Capítulo 30: Por esto es que soy atea

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Luna se despertó al caer de la cama, miró hacia todos lados y se dio cuenta de que se encontraba en un barco, camino sujetándose de lo que encontró y salió a la cubierta donde hombres vestidos como gladiadores dirigían la nave.

-Disculpa, dónde estoy?- le pregunto a un chico rubio y este la miró con pena.

-Estamos en el mar Aulide, camino a encontrarnos con su padre princesa- dijo y Luna abrió los ojos con sorpresa, era una princesa griega?

-Y por qué vamos hacia allí?- preguntó y el soldado se mordió el labio con nerviosismo.

-Su padre quiere comprometerla con Aquiles- respondió mirando hacia otro lado y Luna entorno los ojos, años viviendo con Holly la habían vuelto una experta en darse cuenta cuando alguien mentía y ese hombre le estaba mintiendo.

-Lo que dices no es cierto- dijo y el rubio la miró con sorpresa -Qué es lo que quiere el rey? y esta vez se sinceró-

-Tengo prohibido decírtelo Ifgenia- se disculpó el hombre, se dio la vuelta y la dejó sola en cubierta.

-De donde conozco ese nombre- susurro para sí intentando hacer memoria pero se dio por vencida -Holly dónde estás cuando te necesitó?- preguntó mirando el hermoso mar que se extendía kilómetros y kilómetros, de seguro su amiga sabría de que cuento se trataba.

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-Artemisa- dijo Holly sin poder creer su suerte por estar de nuevo frente a la hermosa diosa.

-Tú de nuevo- dijo con fastidio la diosa y Holly frunció el ceño ante su comportamiento.

-La he ofendido de alguna manera mi diosa?- preguntó intentando sonar amable, cuando se trataba de diosas tan poderosos como ella los halagos siempre servían pensó Holly.

-No pero estoy ocupada, tengo que ver que el sacrificio sea de mi agrado- dijo inclinándose sobre un espejo de agua que había en una mesa, la rubia retrocedió un paso -Quieres ver?- le pregunto la castaña extendiendo su mano haciendo que las joyas doradas que tenía brillarán.

-Claro! Ver sacrificios siempre me alegra la mañana- dijo con sarcasmo la rubia y se acercó a la diosa, lo que vio en el espejo de agua la dejó helada -Esa es...-

-Ifgenia- dijo con una cruel sonrisa la diosa y Holly trago saliva al ver a su amiga reflejada allí.

-No puedes sacrificarla- le dijo Holly con horror y Artemisa frunció el ceño confundida.

-Por qué no?- preguntó y Holly volvió a mirar la imagen de su amiga, conocía a la perfección el mito de Ifgenia.

-Porque ella es inocente! Debe haber otra manera para que perdones la vida del rey Agamenón y a su tripulación-

-No la hay, ellos mataron a mi siervo sagrado- dijo ofendida la diosa y Holly frunció el ceño.

-Y piensas que quitar una vida por otra es ser justo? Qué clase de diosa eres?!- le dijo Holly con enojo y Artemisa se puso roja de la furia.

-Cómo te atreves a hablarme asi?! Soy una diosa y tu una simple mortal!- le grito pero Holly ni siquiera se movió.

-Sin nosotros, los mortales como tú dices, los dioses no son nada!- le grito Holly apretando sus puños -Necesitan nuestras plegarias para seguir existiendo-

-Acaso estas amenazándome?!- grito más que ofendida la castaña, Artemisa no podía creer tal insolencia.

-Oh no, yo no amenazó, yo prometo- dijo con seriedad -Matar a esa chica no te hará más poderosa ni más adorada, todo lo contrario, te transformará en un monstruo- Artemisa miraba con asombro a la rubia, nunca nadie le había hablado así, ni siquiera parecía tenerle miedo.

-No puedo dejar que se vayan así no más, deben pagar por lo que hicieron- dijo levantando la cabeza.

-Entonces te propongo un trato- dijo Holly con una media sonrisa despertando la curiosidad de la diosa.

-Qué clase de trato?- preguntó levantando una ceja.

