La Venganza

capítulo 14 remover el hormiguero

_Voy para allá.

_Escucha, no es una buena impresión la 1ra vez que lo ves, pero a medida que lo vas tratando, te vas a dar cuenta que sirve para el trabajo.

El semáforo parece tardar más de lo habitual. Un limpia para brisas duerme debajo todavía con el secador, el pomo con agua y detergente en sus manos. El bulto de monedas hace que su bolsillo caiga pesadamente al cordón. Las manos sucias le hacen acordar al ex militar.

El nuevo cómplice tiene una gorra de visera ancha, con un logo de algún equipo conocido de la NBA. Parece un pandillero blanco de películas. Es muy delgado, está parado contra unas chapas con propagandas en una obra en construcción.

Cuando ve acercarse el auto, tira el cigarrillo a medio fumar de un tingazo estrellándolo chispeante contra el suelo. Miguel frena, baja la ventanilla y lo mira, el joven se acerca y Miguel le abre la puerta.

_Claudio no me ha dicho tu nombre.

_Martin me llamo señor.

_Ok, Martín ¿Sabes cómo me llamo yo?

_ Miguel el 1ro

_ ¿Miguel el 1ro? ¿De dónde demonios sacaste eso?

_No sé, así lo nombran señor, cuando se refieren a usted.

_ ¿Qué, hay otro Miguel? ¿Es el escuadrón especial de migueles?_ Pregunta irónico.

_No. Que yo sepa, solo usted.

En el viaje Martín le comenta lo que sabe y Miguel le va explicando lo demás, mientras, disimuladamente lo interroga un poco, sacándole información de su familia, su pasado y sus hobbies.

El joven le cuenta el estado del segundo caso. Solo tuvo dos oportunidades de ver a Astiza, antes del traslado al caso de Agostini.

*** ***

En la tv. El presidente Méndez, se reúne con el jefe militar en la casa de gobierno. El secuestro de Astiza retomo la alarma, se cree que a la orden del día va haber más secuestros. Se sospecha que son ejecutados por vestigios de algún grupo guerrillero tipo montoneros o Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) aunque no se descarta que también pudiera ser una agrupación nueva.

Ni se imaginan que los secuestradores son ciudadanos ordinarios.

Ni bien empezaron los secuestros, se agito el avispero y una gran cantidad de militares con sus uniformes verdes se manifiestan frente a la casa rosada, pidiendo respuestas ante los hechos. Se incluye en la manifestación a familiares de los secuestrados, así como también cualquier simpatizante militar.
Los uniformes ocupan prácticamente toda la pantalla de la televisión. El presidente está nervioso, se teme otro golpe.

La gente acusa al presidente de indultar a los ex represores para luego con el tiempo entregarlos. En pocos días, todo se volvió un caos total.
La esposa de Orlando Agostini, la Sra. Elvira, da notas en distintos medios de comunicación, todos son culpables para ella. Pide justicia, implora justicia

_¿La misma que tuvieron los familiares de las víctimas del proceso de reorganización nacional? ¿O querrá una justicia mejor de la que hay hoy en día? Qué ironía pedir justicia para secuestradores, torturadores y asesinos que se encuentran secuestrados_ opinan algunos entrevistados.

Tamburri y lindberg no querían alborotar el hormiguero, pero era inevitable.

Las lágrimas de los familiares de ex represores, desembocan en el mismo río que las de los familiares de los desaparecidos en represión.

Hay mucha controversia, los periodistas salen a entrevistar a las personas en la calle, algunos dicen que los secuestradores son héroes y que habría que matar a los represores que faltan de un tiro en la cabeza, otros dicen que no nos tenemos que convertir en gente como ellos, para eso está la justicia. Una señora cuenta que su yerno junto a su hija están desaparecidos y grita:

_ ¡No hay que dejarle nada a la justicia ni que ocho cuartos! ¡Gracias a la justicia paso lo que pasó, porque esa gente de mierda tendría que estar encerrada y todo esto no hubiese pasado! ¡Esto es justicia! ¡Justicia por nosotros mismos, por los 30.000 desaparecidos! ¡Y que que sigan secuestrando a los que faltan!

Mucho antagonismo en las opiniones. La gente también está asustada, teme que se produzca una guerra nuevamente de guerrilleros defensores del pueblo contra militares y ex militares. Temen que al presidente se le pase la mano por la presión y empiece a presionar a la policía quedando presa gente inocente, como se hace siempre.

Mientras tanto no hay pistas ni huellas que lleven a los dos secuestrados.

*** ***

Martín y Miguel van al banco a sacar un poco de plata, luego irán a desayunar, de paso hacen algo de tiempo antes de ir a la mansión. Cada vez desconfía más en entrar de día.

Están en la cola para el cajero automático. Miguel juega con la tarjeta entre los dedos, el chico se hace un poco de viento inservible en el rostro con la suya.

Miguel lo ve.

_ ¡Te la dieron eh! Es la parte más linda ¿No?

Martín sonríe.

_No tanto. Me gustaría sacarla toda de una y tomármela de acá, pero no puedo ni vos tampoco.

_Si, lo sé. Te tenés que saber manejar así. Cuando todo termine y los familiares de estos hijos de puta dejen de llorar y los puedan abrazar, la tendrás.