Fue secuestrado y torturado por pensar distinto.
Ahora con años de planear una venganza contra quien lo tuvo cautivo ,vuelve a para pagarle con la misma moneda: secuestró y tortura .
Pero a causa de esto lleva una doble vida. Nadie sabe a que se de...
_Traje el carro de jardinero, vamos a colocar todo ahí, aprovechemos esta hora de la mañana, es muy fácil entrar y salir del barrio. Mientras más disimulada sea la salida, más sospechosa será.
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Hagan lo que hagan tienen que tratar de ser lo más normal posible y sacarse de la cabeza el tratar de disimular. Ahora, en este momento, serán dos hombres que salen de cortar el pasto con sus herramientas correspondientes. Confían en la lona verde del portón tapando la vista del interior del terreno. Si se filtrara una información por algún vecino, estarían ya en otro sitio con vista de barrotes por delante. .
Miguel saca una botella de cloroformo de la mochila, junto a un pañuelo. _Tomá, mojá el trapo con esto ¡Bien mojado eh, no escatimes! Y presionalo sobre la nariz y boca del Agostini. Después andá a buscar una alfombra que deje afuera antes de entrar, yo te voy a estar mirando, voy hacer una llamada.
Mientras Martín acata las indicaciones, Miguel, con una mano apoyada en la ventana tapiada, hace la llamada con su celular.
_Estamos listos, si, el chico está conmigo... ¿Cómo lo vamos a hacer? Como te dije, nadie sospechara... No, no será necesario... ¿El otro auto? No, sería muy llamativo, es demasiado nuevo, aparte no sé si va a entrar todo, con la camioneta viejita y el carro nos arreglaremos, es lo mejor... Si, si, el paquete está bien... si.., los guantes, tenemos a parte los de jardinería... Después la dejamos por ahí, yo me ocupo de eso, no se preocupe.
Martín se coloca detrás, levanta el rostro de Orlando y le apoya el paño sobre la nariz presionándole fuerte. Se queda un buen rato así, hasta que Miguel le hace seña entendiendo que ya es suficiente. Martín lo suelta y Orlando cae nuevamente. El cloroformo ha hecho efecto. El joven se marcha del cuarto y vuelve arrastrando la alfombra, Miguel ya ha cortado la llamada y lo ayuda. La despliegan en su totalidad, desencadenan a Orlando y lo meten esposado dentro, enrollándolo como un gran panqueque.
Lo arrastran hacia la puerta de salida y alzándolo entre ambos, logran meterlo con mucho esfuerzo dentro del carro. Encima de este, meten las herramientas largas, como el rastrillo, la escobilla y la bordeadora, todo lo que sobresalga y se vea; luego introducen las demás chucherías.
Miguel vuelve al cuarto a sacar los grilletes, las cadenas de la pared y los pasadores nuevos de las puertas, al regresar arroja a los brazos de Martín una bolsa de residuo negra.
_ Ponéte lo que hay dentro.
El joven saca de adentro una remera, un pantalón y un par de zapatillas ajadas.
_ ¿De dónde sacaste esto?
_No importa, ahora somos changarines. Cortamos el pasto.
Miguel también ha traído para él. Es ropa que había usado cortando el pasto el fin de semana en su casa y aprovechó que Rosita todavía no la había lavado.
El carro posee dos ruedas reforzadas de bicicleta y mide 1x 1, 1/2 mts de ancho y 1mt de alto, de chapa con esqueleto de hierro. Agostini cabe doblado.
_ ¿Estás tranquilo Martín?
_Si, si, más vale que lo estoy, porque estoy con vos.
_Está bien, ahora escuchame, ya sé que soy rompe bolas, pero al salir, apenas abramos el portón, seremos dos jardineros ¿Ok? Dos jardineros que salimos de changuear en la mansión. Si por esas casualidades alguien nos cruza y pregunta algo, solo yo voy hablar ¿Entendiste? Sea quien sea, vecino o policía, lo que sea. _Ta, ta, ta, no hace falta tanta explicación chabón ¿A dónde lo llevamos? _ ¡Tanta explicación las pelotas, después haces cagadas boludo! Tuviste mucho por hoy desde tu primer día.
