Anne Twist garantizaba que pronto tendría un ataque de nervios debido a que su hijo menor no respondía a sus llamadas o mensajes. Observaba su teléfono y el teléfono inalámbrico encima de la mesita baja de café, frotando sus dedos constantemente y a su lado a su esposo Robin, tratando de calmarla. Gemma caminaba de un lado a otro, inquieta, mientras pensaba en algún otro sitio donde se encontrase su hermano. Harry los observaba desde la cocina, sus dedos tamborileando en la superficie de granito. Observó el reloj que había allí: eran las diez en punto y no había señales de Edward.
- Q-quizás esté con Emma - supuso Robin-. T-tal vez estén en otra cita y se olvidó avisar...
- Ella me dijo que no ha visto u hablado con Edward hoy - contestó Gemma y luego de frotó las sienes-. Dios, espero que este bien.
- P-pues, tal vez esté con Casper, Eric o-o tal vez con Andy...
- Les pregunté a cada uno, Papá, y no está con ellos - respondió Harry al fondo.
- Oh, mi bebe - Anne se lamentó, secando las primeras lágrimas de preocupación-. ¿Dónde podrá estar?
- Creo que será mejor llamar a la policía - propuso Gemma.
Cuando Robin ya estuvo a punto de marcar el número de la policía local, el móvil de Anne repicó atrayendo la atención de todos. Anne cogió el teléfono rápidamente al divisar el nombre de su hijo en pantalla, esperanzada de encontrarlo.
- ¿H-hola?
***
Edward entreabrió sus fatigados ojos con lentitud. Sintió un profundo vértigo que le hizo hacer gruñir su estómago, como si volviese a vomitar de nuevo. Pero al mover su cuello chilló de dolor. Reaccionó al sentir algo que unía sus labios, como si estuviesen pegados. El dolor en su cuello pasó a un segundo plano al observar donde estaba: un sitio oscuro y una única luz tenue que iluminaba su figura y había entibiado sus rizos. Sus muñecas adormecidas comenzaron a despertar con un hormigueo incómodo. Comenzó a hiperventilarse al darse cuenta de que estaba atado a una silla sin posibilidad de huir. Su respiración de agitó al saber lo que estaba viviendo: había sido secuestrado.
Edward quería gritar, pero solo lograba dar gemidos de desesperación. Su corazón bombardeaba fuertemente y el sudor caía por su frente. Repentinamente, quedó sumido en una aterradora oscuridad. El pecho de Edward se llenaba y vaciaba rápidamente, su cuerpo temblando de pavor y conteniendo las inmensas ganas de llorar. Había leído que en situaciones de secuestros lo mejor era mantener la calma, pero comenzaba a creer esto una imposibilidad cuando lo vivía en carne propia. Oyó unos pasos, unos pasos con zapatos de suela que hacían eco al caminar, provocando más miedo a la víctima. Edward trataba de mantenerse en alerta ante cualquier movimiento, pero el silenció volvió a reinar en la oscuridad por tanto tiempo que creyó que eran alucinaciones.
Una luz le cegó los ojos y le hizo dar un respingo.
- Vaya, vaya, vaya.
Sus ojos comenzaron a llorar por la intensidad de la luminosidad. Su cerebro comenzó a trabajar, indicándole por medio de la asociación que esa voz la había escuchado antes. Cerró los ojos, protegiéndose.
- ¿Qué hacías, jovencito, a estas altas horas de la noche y... - los pasos volvieron, esta vez, caminaba alrededor de él-...solo?
El resplandor desapareció, sometido a la intermitente oscuridad de nuevo. Edward alzó la cabeza, escuchando y observando atentamente alrededor de sí.
- ¿Huiste de casa? ¿Discusión familiar?
El estudiante en leyes agudizaba sus sentidos tanto como podía, buscando la figura en la oscuridad, una tarea imposible.
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The Styles Twins
FanfictionÉl es normal. Él es famoso. Él pensaba que su vida era aburrida. Él pensaba que su vida era perfecta. Ninguno de los dos pensaba que todo iba a cambiar.