrojándole unas cartas y la rubia sonrió sentándose junto a ella.

-Póker?-

-Por supuesto!- contestó Luna con una media sonrisa, de alguna manera debían matar el tiempo.

-Ya era hora- la pelinegra se levantó al escuchar las voces en el piso de abajo, camino hacia la puerta y sonrió, de una parada la abrió y salió del ático mientras se tronaba los dedos -A patearle el culo a esas harpías-

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-Anastasia deja que tu hermana se pruebe el zapato- dijo la madrastra con voz severa y la pelirroja obedeció con la cabeza gacha las órdenes de su madre, Drizelda se colocó el zapato con entusiasmo pero obtuvo el mismo resultado que su hermana, el zapato de cristal le quedaba pequeño.

-Esta es la última casa príncipe- le dijo uno de los guardias reales y el pelinegro apretó la mandíbula.

-Ella tiene que estar aquí- insistió y cuando se dio la vuelta vio a Luna bajar las escaleras, las hermanas y su madrastra abrieron los ojos con sorpresa al ver que la chica se había logrado liberar, Luna le arrojó la otra zapatilla al príncipe y este sonrió al darse cuenta de que era ella.

-Imposible!- dijo la madrastra perdiendo los estribos, Luna se acercó a ella y le dio un puñetazo que la mando a volar, nadie se molestó en ayudarla a pararse, ni siquiera sus hijas.

-Ella... Ella acaba de...pero...quién eres?- el guardia tenía los ojos abiertos con sorpresa y el príncipe sonreía embobado.

-Cenicienta- dijo sonriendo mientras se acomodaba un cabello rebelde y veía como el portal se abría -Y si tiene dudas déjeme decirle que se lo merecía-

-Qué hermosa escena!- Holly apareció de la nada y le arrebató los zapatos al príncipe -Estos me los quedó cariño, gracias por todo, me divertí en el baile- comenzó a decir mientras arrastraba a Luna hacia el portal bajo la atenta mirada del príncipe-la comida excelente y cuidado con las harpías-

-Qué haces?- preguntó Luna ya frente al portal y la rubia sonrió.

-Te salvo de otro matrimonio- le dijo mientras la empujaba por el portal y luego saltaba tras ella.