capitulo 5

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Domingo. 2da semana del secuestro.

Acompáñame al mercado amor, hacen falta montones de cosas. Miguel evita frecuentar otros lugares que no sea la mansión Seré y el bar donde a veces hace tiempo, por lo menos hasta que dure el trabajo, pero ya son demasiadas excusas para Rosita, la semana pasado eludió una salida a cenar con los amigos de ella mencionando un supuesto dolor estomacal.

Toman los últimos mates lavados y ponen en marcha el auto. Miguel baja y regresa por un abrigo, el aire acondicionado del mercado es terrible.

Mira los restos de galletitas que han quedado en la mesa y recuerda que tendría que reponer algunas cosas en la mansión.

Es un hermoso domingo a la mañana, casi no se ven autos en la calle.

Está preocupado, como todos los domingos Orlando Agustini se queda solo sin nadie que lo vigile y le dé aunque sea algo de beber. El lunes es la reunión con Cláudio Tamburri, le dirá que tendrá que buscar a alguien para que lo ayude.

Los rayos de sol son bienvenidos a través del parabrisas. La avenida esta fácil y rápida. Rosita lo mira y lo abraza, luego lo mira otra vez, después de unos minutos de silencio le dice:

_ Te amo

_ ¿Y eso porque fue?

_ Porque te amo y listo. Simple.. Con un " yo también" me sentiría mejor.

_ Yo también.

_ Gracias ¿Qué te pasa?

_ Nada amor, algunos problemas con el trabajo, eso es todo.

El silencio inunda el interior del auto, el sol lo ilumina reinante, merodea enmudeciendo todos los rincones y se escapa por los labios de Rosita en forma de:

_ Quiero un bebé.

Miguel voltea la cabeza asustado como quien escucha romperse un vidrio, luego vuelve la atención al volante. Su respuesta se hace esperar. No sabe qué decir, preferiría esperar que pase todo este embrollo del ex militar. No quiere que Rosita lo visite con su hijo en prisión. Si todo sale bien tendrán demasiada plata para criar a un bebé hermoso sin que le falte nada, en mas, si Rosita quisiera hasta más de uno también.

Pero ella no lo sabe y el silencio de él la lástima.

_ ¿Hace cuanto que estamos juntos amor? _ Pregunta enojada Rosita.

_ Sabes que de esas cosas no se ¿Por qué me lo preguntas?

_ ¡Yo si lo sé! ¡Y son siete años!

_ ¡¿Si?! ¡¿Tanto paso?! Yo también lo he pensado, no creas que no. Pero dejame arreglar unos asuntos primero que nos van a servir en el futuro y te prometo que después tendremos una hermosa familia.

_Siempre tienes algo.

_Pero esto es diferente amor. Mirame... Mirame.

Rosita haciendo puchero como una niña lo mira cabizbaja.

_ Te amo y quiero que seamos felices. Tenes razón, siempre hay algo, pero ahora quisiera cambiar, mejorar y también arreglar unas cosas en mi trabajo, llevara poco tiempo y luego nos veremos criando o malcriando a muchos niños.

_ Las cosas que se dicen anticipadamente no se realizan, vos sabes ese dicho.

_ No te preocupés, son cosas simples que nos asegurarán un buen pasar. Pero para ello hay que aguantar un poco más.
Le da un beso en la frente y ambos se acomodan en sus lugares.

El semáforo pasa al verde y ellos se miran, se sonríen.

_ ¿Me lo prometes?

_Te lo prometo. Ya llegamos.

*** ***

Las nubes dejan espacios donde la diminuta ciudad se luce con sus terrazas y sus calles como caminos de hormigas bajo el avión.

Es un viaje mitad cansador y mitad placentero. Para Julia son totalmente viajes placenteros. Le gusta mucho viajar, salir del encierro de su casa. Cuando lo cotidiano se vuelve rutinario es muy difícil sobrellevar una relación, por eso, este largo viaje le sienta bien a los dos. Los anteriores los ha realizado Cláudio solo, fueron viajes relámpagos de ida y vuelta para dar testimonio en el juicio a las juntas militares, luego, ya recibido en Suecia en filosofía penal, volvía a su país para dar charlas en la Facultad de Filosofía y Letras donde no pudo finalizar sus estudios bajo el proceso de reorganización nacional y para revisar un guión cinematográfico sobre lo vivido en su cautiverio y desde luego para las reuniones con Miguel Herrantes y ver el asunto de todas las pruebas o exámenes a pasar para darle el trabajo. Se quedaba en lo de sus padres y luego volvía a Suecia para estar con Julia. No podían gastar tanto entre los dos por tan pocos días en la Argentina, pero las cosas han mejorado y ahora viajan juntos.

A Cláudio le costó mucho juntar el dinero para pagarle a Miguel, fueron años y años de ahorros, de privaciones de todo tipo de lujos y placeres. Más, si quería seguir con sus estudios y seguir jugando al fútbol. Hacer changas en otros tipos de trabajo le costó, pero puso mucho esfuerzo y voluntad. Con los años se contacto con una persona que hasta ahora sigue siendo su mejor amigo y un gran apoyo en lo económico para este plan. Sin él, no se podría haber planeado nada jamás. Este sujeto también sufrió un secuestro en Argentina, el de su hija, aunque no tuvo la misma suerte de Cláudio, a ella la habían matado.

Ahora la mano de Cláudio toma con amor la de Julia, se sienten satisfechos.

En el pasillo, la azafata ofrece almohadas y frazadas.

Siempre piensa en contarle a Julia en lo que verdaderamente se está ocupando, pero como siempre ocurre, desiste de esa idea. Según como la ve, a veces se siente seguro de contarle, pero al fin y al cabo, ella toma actitudes o realiza acciones que denotan claramente ingenuidad para ciertos temas y es cuando Cláudio se da cuenta que saber la verdad la mataría y por ende destruiría la pareja, lo vería como un monstruo sin comprender el fuego de venganza que de a poco fue creciendo en él.

Al principio pensaba dejar todo como quedó, lo único importante era estar vivo y respirar nuevamente el aire de la libertad. Pero después de enterarse que los integrantes de la cámara federal de apelaciones en lo criminal, solo le dieron 4 años de condena a Orlando Agostini, que el presidente en su momento tuviera que pactar con sectores de las fuerzas armadas que amenazaban con otro golpe, la garantía de que no hubieran mas juicios a las juntas militares por violaciones a los derechos humanos, todo esto lo hacía arder por dentro y de a poco forjar una venganza que sería inminente.

Quería estar tranquilo, no quería volver a pensar en el pasado. Se reconfortaba un poco en los tiempos de los juicios cuando tenía esperanza en la justicia. Sus declaraciones dejaban escapar los fantasmas de las torturas y el cautiverio que gritaban en sus entrañas rasguñándolo por dentro pidiendo ser libres. Cada diario que leía o noticia que miraba por televisión era mala. Los represores gozaban de leyes a su favor mientras familiares de desaparecidos lloraban, esperando una justicia que hasta ahora no convive con los ciudadanos en este planeta. Ni siquiera tienen el cuerpo de su familiar para llorarle, algunos le rezan o le lloran a una foto, prenda o cama perteneciente al desaparecido. Todo esto sumado a que el presidente Carlos Méndez que sucedió al anterior en democracia, para poder gobernar anticipadamente se sacó una mochila de encima dictando varios decretos e indultando a los autores de crímenes de lesa humanidad.

La Venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora