- oye diego dirás que son ideas mías pero... hoy te vez feliz, bueno te vez diferente a como estabas ayer. - me dijo sonriendome.
- Sí estoy feliz, hoy llegué con el estómago lleno, ayer mi mamá me cantó cumpleaños, dormi con ella, me hacen feliz esas pequeñas cosas, me hacen sentir que si valgo para alguien en este mundo. - le respondí mientras pintaba.
- creo que tienes una vida difícil Diego, por lo que dices. - me dijo.
- Sí algo así, no todo es bonito... - trataba de recordar su nombre pero el hecho era que nunca me lo dijo.
- ¿como te llamas?, nunca me dijiste tu nombre.
- Me llamo Luis, Luis Baldes, disculpa que haya olvidado decirtelo, que mal educado.
- me dijo rascándose la parte de atrás de su cabeza.
- tranquilo, le pasa a cualquiera.Ese día creo que nos hicimos amigos, Luis era todo un personaje, sólo estaba serio cuando leía y era una de esas personas a las que les encanta hablar, en cambio yo entraba en ese grupo de los silenciosos que nunca tiene nada que aportar, me contaba historias de sus viajes a Europa, el chico venía de una familia adinerada, me gustaba escucharlo siempre me causaba risa alguna de sus locuras, pero habían días en que no reía, estaba tan serio y callado que el pobre hazta se preocupaba por mí.
Una tarde entró al taller y no me dijo nada, ya sabía que no estaba de humor para hablar, se detuvo junto a mi y miraba como pintaba, sentí su mano en mi hombro y me detuve, lo miré y vi como se sorprendió al verme.
- Diego... ¿pero qué te paso?. - me dijo preocupado.
- nada... unos maleantes me golpearon por no tener dinero. - le mentí, la noche anterior fue un caos es mi casa y yo salí perjudicado.
- diablos... ¿fuiste al médico?. - me preguntó.
- no... estoy bien Luís, no tienes porque preocuparte. - le dije mientras seguía pintando.
- tengo un ungüento en mi mochila, es para todo tipo de heridas, la buscaré para ponertela en los moretones. - me dijo mientras se quitaba su mochila y buscaba dentro de ella. - aquí está, ésto te desinflamará esos golpes.Le quitó la tapa al ungüento,puso un poco sobre sus dedos y los pasó sobre mis moretones, sentía como sus dedos mentolados se deslizaban por cada golpe de forma suave.
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Rayos De Oro.
AcakDiego es un chico que sufre día a día los maltratos de su padre por el amor incondicional que le tiene a su madre, al parecer su destino nunca cambiará si éste no toma la iniciativa para que su sufrimiento termine, ¿que será capaz de hacer para trat...