-Uno que nos favorece a ambas- le contestó Holly.

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-Lo siento hija- dijo el rey cerrando la celda.

-Cobarde!- le grito Luna con furia sacudiendo los barrotes del calabozo en el cual la habían encerrado.

-Si hubiera otra opción no tomaría esta medida, de verdad lo siento- dijo el hombre y una lágrima rodó por su mejilla, Luna lo vio alejarse con la cabeza gacha, el hombre no quería matarla.

-Por esto soy atea- dijo Luna sentándose en el piso de madera del barco con frustración.

Cuando habían abordado el barco de Agamenón la habían encerrado allí porque al parecer la diosas Artemisa había lanzado una maldición sobre el barco del rey impidiendo que este avanzara, dejándolo varado en el medio de Aulide y su sacrificio era lo único que podía aplacar la furia de la diosa.

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-Y por qué eso habría de beneficiarme a mí?- le pregunto la diosa mientras le servía una copa de vino a Holly.

-Bueno, como te he dicho, si mi amiga Ifgenia y yo logramos mover el barco sin tu ayuda, tú le perdonarás la vida a todos los pasajeros del barco y ellos nunca sabrán que en realidad fuimos nosotras las salvadoras- dijo la rubia bebiendo un poco del dulce vino -Estarán tan agradecidos contigo que el reino entero te alabara hasta te construirán tu propio templo en agradecimiento por haber sido tan piadosa con su rey- la diosa la miraba con atención y Holly sonreía con su mejor cara de vendedora, ella jamás se podría resistir a una propuesta como esa.

-Muy bien- dijo luego de un rato de pensar -Aceptó el trato pero si tú y tu amiga no logran mover el barco ella morirá al igual que todos los demás- sonrió con malicia y Holly asintió tragando saliva -Puedes irte- con un gesto de mano la hizo desaparecer y se inclinó sobre el espejo para poder ver lo que sucedía a bordo del barco.

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Luna caminaba con la cabeza en alto frente a todos los marinos y a su padre, al final del camino se encontraba el síquico Calcante quien sería el que la sacrificaría en nombre de Artemisa, paso junto al rey y este desvío la mirada, se acostó sobre la mesa y vio como todos apartaban la mirada cuando el hombre levantaba el cuchillo, Luna sabía que ese sería su final así que cerró los ojos esperando la puñalada mortal.

-ALTO!!!!- un grito hizo que todos levantaran la mirada y Luna sonrió al ver a Holly allí parada -Si no sueltas ese cuchillo maldito anciano juró que te arrepentirás- le dijo y Calcante obedeció con miedo.

-Pero quién eres? Quien te envía?!- grito Agamenón con enojo y Holly lo ignoró, ayudó a bajar a Luna y esta la abrazo con una sonrisa -Cómo te atreves a interrumpir esto?!- le volvió a gritar y la rubia lo miró con furia.

-Vengó a salvarlos y a su hija también así que cierre la boca y déjeme trabajar pedazo de inútil- el rey la miró con sorpresa y Holly le señaló el collar a Luna la cual lo miró sin entender hasta que se dio cuenta del plan de su amiga y se abofeteó mentalmente por no haberlo pensado antes.

La pelinegra se paró frente a la vela más grande del barco y abrió el collar dejando el viento del lobo feroz libre, este hizo que el barco se moviera con brusquedad hacia adelante arrojando a todos al suelo, Luna le sonrió a su amiga y esta le giño un ojo.

-Gracias- le dijo el rey a Holly y esta asintió con la cabeza -Si hay algo que pueda hacer por ti...-

-De hecho si, hazle un templo a Artemisa- le dijo con una sonrisa y el rey asintió, Luna y Holly caminaron hacia el portal.

-Cómo lo conseguiste?- dijo y la rubia se encogió de hombros.

-Digamos que ningún dios es tan poderoso como para impedir que te salve- le dijo y Luna la volvió a abrazar.

-Mi pirata de gran sombrero- dijo Luna con una sonrisa haciendo que Holly riera para luego saltar juntas al portal.

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