Peligro

821 75 4
                                    


"Ya tengo pareja, Sirius. Y estoy enamorada de él"

Aquellas palabras habían dejado frío al soberbio Sirius Black. ¿Qué ya tenía pareja? Eso era imposible, pensaba él. En la velada ella le había dicho que no tenía novio y era cierto, Ginny se lo había confirmado. Y ahora que al fin estaba seguro de lo que sentía por ella y que había tomado la decisión de enseriarse por primera vez en su vida con una mujer... ¡resulta que ella ya tenía a alguien!

La pregunta ahora era ¿Desde cuándo?

"...cuando iba llegando a la oficina, ella estaba hablando con... esa persona, y "esa persona" estaba muy cariñosa con ella..."

"Era... Snape quien estaba con ella"

Las palabras de su ahijado le llegaron de golpe. Entonces ¿Harry tenía razón? No, no podía ser ¿o sí? Se maldijo a sí mismo, ellos trabajaban juntos así que la posibilidad de que ellos tuvieran algo no era tan remota. Pero el darse cuenta de ello no lo calmaba, todo lo contrario. Pensar que Quejicus era el responsable de su frustración, hacía que le hirviera la sangre y la ira comenzara a fluir en su interior.

-¿Es Snape?- preguntó con rabia contenida.

-¿Qué?-

- ¿Estás... saliendo con... Snape? -

Jessica lo estaba mirando fijamente, y no le estaba gustando lo que veía en sus ojos. Mostraban dolor, ira, pero sobre todo orgullo herido.

"No hay nada más peligroso que un orgullo herido" le dijo su padre una vez. "Hace que las personas cometan muchas locuras"

-Sirius será mejor que...-

-¡CONTESTAME!- bramó con desesperación.

La castaña se sobresaltó, parecía que su padre tenía razón ya que no esperaba esa reacción por parte del gryffindor quien siempre se había mostrado caballeroso con ella. Respiró profundo y con voz tranquila respondió.

-Si Sirius, Severus y yo somos pareja-

Ambos quedaron en silencio después de aquella confirmación. El aire se había tornado tan tenso que bien podía cortarse con un cuchillo.

Si la intercesora no esperaba aquel grito por parte de él, menos se esperaba lo que pasó a continuación. Después de unos incómodos minutos, el mago sonrió con suficiencia.

-¿Te embrujó no es así?-

La morena abrió los ojos desmesuradamente, viéndolo como si le hubiese salido un tercer ojo.

-¡Si eso es, no hay otra explicación! Te dio una poción de amor o te hechizó- seguía hablando, más consigo mismo que con ella. -Ya tengo la solución-

-S-sirius, pero de que estás...-

No pudo terminar la frase porque el animago se acercó a ella de imprevisto y la besó. Jessica trataba de zafarse pero Sirius era más fuerte y la tenía acorralada contra la rocosa pared.

Sin oportunidad de liberarse por sí misma decidió utilizar la defensa del anillo enviándole una fuerte descarga al castaño y logrando que éste la soltara de inmediato.

Sirius no se había recuperado del aturdimiento cuando sintió su mejilla arder. Observó a la castaña, y al verla con aquella mirada furiosa comprendió lo que había pasado: lo había abofeteado.

-¡¿Acaso te volviste loco?!- vociferó la castaña limpiándose los labios con la manga de su suéter.

-Demonios no funcionó- se quejó el animago chasqueando la lengua con fastidio. -Habrá que buscar a alguien que haga un antídoto-

El comienzo de una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora