Rayos De Oro.

capítulo 31.

- Diego tu amigo vino a visitarte hijo. - me dijo mi madre asomando la cabeza por la puerta.
- hola Diego. - dijo Luís al entrar a mi habitación.
- los dejaré para que hablen, luego les traeré un trozo del pastel que estoy haciendo. - dijo mi madre sonriendo antes de salir.

Luís se sentó en la orilla de mi cama y me miró, vio mi herida y apreto con fuerza sus rodillas, la rabia se reflejaba en sus manos, estiré la mano y lo empujé suavemente en forma de juego, le sonreí cuando me miró, estaba contento porque había ido a visitarme.
- estaba preocupado porque no habías ido todos estos días al taller y menos a la cascada, vine a visitarte varias veces pero no estabas, no había nadie las veces que vine. - me dijo mirando hacia el suelo.
- estoy bien Luís no te preocupes, mírame ¿acaso no me ves bien?. - le dije sonriendo.
- tengo ganas de matar a ese maldito, siento tanta rabia, ¿como pudo hacerte eso?. - me dijo entre dientes tratando de controlar su rabia.
- Luís... - lo llamé.

Volteó a verme y lo halé hacia mi, lo besé, él respondió a mi beso, de pronto dejó de besarme y puso su frente en mi cuello.
- no quiero que nada te pase Diego, tengo miedo de perderte. - me dijo en tono bajo.
- nada me pasará Luís, lo prometo, buscaré la forma de sacar a mi madre de aquí, conseguiré un trabajo y buscaré a donde mudarme con ella y entonces todo acabará, seré feliz con mi madre lejos de ese maldito. - le dije sobandole la espalda.
- te prestaré el dinero que necesites. - me dijo reincorporandose en la orilla de la cama.
- no, no... yo lo conseguiré. - le dije rechanzando su oferta. - dejaré la escuela para ponerme a trabajar. - le dije.
- ¿estás loco?, no puedes dejar la escuela Diego, necesitas estudiar para ser alguien en la vida. - me dijo preocupado.
- ya soy un artista Luís, eso es lo que soy y el bienestar de mi madre importa más que una maldita escuela. - le dije muy serio.
- ya no nos veremos casi entonces. - me dijo en tono bajo.
- ¿eso es lo que te preocupa?, Luís no seas tonto, iré a visitarte y nos veremos en la cascada cuando salgas de clase, no me olvidaré de ti. - le dije sobandole la espalda. - no dejaré a la segunda persona que más amo. - le dije.