La Velada

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8 de mayo de 1999

Calle La Hilandera

-No puedo creer que haya accedido a ir a esa condenada velada-

Después de los emotivos actos protocolares en Hogwarts por la victoria final en la Segunda Guerra (después de algunos inconvenientes en el ministerio, Shacklebolt había decidido realizar el acto conmemorativo este día), la Orden había decidido organizar una pequeña velada en Grimmauld Place. El ex-profesor, después de las insistencias de Harry, Minerva McGonagall y de Draco, accedió a ir. Obviamente eso lo tenía de mal humor. Prefería pasar esa noche en la tranquilidad de su hogar, con un buen libro y una botella de whiskey de fuego.

"Sé que no te gustará un traje, pero al menos espero que uses esto para esta noche. Es adecuada para la ocasión". Decía la nota que traía el regalo de Narcisa Malfoy.

El regalo consistía en una levita negro intenso de tejido especial con tres botones de plata colocados verticalmente y un pantalón negro. Un conjunto muy sofisticado.

Al verse en el espejo, se dio cuenta de que no se veía mal con aquel conjunto. Le haría caso a Narcisa, lo usaría para la reunión. Terminó de arreglarse, buscó su capa de viaje y de dirigió a la chimenea.

-Grimmauld Place- expresó para luego ser consumido por las llamas verdes.

-Bienvenido Severus. Te... ves muy bien- Saludó el patriarca de los Weasley impresionado por el pequeño cambio del ex profesor.

-Gracias Arthur-

-Severus, que bueno que viniste- McGonagall acababa de llegar.

-Después de tantas amenazas, ¿quién no hubiera venido?- respondió irónicamente el slytherin.

-No exageres Severus. Sólo te dijimos que si no venías, te iríamos a buscar-

-¿Y te parece poco?- la profesora lo fulminó con la mirada.

El pelinegro siguió su camino, topándose con Harry en el salón donde estaba la mayoría de los invitados.

-Potter-

-Señor- ambos magos se dieron la mano.

-Veo que la familia Weasley seguirá creciendo- expresó el pocionista con temor al ver a Fleur mostrando sus 5 meses de embarazo, hablando con Andrómeda Black quien cargaba a su nieto Ted.

-Así es. Fue una gran alegría para la familia enterarse de la buena noticia- comentó el ojiverde, recordando la algarabía de los señores Weasley al recibir la noticia como regalo de navidad.

-¡Quejicus que sorpresa! no esperaba que vinieras- exclamó Sirius, uniéndose a la conversación.

-No quería que te entristecieras por mi ausencia pulgoso. ¿Es una reunión o una fiesta de disfraces?- preguntó con sorna al ver al animago vestido muy elegante.

-Ya quisieras ser como yo murciélago.-

-Ni en mi peor pesadilla-

-No quiero pelear Quejicus, esta noche es especial- decía el castaño acomodando su saco.

-¿Al perro lo domesticaron?- exclamó con burla.

Cuando Sirius iba a replicar, quedó embobado mirando hacia la puerta. Severus al ver que lo había dejado así, por primera vez le daba la razón. Jessica acababa de entrar y Harry se dirigió hacia la morena para presentarle a los presentes. Lucía un vestido de seda color negro sin mangas y falda a mitad de muslo semiaglobada con aplicaciones de piedras doradas que dejaba ver unas piernas cremosas y torneadas, unas zapatillas doradas y su cabello lacio ahora lucía con ondulaciones al final.

El comienzo de una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora