Cuando ella se va, el apoya la frente sobre el cuadro resignando su propósito.
Siempre parece terminar todo de diez puntos, desnudos en la cama o en cualquier lugar de la casa, pero a veces no coinciden en su termómetro sexual.
Rosita apaga la hornalla y remueve la salsa pegada al fondo. Vuelve a pasos apurados hacia la pared pero su marido entro a bañarse. Se acerca a la puerta y le pregunta:
_ ¿No me digas que te enojaste?
_No querida, solo me estoy bañando.
Obviamente es una respuesta que carece de veracidad, para no entrar en discusión.
Después de cenar y de charlar del falso trabajo de Miguel, se ponen a ver un poco de televisión Antes de acostarse, luego Rosita se ocupa de algunas cosas personales en la computadora y él, intenta terminar de leer LA CASA VERDE de Vargas Llosa, pero el idioma típico donde se centra la historia, no le es cómodo para leer de corrido, no reconoce la mayoría de las palabras y lo aparta en la biblioteca, lo dejara para otro momento que se encuentre más concentrado.
*** ***
Orlando Agostini está un poco más cómodo estrenando nueva ropa.
Se decide a cerrar los ojos debajo de la venda, aunque debajo de la bolsa de tela que cubre su cabeza, es lo mismo. Tiene que pensar que cierra los ojos para que el cerebro, de la información a todo su cuerpo que se relaje, que se deje llevar por el sueño. Entonces, sentado espalda a la pared, deja colgar las extremidades superiores de los grilletes, su cabeza hacia abajo y se entrega a la noche de su encierro.*** ***
Ya en la cama, Miguel la abraza como siempre con los pies y con los brazos. Ella prisionera, esta cómoda y calentita así. Logra darse vuelta en ese tubo de brazos y piernas, él la sigue abrazando ahora por su espalda. Empiezan un ritual de caricias entre sus pies que luego siguen con las manos y por últimos los besos. Todo parece estar perfecto para hacer el amor. A ella se le nota que quiere decir algo, pero se arrepiente. Entre susurros y gemidos, Miguel lo nota también, pero se hace el distraído. En pleno goce de sus cuerpos, ella al fin lo dice muy por lo bajo y suave.
_Quiero un bebe.
_ No te escucho amor.
Lo repite de nuevo, pero suave junto a un suspiro.
_Que quiero un bebe._No. Amor ¿Por qué vamos hablar de eso en este momento?
_Bueno disculpame, es que no puedo contenerlo ¿Y cuando entonces?
_ ¡No sé, no sé, en otro momento que no sea este! Ya sabes lo que pienso, ya hablamos de eso.
_Si, si lo sé. Yo sigo con la misma idea de tener un bebe, el tiempo pasa ¿Cuándo lo vamos a tener? Nos va hacer bien a los dos, vas a ver, nos ayudara como pareja.
Miguel resopla y vuelve a tomar su lugar a un costado de ella, se queda mirando el techo unos minutos.
_No podes enfriar el clima así de repente, ya hablamos que el bebe lo vamos tener más adelante ¿Te lo prometí o no?
Rosita solo calla mirando hacia la pared contraria.
_ ¿Te lo prometí o no Rosa?_ Insiste Miguel_ ¿Me queres hacer padre a la fuerza? Lo que prometo lo cumplo.
_Es que... que... hay ya dejame, no hay caso, me siento muy mal.
*** ***
Martes . 3er semana del secuestro.
El sonido del despertador del celular vibra en la mesita de luz, son las 6:30am.
Se despide de Rosita como si anoche no hubiesen discutido.
Miguel ahora se encuentra manejando por Camino de Cintura rumbo hacia la mansión.Suena el celular.
_ ¿Sí? diga.
_ Soy yo.
_ ¿Cómo le va? ¿Pasó algo?
_ ¿Por dónde anda?
_Agarre Camino Cintura
_Ok ¿Ya paso el mercado grande que está ahí?
_Todavía no.
_ Bueno, mejor. Agarre la cuadra del mercado y siga una cuadra más, le voy a dejar a su ayudante, lo dejo ahí y me voy hacer unas cosas. Te vas a encontrar con un pibe de gorra azul, remera blanca y pantalón ancho azul. No te preocupes, paso todos los exámenes y pruebas que pasaste vos, es un chico de confianza del señor que te hable ayer, trátalo bien y explícale lo que falta, ya sabe casi todo.
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La Venganza
ActionFue secuestrado y torturado por pensar distinto. Ahora con años de planear una venganza contra quien lo tuvo cautivo ,vuelve a para pagarle con la misma moneda: secuestró y tortura . Pero a causa de esto lleva una doble vida. Nadie sabe a que se de...