capítulo 20 descontrol

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El chico no se hubiera imaginado que esto pasaría. Lo maldice de arriba abajo, lo amenaza con consecuencias severas cuando regrese Miguel.
Siente mucha vergüenza, sabe que lo ridiculizó, pero detiene su enojo por que escucha risas. El maldito se está riendo a través de la mordaza. El joven no puede contener la bronca y reacciona inexplicablemente bajándole la mordaza escuchando las carcajadas claramente. El joven se está empezando a poner nervioso.

_Vos... ¿Le vas a decir a tu jefe que lo desobedeciste? ¿Qué no acataste de punta a punta las órdenes? ¿¡Qué carajo le vas a decir pendejo!?

_Cállate hijo de puta, yo te puedo hacer lo que quiera ¿No te das cuenta?

_ ¿¡Sí!? Bueno. ¡Hacelo! ¡Hacelo! ¡Mátame ahora pendejo de mierda!

Agostini está como loco y grita muy fuerte.

*** ***

La pascualina esta deliciosa, pero con la charla, gran parte se enfrió en la fuente, el ventilador de techo ayudó mucho en eso.
Terminando la conversación y con la boca llena, Miguel intenta darle fin al tema.

_Bueno ¿Qué le vamos hacer? Intentalo, si no lo haces, nunca vamos a saber ¿No?

_Yo pienso que voy a poder, aparte, voy a estar entretenida y te voy a molestar menos con el asunto de tener un bebé.

_En parte es cierto que lo de ser padres, es porque no estás pendiente de otra cosa que no sea esta casa.

_Voy a hablar bien el asunto del trabajo con Mercedes, ella es la que me comentó, el cuñado esta con unos abogados, por ahí creo que pasa el tema. Pero lo del bebé igual me gustaría, no es tan así como vos pensás.

_Mm mm. Está bien, ese es otro tema, primero solucionemos lo del trabajo.

El celular gira vibrando arriba del mueble, luego se escucha la rington de llamada. Es raro, no es habitual un llamado a la hora de la cena. Miguel piensa en el joven Martín y disimuladamente se apura a manotear el celular.
La pantalla dice "el negro", apodo escondiendo el verdadero nombre de Tamburri. Atiende con una tranquilidad que ni él se la cree y de a poco va dando pasos hacia atrás alejándose de Rosita.

_ ¡Yo sabía, no puede ser!... ¡Como que me quede tranquilo!... ¿Y Martín?... ok ok está bien, pero esto va a salir mal, lo sé.

La voz del otro lado del tubo suena segura y serena tratando de calmar a Miguel.

_ ¿¡Que esto ya estaba previsto!?

_ ............

_Ok ok perdón, perdón, es que estoy alterado.

Miguel vuelve a la mesa, puso el celular en silencio por las dudas que lo vuelvan a llamar.
Los rasgos de su cara se mueven de aquí y para allá intentando mostrar un rostro que no haya escuchado malas noticias.
Casi lo logra.

_ ¡Qué cara amor! ¿Y esa mirada?

Siempre como el más rápido del oeste, Miguel desenfunda una respuesta mentirosa, dándole justo en la frente.

_Es el subdirector de la fábrica, me equivoqué en unos papeles, ya me parecía que había cometido un error, pero estaba cansado y pensaba revisarlo antes de salir. Este, no aparece nunca y justo cuando me equivoco viene. Me llamo antes que lo vea el director para corregirlo, encima firmé todo, los originales ya deben estar llegando a destino.

_Espero que no signifique que vas a perder el trabajo.

_No, vos no te preocupes, pero tendré q ir ahora a buscar unos papeles para revisarlos antes de ir a trabajar mañana, si los arreglo hasta mañana temprano, eso no pasara.

_Hay amor ¿Es para tanto? ¿No estás exagerando?

_Quizás un poco, quizás un poco.

Miguel no está en condiciones de servirse jugo en el vaso de vidrio, oculta sus manos temblorosas debajo de la mesa. Luego, solo bebe del vaso ya servido de Rosita.

*** ***

_ ¡Más vale que hagas las cosas bien pendejo! ¡¿Me escuchaste?! Más vale que decidas de qué lado vas a estar, por que cuando todo esto termine, cuando termine este jueguito de los mini secuestradores, yo los voy a rastrear, voy a poner a todos a mi servicio y los voy a encontrar y a fusilar. Me cargue gente perores que ustedes, guerrilleros, subversivos, gente dura de verdad, ustedes no son gran cosa comparada con ellos. ¡No son nada para mí!

Martín se está incomodando con los gritos de Orlando. Se escuchan movimientos y se ven luces afuera, intenta hacerlo callar, pero el ex represor ya puso primera y no puede parar. El chico grita, el otro también, todo se descontroló.

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